•Capítulo 25

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En multimedia la casa de Dasha.

En multimedia la casa de Dasha

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Pov's Alaia.




Damon debe estar en camino y yo estoy de los nervios, lo estoy desde que France me dijo que venía.

— Mi niña, un joven la está buscando.- apareció Atenea.

— ¿Quién? ¿Cómo es?- Pregunté alzando rápidamente la mirada.

— Está lleno de tatuajes.- Responde.— ¿Qué le digo?

— Dile que pase.- pasé un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

— ¿Estás segura, mi niña?- Pregunta.

— Si, nana.- Respondí dándole una sonrisa tranquilizadora.

Sale de mi habitación y empiezo a mover mis manos juntas, los nervios me carcome. Pronto escucho unos pasos en el pasillo y sé que es él, así que me hago la que estoy viendo algo en el portátil.

— Hola, Alaia.- saluda Damon entrando.

— Damon.- Dije como saludo.— ¿Qué haces aquí?

— Quería verte.- se apoya en el marco de la puerta introduciendo ambas manos en los bolsillos del jean, mirándome fijamente. Me quedé en silencio mirando la pantalla de mi ordenador.— No sé como agradecerte el que hallas contactado a mi madre. De verdad gracias, jamás pensé...— continuó hablando ante mi silencio.

— No es nada, Damon, sólo quiero quedar a mano contigo y ver si de una vez por todas puedo salir del mundo oscuro en el que me he metido gracias a ti.- le interrumpí dejando el portátil a un lado en la cama.

— Pero también ha sido por ti misma, Alaia.- protestó.

— Por estúpida.- Dije molesta conmigo misma y resoplé.— Creo que...- ahora me interrumpió él.

— No quiero discutir contigo.- Dice y se sienta a mi lado.

— Yo tampoco.- miré mis manos.

— No suelo agradecer, no suelo ser suave y cariñoso, espero que entiendas eso. De verdad estoy muy agradecido y haré lo que quieras para agradecerte.- Habló mirándome.

Continúe mirando mis manos y alcé la mirada volteando mi cabeza para verlo a los ojos.

— Que ambos tomemos nuestros caminos.- respondí.— Y sé que no es difícil para ti.- quité mi mirada y me puse de pie llevando mi ordenador al escritorio. Él guardaba silencio, quiero saber qué pasa por su cabeza, cómo se siente con lo que le acabo de decir y... que piensa de ello.

— Pero necesito que vengas conmigo a Japón.- se pone de pie.

— ¿Qué?- Pregunté incrédula volteándome a verlo.

RUTHLESS [Editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora