Cuarentaiuno

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CUARENTAIUNO | Miel sin luna.

A partir del momento que el resto de la manada se marchó a la universidad, Isaac y Malia se habían vuelto muy cercanos, más aún desde que Liam empezó a salir con una chica de su salón –en lo que ellos sabían era su gran intento por superar a Mered...

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A partir del momento que el resto de la manada se marchó a la universidad, Isaac y Malia se habían vuelto muy cercanos, más aún desde que Liam empezó a salir con una chica de su salón –en lo que ellos sabían era su gran intento por superar a Meredith y su muy reciente estatus como la nueva señora Stilinski, de modo que solo lo veían durante las lunas llenas, cuando debían encadenarlo en el sótano de la preparatoria y hacerle compañía hasta que todo pasara.

Sin Liam revoloteando alrededor suyo, el hombre lobo y la mujer coyote podían juntarse para desayunar alguno que otro fin de semana, verse en sus horas de comida para compartir una pizza grande o ir al cine de vez en cuando; asimismo trataban de salir a correr juntos por las mañanas.

—Entonces, ¿tú y Spencer? —El rubio enarcó una ceja a la par en que le daba una mordida a su sándwich de pollo.

Malia se encogió de hombros, masticando el trozo de burrito en su boca.

—Solo hablamos. No es que estemos saliendo ni nada.

—Todavía —la molestó Isaac en tono risueño.

Ella bufó.

—Ni siquiera estoy segura de que le gusto.

—Oye, esa chica no te quitaba los ojos de encima en la boda de Mer y Stiles —le aseguró—. Y, sin contarlos a ellos dos, fuiste la única con la que bailó.

—Pero es cuatro años mayor, ¿de verdad crees que quiera algo conmigo?

—Te pidió tu número de teléfono, ¿no? —Malia asintió—. Y se mensajean todos los días. ¿no?

—Casi todos los días —corrigió—. Y solo hemos podido hablar por teléfono unas... cuatro veces, en los tres meses que tenemos así.

Isaac dejó caer su sándwich sobre su plato con dramatismo.

—¡Exacto!

—¿Exacto qué? ¿Cuál es tu punto?

—Mi punto es, querida amiga —inició, apoyando las manos en la mesa e inclinándose un poco hacia adelante—, que si no le gustaras a Spencer no tendrían tres meses hablándose. Le interesas, le gustas. Y mucho —concluyó echándose para atrás en su silla.

—¿Entonces por qué no me lo dice? —chilló por lo bajo Malia en medio de una mueca.

—Tal vez ella esté igual que tú y piensa que no te gusta.

—Pero sí me gusta. Mucho.

—Pues díselo —replicó el rubio una fracción de segundo antes de darle una mordida a su sándwich—. No pierdes nada si no arriesgas nada. Y si no arriesgas nada, ¿cómo sabes de lo que te estás perdiendo?

Malia lo miró con el ceño fruncido.

—Tienes razón. Se lo voy a decir... Mañana. O el fin de semana.

Steredith | Saga AW&W: ExtrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora