Treintaicuatro

1.3K 111 27
                                    

TREINTAICUATRO | Planes y trajes.

Mer cerró con la cadera la puerta de su auto, pues tenía las manos ocupadas, y al ver de soslayo a una mujer y su pequeña hija saliendo del local al que ella quería entrar apresuró su andar con pasos tan largos como sus piernas se lo permitían, so...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




Mer cerró con la cadera la puerta de su auto, pues tenía las manos ocupadas, y al ver de soslayo a una mujer y su pequeña hija saliendo del local al que ella quería entrar apresuró su andar con pasos tan largos como sus piernas se lo permitían, sonriéndole agradecida a la mujer cuando le sostuvo la puerta.

Adentro, movió un poco la nariz (más o menos al estilo de Hechizada) a causa de lo concentrado que era el aroma de las quizás cientos de flores encerradas en un mismo lugar. Su semblante se recompuso al instante en que vio a Stiles detrás de la caja registradora, hacia donde no tardó en dirigirse con aparente calma.

Un muchacho que debía estar en sus tempranos veintes llegó primero a la caja, por lo cual Meredith debió esperar unos eternos cuatro minutos con nueve segundos antes de poder plantarse junto al mostrador de cristal que servía de vitrina para algunos ejemplos de tarjetas, listones y demás adornos para los arreglos florales.

—Buenas tardes, ¿en qué...? ¿Mer? —La incredulidad de Stiles duró apenas dos segundos, siendo prontamente reemplazada por una sonrisa complacida—. ¿Qué haces aquí?

—Tu hora de comida es en menos de diez minutos —empezó ella, moviendo un rebelde mechón de cabello al lugar detrás de su oreja—. Y pensé que podíamos comer juntos. Compré comida china —concluyó, dejando sobre el mostrador la bolsa de papel que contenía los alimentos.

La sonrisa de Stiles creció de forma considerable, pero no alcanzó a decir nada porque justo en ese momento su jefa salió de la bodega que también servía como área de descanso y comedor.

En todo el tiempo que Stiles tenía hablándole de la amable señora Elisa, esta era la primera vez que Mer la conocía en persona, pues solo la había visto en la foto donde posa frente a su florería que aparece en su sitio web.

—Oh, tú debes ser la famosa Meredith —fue lo primero que salió de boca de la mujer, logrando que la castaña enarcara levemente las cejas.

—¿Sí? —soltó ella, el monosílabo sonando más a una pregunta que una afirmación. A su vez, su achocolatada mirada viajó fugaz a su prometido.

Stiles se colocó tras la oreja el lápiz que hasta hacía unos momentos yacía junto a la caja registradora. Por su parte, la señora Elisa no tardó nada en pararse a un lado de él para atrapar una de las manos de la joven al otro lado del mostrador.

—Es un placer conocerte al fin. He oído tanto sobre ti.

—Igualmente, señora Rivers.

—Por favor, llámame Elisa —le pidió afable para luego añadir—: No miento cuando digo que eres todo de lo que este jovencito puede hablar.

—Cosas buenas solamente, espero —bromeó ella.

—Maravillosas, en realidad. Y entiendo el por qué, eres inclusive más bonita de lo que imaginé. —Meredith le dedicó una sonrisa tímida a su prometido, quien le guiñó un ojo en respuesta—. No hagas esperar a tan linda chica y vayan a comer, Stiles.

Steredith | Saga AW&W: ExtrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora