TRES | El niño de las paletas de cereza.
—Entonces supongo que le debo las gracias a Derek y su escultural cuerpo musculoso por hacer que te fijaras en mí —comentó Meredith, columpiándose con suavidad.—¿Escultural cuerpo musculoso? —repitió Stiles, volteando a verla con el ceño fruncido.
—Tienes que admitir que Derek tiene un cuerpo escultural —dijo ella sonriente, encogiendo los hombros ligeramente—. Incluso Lydia está de acuerdo en que sus bíceps son lamibles.
Stiles arqueó una ceja.
—Lamibles no es una palabra —enunció para inmediatamente después agregar—: ¿Estás tratando de ponerme celoso?
—Depende, ¿está funcionando? —soltó con una sonrisita.
—No —mintió Stiles—. Pero ahora me arrepiento de haberte contado acerca de mi sueño en la playa.
—¿Hablas de ese sueño en el que yo lambo tu pecho? —preguntó ella con fingida inocencia. Stiles gruñó por lo bajo, cubriéndose la cara con las manos, sacándole una risita—. Jamás te dejaré olvidar ese sueño. Es más, haré que cada cumplemes me lo cuentes.
—¿Cumplemes?
—Sí, tú sabes. Cada que cumplamos un mes más de novios.
—¿No sería cada aniversario?
—Los aniversarios son cada año. La misma palabra lo dice —indicó.
—Bien, en ese caso, en cada cumplemes yo te haré contarme la historia de cómo te enamoraste de mí —replicó Stiles.
—Me parece justo —razonó ella, deteniendo su columpio al tocar la tierra debajo de ella con las puntas de sus pies—. Así que, ¿quién era ese otro chico al que Scott le hizo prometer que no iba a acercarse a mí? Quiero decir, no recuerdo que ustedes se juntaran con alguien más.
—Se llamaba Theo Raeken —contestó—. Era rubio, de ojos verdes... Tenía una voz aguda y un tanto molesta —recordó, haciendo un leve mohín—. Y era casi tan bueno como yo en el beisbol, de hecho, jugamos juntos en las ligas menores. Antes de que él y sus padres se fueran de la ciudad tras la muerte de su hermana.
Meredith achicó los ojos, tratando de encontrar tal información en su cerebro y recordar al niño del que Stiles estaba hablándole. Pero por más que buscó en su memoria, no encontró nada al respecto.
—Hmm, no. No recuerdo a ningún Theo —declaró al cabo de un minuto en silencio.
—¿De verdad? ¿No lo recuerdas? —Meredith sacudió la cabeza, haciendo un ruido nasal negativo—. Bueno, me parece extraño que no lo recuerdes porque él siempre andaba regalándote paletas. Y también fue a tu desastrosa fiesta de cumpleaños. Creo que hasta te llevó un pez dorado como regalo. ¿O fue un oso de peluche? —añadió en voz queda, más para sí mismo que para su novia.
—¡Oh! ¡Sí! Ahora lo recuerdo —exclamó de pronto, abriendo los ojos como platos—. Era el niño de las paletas de cereza.
—¿El qué? —inquirió Stiles, con una mueca divertida en su rostro, al borde de echarse a reír.
—El niño de las paletas de cereza —repitió Mer—. Así le decía yo, porque cuando lo conocí, no entendí su nombre y me dio pena pedirle que lo repitiera. Luego, cuando por fin supe cuál era su verdadero nombre, ya estaba demasiado acostumbrada a pensar en su cara y relacionarlo con las paletas de cereza —explicó y entonces Stiles se carcajeó con ganas, fuerte y muy ruidosamente—. No te burles, yo solo era una niña tímida e inocente.
—No me burlo de ti, me burlo del apodo que le diste a Theo —manifestó entre pausas, sus hombros sacudiéndose con fuerza ante su ataque de risa.
—¡Stiles! ¡Eso es burlarse de mí!
—No, no lo es. Te lo juro —balbuceó, secándose las lágrimas que se le habían escapado en medio de su carcajada, tratando de calmarse—. Te juro que jamás me burlaría de ti. Es solo que tienes que admitir que es demasiado gracioso.
