Las gotas caen una tras otra, el sonido de afuera apenas y se filtra a través de la puerta de madera, su piel se estremece cuando la temperatura del agua cambia, fuera de eso, él está inmutable, su mirada está perdida en algún punto de la pared e inconscientemente acaricia la cicatriz en su clavícula.
Naruto por fin espabila, sus dedos se alejan de la piel lastimada y su mirada viaja a la ventana que está en lo alto de la pared, es pequeña y cumple con la función de dar luz natural y ventilación. Se deslizó hasta que las baldosas frías que forran la pared le rozaron los pezones, un suspiro escapó de sus labios a la vez que palpaba la superficie resbalosa, intentaba calcular qué tan fácil sería escalar y alcanzar esa ventana. Luego se preguntó si su cuerpo entraría fácilmente, quería intentarlo.
-¿Qué carajo haces? -escuchó la irritante voz de Deidara llamarlo del otro lado de la puerta. -Llevas demasiado ahí dentro, es muy tarde para intentar suicidarse. -a continuación Deidara empujó la puerta, entrando al recinto cínicamente.
Naruto estaba de pie completamente desnudo, al pie de la regadera, lejos de su anhelada ventana. Su mirada azul era casi inexpresiva, el otro rubio tan solo sentía que esos ojos querían atravesarle el cuello hasta que se ahogara en su propia sangre.
-Estás actuando raro. -se burló, mientras se acercaba. La diferencia de altura fue notoria, las miradas azules chocaron entre sí, la sonrisa del más alto nunca se borró, como quién busca remarcar autoridad comenzó a rodearlo mirando de cerca su piel llena de heridas. -A pesar de todo, no eres tan feo como creí. -le dijo mientras acariciaba la espalda baja del más bajo.
Naruto estaba de pie, como un soldado, cuando sintió el toque del otro doncel sobre su piel tuvo ganas de huir de su contacto pero se obligó a permanecer.
-Me pregunto cuanto tiempo más podrás resistir. -le murmuró, Naruto se preguntaba lo mismo, sabía que estar quieto y estoico para ignorar los juegos de Deidara era una tarea que no podría hacer por siempre.
-¿Qué quieres? -le habló por fin, el nudo en su garganta le dificultaba hablar claramente, sentir a cualquier persona cerca de su espalda era algo difícil de soportar.
-Me preocupé por ti, lo juro. -la burla sazonaba sus palabras, el rubio menor casi lo sintió sonreír. -Y también quería que habláramos a solas, ya que Itachi se fue y que Menma está dormido. –
Naruto refunfuñó y se giró de golpe, ahora podía ver la cara burlona del otro, lo miró profundamente y usó las palmas de sus manos para empujarlo lejos, Deidara tan solo retrocedió un par de pasos mientras soltaba una risa divertida, como si todo lo que ocurriera a su alrededor fuera entretenimiento puro.
-No creo que sea tan urgente como para venir a molestarme. -Naruto se alejó para cerrar la llave del agua de regadera. Sus movimientos bruscos eran prueba de su molestia, arrancó la toalla de su sitió para enredarse con ella y salir del baño.
-No seas tan tímido. -Deidara lo siguió de cerca y una idea cruzó su mente. Detuvo de inmediato al otro doncel, Naruto se sintió tenso y volteó de nuevo, esperando una respuesta rápida del porqué de sus acciones. -Aún no lo superas, ¿cierto? –no hubo tiempo para nada más, el doncel más alto coló sus manos hasta que pudo sentir la piel del otro.
Naruto abrió los ojos tanto como pudo, tratando de analizar la situación. No supo cómo o porqué, pero su puño se movió solo y buscó estrellarse en la cara del que lo tocaba.
Deidara esquivó el golpe, su mirada buscó la del conmocionado Naruto. Alejó sus manos, y comenzó un tortuoso avance lento hacia la cama del más bajo, buscando algo en donde poder acorralarlo. -No haré nada que no quieras. -expresó, buscando adormecer el instinto del de marcas en las mejillas.
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Me enamoré de mi secuestrador.
Fiksi PenggemarLuego de ser secuestrado y torturado las cosas se tornan más oscuras para él. Donde anhela su libertad pero al mismo tiempo desea ser devorado por Sasuke. -Sasunaru