Diecinueve

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DIECINUEVE | Hasta pronto, Kira.

DIECINUEVE | Hasta pronto, Kira

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mini maratón 3/6


Meredith arrojó su celular al asiento del copiloto del auto de su madre, el cual solo usaba de viernes a domingo en un horario de 7:30 p.m. a 3:00 a.m.

Con una dulce melodía el pequeño aparato se encendió por quincuagésima ocasión aquella noche, la cara de su novio apareciendo en la pantalla junto con su nombre y su número de teléfono. Meredith lo miró por el rabillo del ojo y bufó. No quería hablar ahora mismo con él, no quería discutir de nuevo. Estaba exhausta y lo único que quería era llegar a su casa para aventarse a su cama y finalmente caer en los brazos de Morfeo.

Faltaban veinte minutos para las cuatro de la mañana y ella acababa de salir de Sinema, un club nocturno con la fama de permitir la entrada a todo aquel que tuviera dinero suficiente, en donde había recuperado su empleo como mesera un mes atrás. Y Stiles lo acababa de descubrir hacía ocho horas, justo antes de que su turno comenzara.

Stiles era el novio perfecto, el chico con el que ella podía imaginar un futuro, era con quien siempre quiso estar y lo amaba con locura. Pero Meredith odiaba que él fuera un novio sobreprotector, es decir, entendería esa actitud suya si ella siguiera estando indefensa, sin control alguno sobre sus poderes o si fuera una simple humana, pero ninguno de esos era el caso.

Ella había recuperado su corazón y por consecuente sus poderes, por lo que supuestamente ahora era muchísimo más poderosa de lo que alguna vez imaginó podría ser, dos cosas que ella consideraba eran razones suficientes para que Stiles ya no se preocupara tanto por su seguridad ni su bienestar.

Sin embargo, Stiles sí se preocupaba. Y mucho. Además, no estaba para nada de acuerdo con que hubiese vuelto a trabajar en Sinema, especialmente porque ahora su tacaño jefe había implementado un "uniforme" para sus empleados: los chicos debían tener un cuerpo musculoso y atractivo a la vista para poder vestir tan solo un pantalón de mezclilla, mientras que las chicas debían usar un diminuto short de mezclilla negra y un croptop del mismo color.

Y aunque a ella le fascinaba poner a Stiles celoso de vez en cuando, en esta ocasión sentía que él estaba exagerando, que estaba siendo un novio demasiado celoso y sobreprotector. Y no tenía ganas de lidiar con ese lado suyo a tan altas horas de la madrugada, así que continuó ignorando sus llamadas. En algún momento iba a cansarse de ser atendido por su buzón de voz, ¿cierto?

Repentinamente, Meredith se vio forzada a salir de la profundidad de sus propios pensamientos, soltó un gritito histérico y pisó el pedal del freno hasta el fondo.

Las llantas del coche rechinaron contra el asfalto y un desagradable olor a hule quemado inundó el ambiente pero Meredith no lo notó porque había sostenido la respiración, manteniendo a su vez un firme agarre alrededor del volante con ambas manos y su vista fija en la chica parada en mitad de la carretera, a tan solo centímetros de haber sido golpeada por la defensa de su coche. Estuvo a punto de atropellarla, tan cerca que casi se pudo verse a sí misma siendo condenada a pasar tiempo en prisión por tal crimen.

Steredith | Saga AW&W: ExtrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora