•Capítulo 29

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Maratón 2/3

Maratón 2/3

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🖤🖤🖤



Pov's Damon.




Observo como Alaia ríe por algo que le dice Nat y las miro con sospecha. Rápidamente me doy cuanta como Nat mira a Adrien y mi ira se enciende. Lo observo a él y mira atento a Leandro quien le está contando algo.

— Nat, ven conmigo.- me pongo de pie.
Nat frunce un poco su ceño por mi tono duro y se levanta.

Camino hacia el ventanal que queda alejado del comedor.

— ¿Te gusta Adrien?- Pregunté mirándola.

— ¿Qué? ¿Por qué me preguntas eso?- Pregunta con las mejillas rojas y nerviosismo.

— Responde, Natasha.- sé que mi mirada es cómo candela en estos momentos.

— No me gusta.- responde mirándo a otro lugar.

— No soy estúpido, Natasha.- Dije.— Sólo te advierto que no te hagas ilusiones con él, es mayor que tú y eres una niña.

— Soy adolescente.- Dice con el ceño fruncido.

— Para mí eres una niña aún y punto.- Dije intimidandola con mi mirada.

Caminamos hacia el comedor y me senté de nuevo. Mi madre me pregunta con la mirada que pasó y le digo que nada.

No creo a Adrien capaz de meterse con mi hermana, pero igual le advertiré. Y a Alaia mas le vale no ayudar a Nat.

Después de terminar la cena vamos a la sala de cine a ver una película a petición de mi madre. A mis amigos les ha caído muy bien mi mamá y Adrien la reconoció en el primer instante; no había olvidado su rostro, pues la conoce desde pequeño.

— Ya es tarde ¿Nos vamos a quedar aquí?- Susurró Alaia.

— Si.- Respondí ante su pregunta.— Vamos a mi habitación.

— Pero...- la interrumpo.

— Nadie se dará cuenta de que no estamos.- Dije poniéndome de pie.

Salimos con cuidado y subimos al segundo piso guiándola a mí habitación.
La acorralo contra la pared y beso sus labios con fuerza. Hoy pienso hacerla mía toda la noche.

Tal como lo deseé, así fue. Tan así que de nuevo dormimos juntos. Es la segunda vez.






Pov's Alaia.
Dos semanas después.




Llevo dos semanas con Damon, la relación que tenemos es bastante extraña porque no parece un noviazgo. Nos somos "fieles", pero no hay cariño ni momentos que tienen los novios. Hemos salido a algunos lugares, pero no es nada del otro mundo. Prácticamente cada vez que nos vemos es para sexo. Admito que me gustaría un poco de cariño, atención. Creo que comienzo a verlo con otros ojos, de una manera más profunda ¿Me estoy enamorando? Lo de tener su atención no es algo que anhelo todo el tiempo, pero hay momentos. Comienzo a sentirme usada, como un trapo. "Me contenta" con algunas salidas pero en todas termina en sexo.

¿Qué estoy haciendo? Soy más que esto, mi dignidad y mi estima están siendo reducidas a solo merecer placer sexual ¿Dónde quedan los sentimientos? ¿Dónde quedan las acciones que te hacen sentir importante? ¿Dónde queda mi valor como mujer?

Salgo de mis pensamientos al sentir mi teléfono vibrar. Tomé mi bolso y salí de la casa mientras respondía un mensaje a Nat. Está muy "enamorada" de Adrien, pero como es de saberse eso a Damon no le agradó para nada. Ella ha intentado acercarse a Adrien cuando Damon no está presente, pero Adrien sólo la trata como la hermana de Damon. Siento pena por ella porque es una chica muy dulce, pero se ha encaprichado del hombre incorrecto.


— Hola.- cerré la puerta del auto y deje un beso en sus labios.— ¿A dónde iremos?

— Hola.- Dice empezando a conducir.— Vamos a recoger algo y después a un lugar.- Respondió.

Preferí no preguntar a que lugar. El camino fue en silencio, así que puse algo de música para que el ambiente cambie.
Más tarde nos adentramos a unas calles feas en donde hay prostitutas en cada esquina y vendedores de drogas. El lugar en sí es tétrico, desastrozo y triste. Siendo sincera siento miedo, Damon es impredecible.

— Deja de pensar que te voy a dejar aquí.- Dijo rodando los ojos.

— Contigo no se sabe.- Dije mirándolo.

Sólo soltó una risita y estacionó el auto frente a un Club de mala muerte.

— Espérame aquí.- Dijo sacando un arma dorada de la guantera.

— ¿Qué? No, no me quiero quedar aquí.- Dije rápidamente.

— Todos me conocen, nadie se acercará al auto.- Dijo mirándome.

— Igual.- Dije mirándolo seria.

— Como quieras.- bajó.

Bajé del auto y lo seguí. Llegamos a la puerta donde había un señor gordo fumando un porro de marihuana.

— Damon, tiempo sin venir por aquí.- saludó.

— Vengo a ver a Brown.- habló mientras guardaba su arma en la cinturilla de su jean.

— Está adentro.- Dijo mirándome.— ¿Ella quién es?- Preguntó con una sonrisa asquerosa.— ¿Otra de tus perras?

— Mi novia.- Respondió con voz parca.

Sin más entró al lugar y entré tras él. Mi mente se fue por un instante y se quedó en lo que apenas sucedió en segundos. Ni siquiera le dijo algo por pensar que soy otra de sus perras. Me ha molestado bastante y hecho sentir mal, además el tono en que respondió, con tanta indiferencia, incluso cómo si le costara decirlo. No me dio mi lugar, simple.

Entramos a una oficina donde hay un tipejo con barba de chivo, se dicen unas palabras y después de que el tal Brown le entrega un dinero, salimos de ahí.

Cuando salimos de aquellas calles volví a respirar normal, el ambiente es horrible en ese lugar y no es para menos. El camino es silencioso y aprovecho el momento para pensarme las cosas. No sé cuánto tiempo pasa, cuando salgo de mis pensamientos veo que nos adentramos por el bosque y creo saber hacia donde vamos.

— Vamos.- Dice después de estacionar el auto.

En cuanto bajamos del auto caminamos por el bosque hasta llegar a la cabaña de la que me habló la vez que nos encontramos aquí en el bosque y lo llevé al lago.

— Bienvenida a mi lugar favorito.- abrió la puerta dejándome pasar primero.

— Es muy bonita y acogedora.- Dije mirándo la sala.

No sabía que Damon cocinaba y lo hace muy bien. Preparó la cena y comimos mientras veíamos una película. Después decidimos ir al segundo piso y nos sentamos en el balcón. Por un momento me sentí en una relación normal y me gustó, tanto que me asustó.

— Eres una cosita muy traviesa.- dijo llevando la mano a su cuello, en el sitio donde le hice un chupado unas noches atrás.

— Hace rato no me decías así.- Dije después de reirme.

— ¿Te hacía falta?- Preguntó con una sonrisa.

Negué con una sonrisa y pensé en preguntarle de nuevo.

— ¿Por qué realmente me dices cosita? ¿Por qué soy insignificante?- Pregunté.

Dejó de sonreír y negó para después sentarse a mi lado.

— Porque eres toda menudita, flaquita y pequeña.- Dijo mirándome.— Algo tierna.

Sonreí por su respuesta y miré hacia otro lado. No quería que mirara mis mejillas rojas.



















¡Hola, bellezas! Espero que les guste.

Chau, babes!

RUTHLESS [Editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora