•Capítulo 1

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Pov's Damon.


Mi vida está llena de adrenalina, de muerte, de armas, de mafia, de sangre y evidentemente de peligro. Estoy acostumbrado desde los ocho años a ver correr sangre, a manejar un arma y a matar a sangre fría. No estoy orgulloso de ello, pero tampoco me arrepiento de haber matado a unos cuantos.

Desde que tengo memoria mi padre fue y es mafioso, uno muy temido. Es el que me ha enseñado todo lo que sé. Nunca supe lo que es jugar o tener actividades normales que tienen los niños y adolescentes. En mis 28 años de vida no sé lo que es tener una vida normal o lo que el mundo llama normal. Se preguntarán quizá qué hay de mi madre, pues desgraciadamente ella y mi hermana murieron en un accidente automovilístico cuando yo tenía ocho años y desde ese día mi vida cambió. No tuve tiempo de llevar el dolor por la pérdida, pues mi padre me enseñó que llorar es mostrar debilidad, es algo que solo los débiles hacen y le creí. Desde entonces no he soltado una lágrima nunca, no he podido aunque quisiera. El vacío que las dos dejaron está, siempre está y es lo que más me atormenta.

Lanzo el último golpe y mi contrincante cae al suelo. El árbitro hace el conteo hasta diez y al no levantarse del suelo, gano la pelea. Toda la multitud grita por mí, hombres y mujeres. Sin importarme bajo del ring como siempre lo hago y me dirijo hacia el camerino con mi entrenador siguiendome.

— Lo has hecho perfecto.- Dice palmeando mi hombro.

No hago más que seguir mi camino y entro al camerino. Quito mis guantes y los lanzo a alguna parte. No me he desquitado lo suficiente, mi cuerpo aún siente la adrenalina y las ganas de partir huesos no se van aún. Esta es mi forma de quitarme toda la frustración y rabia que llevo adentro. Nunca suelo desquitarme con la gente que trabajo o con los a veces debo darles una visita para amenazarlos, así que escogí esta forma, sin embargo, hoy no termino por encontrarme bien.

Golpeo el saco de arena qué hay colgado soltando un gruñido.

— El ruso quiere la revancha.- Habló Ian, apareciendo de repente.

— Pareces un maldito gato.— me siento mirando los nudillos de mi mano izquierda lastimados.

— Es mi fuerte.— se encoge de hombros.— Así ataco al enemigo tomándolo desapercibido.— soltó una sonrisa socarrona.

— Buen punto.— me acerco a la pequeña nevera— Cuando quiera se la doy.- Digo destapando una botella de agua y me observa confuso.— La revancha.— le recuerdo.

Bebo toda el agua y  después reviso el mensaje que tengo en mi teléfono.

Mensaje.

RUTHLESS [Editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora