ESPECIAL NAVIDEÑO

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ESPECIAL | Navidad con los McCall.

Noah y Mieczyslaw Stilinski, padre e hijo, bajaron del auto particular del sheriff y se encaminaron hacia el porche de la casa McCall

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Noah y Mieczyslaw Stilinski, padre e hijo, bajaron del auto particular del sheriff y se encaminaron hacia el porche de la casa McCall. El sheriff, sosteniendo con una mano el pastel de zanahoria que había comprado un par de horas atrás, se encargó de tocar el timbre mientras que su único hijo se acomodaba el cuello de la camisa de vestir oculta bajo su elegante saco grisáceo de invierno para luego pasarse la mano por el cabello.

Eran apenas las seis con treinta de la tarde pero ya había caído el sol y el frío viento soplaba con fuerza, haciéndolos a ambos sentir que sus rostros se congelaban. Por fortuna la puerta no tardó en abrirse, aunque para disgusto de Stiles, Rafael McCall era quien se encontraba detrás de ésta.

—Buenas tardes —saludó Noah Stilinski, siendo lo más amable posible con el hombre que no se molestaba en ocultar el odio que sentía hacia su hijo, a quien le dio un disimulado golpe con el codo para que saludase también.

—Hola —dijo con simpleza Stiles.

—Buenas tardes —respondió Rafael con un tono algo seco, retrocediendo unos cuantos pasos y abriendo la puerta un poco más—. Po favor, pasen —les indicó, haciendo un ademán con su mano libre.

—Gracias —enunció con una sonrisa Noah, dejando que su hijo entrase primero a la casa de los McCall—. Trajimos un pastel de zanahoria, esperamos que les guste.

Stiles sostenía una bolsa de regalo medianamente grande con su mano izquierda, el peso de su contenido siendo casi imperceptible para él inclusive cuando ya estaba ansioso por entregárselo a su novia y ver la expresión en su rostro cuando viera de qué se trataba. Se dirigió a la sale en busca de la castaña, encontrando solo a su bola de pelos recostada en uno de los sillones. Con una leve sonrisa en sus labios, se acercó para darle cariñitos, aunque se le hizo raro que estuviera ahí acostado y no con su dueña pues desde que ella regresó a casa no se le había despegado ni por un segundo.

—Si quieres, dame eso para ponerlo debajo del árbol —habló Rafael al cerrar la puerta y seguir a los recién llegados hasta la sala, sosteniendo ya el pastel.

Stiles se giró hacia él.

—No, gracias. Así está bien.

—De acuerdo —cedió el agente al instante—. ¿Les ofrezco algo de tomar? Tenemos café, refresco, jugo de manzana, sidra y rompope —enlistó en un tono un poco más amable.

—Un café está bien para mí —manifestó Noah, quitándose el abrigo—. Hijo, ¿tú quieres algo?

—No, gracias.

—Bien. Si quieren, tomen asiento. Vuelvo enseguida. —Rafael se retiró hacia la cocina, dejando el pastel sobre la barra de granito antes de caminar hacia la alacena para tomar una taza—. Los Stilinski ya llegaron —avisó a su hijo mayor, quien se encontraba ahí también.

Steredith | Saga AW&W: ExtrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora