-Sí, se nota- respondió Justin, sabía que lo decía por compromiso nada más.
-Bueno muchachos, ¿les parece si cenamos ya?- pregunto mi abuelo interrumpiendo el momento de tensión.
-Está bien- cedí, no pensaba darle vueltas al asunto y realmente no estaba interesada en caerle bien a Justin. Nos dirigimos a la mesa, el abuelo Charle se sentó en el silla principal, Justin y yo nos sentamos uno a cada lado, quedando frente a frente.
-Albert, ya puedes traer la comida- dijo mi abuelo con gran tranquilidad, conservando siempre la sonrisa.
-En un minuto estará aquí, señor- dijo el educado empleado yendo en dirección a la cocina.
-Justin, quizás tú podrías mostrarle el lugar a ________, verás; tengo un asunto de carácter urgente que atender y no podré acompañar a mi nieta- dijo suplicante con una sonrisa sincera, yo mire a Justin, no parecía estar a gusto con la idea.
-Está bien Charle, no te preocupes- asintió levemente.
-Gracias muchacho- respondió mi abuelo con franqueza. Albert se acerco a la mesa con la comida, y ayudándolo venía una pequeña mujer, de unos 40 años, era cachetona y parecía muy dulce.
-Gracias- les sonrío Charle, el abuelo. -_______, seguramente ya conociste a Albert- dijo señalando al alto caballero, yo asentí con una sonrisa, Albert me sonrío. –Y ahora te presento a Esme, ella será quien te ayude en lo que necesites- dijo sonriéndome, yo miré a la dulce señora, quien me miro con una sonrisa tierna y sincera, yo le sonreí.
-Es un placer conocerlos a ambos- dije con sinceridad.
-El placer es nuestro, señorita- dijeron al unísono, les dedique otra sonrisa y mire a Justin, quien permanecía callado en su asiento. La cena pasó en silencio por parte nuestro, escuchábamos al abuelo parlotear y contarnos cualquier historia. No podía evitar lanzar miradas a Justin de vez en cuando, y es que me parecía extrañamente interesante, seguramente por lo raro & misterioso que era, parecía estar sufriendo cada momento que pasaba, y la curiosidad crecía dentro de mí.
-Bueno, me despido de ustedes jóvenes. Espero que pasen muy buenas noches- dijo acercándose a mí y depositando un beso sobre mi frente, le sonrío a Justin y luego se retiro.
-¿Sabes? Estoy empezando a creer que eres de piedra- dije mirándolo fijamente, en cuanto nos quedamos solos en la mesa.
-Eres muy curiosa.- dijo evitando el tema, parecía que estaba acostumbrado a hacerlo siempre.
-Frío- dije retándolo.
-Deja de parlotear y vete a dormir- dijo mirándome sin ninguna expresión facial.
-¿Ahora eres un aguafiestas?- dije con una mueca en el rostro.
-Parece que te tomaste muy enserio lo que te dije sobre entrevistar- dijo de nuevo burlón.
-¿Te molestaría?- dije mirándolo fijamente.
-La verdad, sí.- dijo levantándose.
-No seas amargado- dije levantándome para seguirlo.
-¿No tienes nada que hacer?- pregunto con cansancio, yo reí.
-Parece que te saco de tus casillas- dije divertida.
-Como no tienes una idea- aseguro en tono lastimero mientras soltaba un suspiro.
-Pues suerte con eso, porque me quedaré el resto de las vacaciones- dije burlándome de él.
-Encontraré la manera de evadirte- dijo formando una mueca con sus labios, sonreí divertida.
-Te seguiré a todas partes & te haré la vida imposible- dije tratando de no reír por su comportamiento.
-No tendrás que esforzarte mucho- dijo serio, & frío como una roca. Fue entonces cuando me arrepentí de haber hecho aquella broma.
-Me agradas- dije cambiando de tema.
-Lamento no poder decir lo mismo- decía fastidiado.
-No tengo que agradarte, solo tienes que soportarme- le dije sonriendo.
-Dudo mucho que lo logré- dijo mirándome.
-Tus ojos me ponen curiosa- dije viéndolo cautelosamente.
-Vete a dormir- dijo rodando los ojos.
-¿A dónde me llevarás mañana?- pregunte ignorándolo.
-¿Eh?- me miro sin entender ni una palabra.
-Bueno, tú aceptaste mostrarme todo el lugar, así que quiero saber, ¿A dónde me llevarás primero?- dije sonriéndole, su rostro se descompuso.
-Lo había olvidado- suspiro con fastidio, sonreí.
-Entonces, ¿A dónde me llevarás?- insistí.
-No lo sé, ________. ¿Podrías cerrar la boca un minuto?- pidió frotándose la cabeza, me causaba tanta gracia.
-Claro que puedo- dije sonriendo.
-Entonces hazlo- suspiro.
-Lo haré- le sonreí.
-Ya no hables- me miraba.
-No lo haré- le sonreí, estaba cabreado.
-Ya detente- suspiro.
-Claro- le sonreía.
-Ya basta- suplicaba.
-Cuando quieras- lo estaba fastidiando, lo sabía.
-Cierra la boca- me miraba con el ceño fruncido.
-Está bien- lo estaba volviendo loco & eso me hacía gracia, mucha.
-Eres insoportable- murmuro.
-Gracias, tú también lo eres- le sonreí, me miro incrédulo.
-¿Cuándo vas a callarte?- pregunto apretando la mandíbula.
-Ahora mismo, si quieres- le sonreía.
-Bocona- rodo los ojos.
-Amargado- lo miraba.
-No puedes callarte- me desafío.
-No, lo siento por ti- dije encogiéndome de hombros sin dejar de sonreír.
-¿Cómo te soportan?- suspiro mientras rodaba los ojos.
-Supongo que porque me quieren- me encogí de hombros nuevamente.
-Entonces nunca te soportaré- dijo con amargura. Vaya, eso dolió.
-¿Tan difícil es quererme?- pregunte enarcando una ceja.
-Para mí, sí. Pero no te preocupes, nunca lo haré- vale, que se calme un poco.
-Eso es lo que tú dices- dije formando una mueca con mis labios.
-Que tienes ego- rodo los ojos nuevamente, yo sonreí.
-¿Qué le voy a hacer? Soy apapachable- dije sonriéndole. Él iba a sonreír, pero trato de no hacerlo, cosa que me alegro.
-Sonríe, tu sonrisa es linda- cualquiera pensaría que le estaba coqueteando.
-¿Qué quieres?- dijo mirándome.
-Que intentes ser mi amigo- le sonreí.
-No lo seré, jamás podremos llevarnos bien- dijo con una mueca en su rostro.
-¿Por qué no?- pregunte inocentemente.
-Porque a mí nunca podrá agradarme alguien como tú- dijo mirándome duramente.
-¿Alguien como yo?- pregunte sin entender.
-Mira, digamos que no eres la persona más inteligente en este mundo, eres mejor dicho una muñeca, no perteneces aquí- dijo mirándome, frío como él era.
-Claro que pertenezco aquí, es mi hogar- Contraataque, dolida.
-Como sea- dijo mirándome con crueldad.
-Eres una mala persona, Justin- dije mirándolo, me había llegado al corazón lo que dijo, de una mala forma.
-Si ser una buena persona significa ser como tú, prefiero ser el demonio- dijo mirándome.
-Buenas noches.- Fue lo único que dije para correr escaleras arriba y llegar hasta la habitación, entre y cerré la puerta con seguro. ¿Quién se creía? Yo no era una muñeca, jamás lo había sido & jamás lo sería. Me había llamado tonta, y me había ofendido de una buena manera. Vale, Justin Bieber pasó a estar en mi lista negra.