Cuarentaicuatro

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CUARENTAICUATRO | Demasiado cerca.

Stiles estaba en medio de una reunión cuando una extraña sensación lo invadió de pies a cabeza

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Stiles estaba en medio de una reunión cuando una extraña sensación lo invadió de pies a cabeza. Era como si le faltara el aire, aunque podía respirar muy bien; sentía mucho calor, como si estuviera metido en un sauna y a pesar de que el aire acondicionado estaba encendido; el pensamiento de que algo horrible estaba por ocurrir se instaló en su mente y le estrujó el corazón.

Pensó en Mer, su esposa, y su fuero interno hizo la nota de llamarla en cuanto la reunión acabara y apenas cinco segundos después, su teléfono celular comenzó a vibrar con insistencia en el bolsillo de su pantalón. Con disimulo sacó el aparato y al no reconocer el número que le aparecía en la pantalla, dejó que siguiera sonando hasta que fuera enviado al buzón de voz. No obstante, quien fuera que estuviera al otro lado de la línea debía tener algo muy importante que decir pues parecía que no iba a dejar de llamar hasta que le atendiera, de tal modo que sin hacer mucho ruido salió de su asiento y caminó a la puerta.

—¿Bueno? —soltó en cuanto tuvo el teléfono junto a la oreja, parándose en la mitad del solitario pasillo fuera de la sala de reuniones.

Buenas tardes, ¿hablo con el señor... Stilinski? —formuló la persona al otro lado de la línea. Era una mujer.

—Sí, soy yo. ¿Quién habla? —indagó, su frente llenándose de arrugas al fruncir el ceño.

Soy la enfermera Calvert, trabajo en el Centro Médico Saint David y lo llamo para informarle que lamentablemente su esposa, Meredith Grace Stilinski, tuvo un accidente e ingresó hace unos minutos al área de urgencias.

Al oír esas palabras, Stiles sintió que el peso del mundo entero le caía encima, que todo le daba vueltas y el tiempo se detenía. Sintió un miedo horrible recorrerlo de pies a cabeza, pero no podía permitirse derrumbarse, no podía permitirse pensar lo peor. Tragó en seco y se pellizcó el puente de la nariz a la par en que cerraba los ojos con fuerza para reprimir las lágrimas acumulándose con rapidez.

—¿Qué accidente? ¿Ella está bien? —balbuceó con la voz ronca, dando lo mejor de sí para controlar la ansiedad y los nervios que luchaban por apoderarse de él.

Justo ahora no tengo información acerca de su condición, pero tal vez el doctor atendiéndola pueda proporcionársela en cuanto usted esté aquí —replicó la mujer.

—De acuerdo. Okay. Uhm, ¿me repite en qué hospital...?

Centro Médico Saint David —le dijo ella.

—Okay. Gracias —murmuró Stiles y luego colgó.

Trotó por el pasillo hasta llegar a la estancia donde su escritorio se hallaba, escribió rápido una nota para su compañero Jeremy Becker y tras tomar sus llaves corrió a la salida, su corazón latiendo a mil por hora.

















Steredith | Saga AW&W: ExtrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora