Ordinary World. [Billie Joe Armstrong] #FueledByPremios2018

Capítulo 33

Billie.

¿Hay algo más estúpido que ver a dos rubios juntos? ¿Uno de ellos creyéndose genial con su "nuevo" color y el otro buscando cloro por alguna parte?
No. Déjame decirlo yo mismo:

PATÉTICOS.

—Michael —hablo, lento—, ¿te has dado cuenta de que sigues viéndote malditamente igual?

Quita la sonrisa de su rostro.

—¿Disculpa? ¿Acaso no ves que mi pelo grita "Amarillo sol"? El tuyo, en cambio, es Naranja claro.

¿Amarillo sol? ¿En serio?

—Mike, ¡nos vemos jodidamente igual! ¿No podías pedir otro color? ¡Oh, espera! Cierto que fuiste a una barbería, señor "amarillo sol"?

—¡Oye! Fíjate que me salió cinco dólares, valió la pena.

¡Agh! Querido Dios, ¿acaso no podías darme amigos más inteligentes?

—Como sea, ¿vamos a clases? —dice, y comienza a alejarse.

—Llegaste tarde, ¿y quieres ir a clases? Suerte para tí.

—Como quieras, al menos a mí no me han echado de clases.

—Pero fíjate que no soy un idiota que eligió una barbería para tintarse el cabello.

—Oye, no está tan mal.

—Sí, como sea —digo—. Total, no importa si los demás se burlan.

Mike se voltea. —¿Desde cuándo te importa lo que los demás piensen?

Cierto. ¿A quién diablos le importa? ¡Pero mira! Dos idiotas tintados del mismo jodido color. ¿A quién no le molestaría?

—Deja, vamos a clases.

—Recuerda que me echaron.

—Claro, luego busca una excusa para tus padres. Adiós.

—Como sea.

—Okay, nos vemos después, Billie.

Asiento en modo de despedida. Ahora me dirijo hacia el patio de atrás, por el costado del instituto —donde los profesores no pueden ver—, y llego a las gradas.

Me siento en lo alto, y dejo mi mochila a un costado. Me acomodo bien y cierro los ojos.

Necesito un poco de música. Saco de mi mochila mi celular y mis audífonos, y reproduzco aleatorio.

—I will never bother you
I will never promise to
I will never follow you
I will never bother you...

—Billy.

Abro los ojos y veo a Hanna observándome. Pero continúo con los audífonos puestos. Y vuelvo a cerrar los ojos. Ahora, aumento el volúmen.

—I will move away from here
You won't be afraid of fear
No thought was put into this

—¡Billy!

Canto más fuerte. Al diablo las obligaciones.

—¡I always knew it would come to this
Things have never been so swell
And I have never failed to fail!

—¡Billy Joe!

—¡Paaaaaaain! ¡Paaaaaaain! ¡Paaaaaaain!

Antes de poder cantar la siguiente parte siento un dolor fuerte en la pierna.

—¡Ay! ¿Acaso acabas de patearme?

—Fue tu culpa, no dejabas de cantar. Por cierto... cantas bien.

Se recuesta a mi lado y me siento a observarla.

—¿Qué haces fuera de clases? —pregunto.

Hace una mueca.

—No me sentí bien y le pedí al profesor salir de clases para ir a enfermería, pero quise venir aquí. ¿Y tú? Veo que estás rubio.

Río. —Sí, necesitaba un cambio.

—Qué bien...

—¿Y por qué estabas mal?

—Tu novia. A veces me pregunto por qué somos amigas, y no llego a nada.

—¿Mi chica te trae problemas? Vaya, tendré que darle algunos latigazos. —Río.

—Eres un asqueroso —se queja. Comienzo a reírme, pero entonces me golpea.

—Deja de golpearme.

—Eres un idiota, ¿lo sabías?

—Pero igual te agrado —repongo.

—Como sea.

Me olvidaba. Pensaba invitarla al bar mañana.

—Oye, Sullivan.

—Deja de llamarme así, Bill.

Como sea. Al menos no me ha dicho Joel.

—Lo siento —me disculpo—. Quería saber si mañana irías a Bruce conmigo.

Voltea a verme. —¿A Bruce?

Asiento.

—Sé que somos menores de edad, pero ya sabes, la cruz en la mano y cero alcohol.

—Vale. ¿Es mañana? —pregunta.

Asiento de nuevo. —Te pasaré a buscar a tu casa.

Vale. Vale. Vale. Podría estar invitando a mi novia ahora mismo, pero Bruce no es un sitio para damas como ella. Tampoco quiero decir que Hanna no sea una dama... Vale, mejor me callo.

—Estate lista a eso de las ocho.

—Bien. —Sonríe.