—No es gracioso, es tierno. Yo era una niña tierna —replicó.
—Ah, en eso tienes razón —concedió Stiles, su risotada ya habiéndose acabado—. Y sigues siendo bastante tierna. Sobre todo cuando te enojas.
De forma inevitable, Meredith sintió las comisuras de sus labios curvarse en una sonrisa bobalicona.
—Eres un bobo —masculló.
—Pero soy tu bobo —indicó él, guiñándole un ojo al tiempo en que se acercaba a ella, aun sentado en el columpio, para plantar un suave beso sobre sus rosados labios—. Entonces, ¿solo recuerdas a Theo por las paletas que te daba?
—Por muy extraño que parezca... sí. Nunca imaginé que yo le gustara —manifestó, arrugando la nariz.
—Bueno, tú misma lo dijiste, eras una niña inocente. Por más obvio que Theo fuera al respecto, jamás te habrías dado cuenta.
—¿Y era muy obvio? —curioseó.
—Demasiado.
—¿Y tú lo eras?
—No... Creo. Tal vez un poco —admitió—. Pero no tanto como Theo.
—¿Y en verdad se odiaban? —pidió saber, disfrutando al máximo de las revelaciones de su novio.
—Oh, sí. Nos odiábamos a morir. Teníamos esta súper rivalidad porque él siempre estaba alardeando acerca de ser el mejor candidato para ti y eso me daba mucha rabia, incluso hasta quería golpearlo en la cara para que cerrara la boca. Hasta que Scott nos hizo prometer que no nos acercaríamos a ti.
—Okay, pero si el tarado de Scott no los hubiera obligado a hacer esa estúpida promesa, ¿tú te habrías acercado a mí en plan romántico?
Stiles le sonrió.
—Definitivamente. Quiero decir, eras la niña más bonita, tierna y adorable que jamás conocí. Además, siempre has sido una fiel fanática de los Mets y sabes jugar muy bien beisbol, lo cual te dio puntos extras por genialidad —le dejó saber, siendo completa y totalmente sincero.
—Pero ¿qué hay de Lydia? Estuviste mucho tiempo enamorado de ella, desde el tercer grado —recordó, su voz saliendo en un bajo murmuro, maldiciendo un poco a su hermano por haber obligado a Stiles a prometer que no se le acercaría a ella, pensando en que si no lo hubiese hecho entonces tal vez ellos serían novios desde mucho antes.
—Más bien, pasé tanto tiempo deseando que una chica linda se fijara en mí que acabé obsesionándome con la idea de lograr que Lydia me pusiera en su radar, porque así entonces también lo harían otras chicas.
—Obviamente, tú y yo tenemos en común el no darnos cuenta de cuando alguien se siente atraído hacia nosotros —Meredith masculló, riendo un poco.
—Sí, tienes razón —concordó él, riendo junto con ella, para luego ponerse de pie—. Ven, vamos por un helado a Baskin Robins, antes de que Scotty nos llame para que vayamos por él a la clínica —dijo, extendiendo la mano hacia ella.
Con una resplandeciente sonrisa, Mer la tomó sin hesitar, sus dedos entrelazándose al instante en que empezaron a caminar rumbo al Jeep.
—¿Crees que esta vez si podamos adivinar el peso de nuestros helados? —cuestionó con voz dulce.
—Ojalá. Aunque sea solo por una ocasión nos merecemos ese helado gratis —respondió Stiles, sacando las llaves de su vehículo.
Hace mucho que les debía un capítulo Steredith, así que aquí tienen este recién salidito del horno. Ojalá les guste tanto como a mí
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Steredith | Saga AW&W: Extras
RomanceEn donde les doy un vistazo más profundo a la relación de Stiles y Mer, además de llenar algunos huecos en la trama de la saga. [I M P O R T A N T E]: • Dividido en secciones para evitar spoilers. Prohibida la copia parcial o total de esta obra. Dil...