Justin.
En los meses que tenía sintiendo esto me había dado cuenta de diferentes cosas que antes no había descubierto. Aprendía a diario que cuando tienes a una persona especial a tu lado, una persona que hace que tu mundo cambie y quieras ser una mejor persona, no debes dejarla ir. Este tiempo sin ella a mi lado ah sido una total tortura. Apenas podía dormir por las noches, y durante el día me mantenía todo el tiempo ocupado tratando de no pensar en ella, pero me resultaba imposible. Me sentía triste, devastado, vacío. Le había escrito todas esas cartas, con todo el amor de mi alma, pero no había obtenido respuestas a ni una sola. ¿Qué sería de su vida ahora, ¿Me había olvidado ya, ¿Había encontrado a alguien más?. Yo no podía sacarla de mis pensamientos, mucho menos de mi corazón, porque en él estaba sellado su nombre. ¿Cuánto duraría este dolor? ¿Cuánto tiempo pasaría antes de que la herida sanara? Las lágrimas solo me ayudaban a desahogarme, pero el hueco de mi pecho seguía ahí, sin sanar siquiera un poco. Solía salir al pueblo y mirar a las personas en su rutina cotidiana, y me preguntaba cómo podía ser que para ellos todo siguiera siendo igual cuando mi mundo estaba de cabeza. Me preguntaba continuamente cuando volvería a verla, cuando vería de nuevo esos preciosos ojos de color marrón claro, esa hermosa sonrisa que iluminaba mis días, y cuanto tiempo tendría que esperar para volver a sentir la textura delicada de su piel contra la mía. A veces, cuando estaba muy cansado como para seguir ocupándome de cosas, simplemente prefería ir a nuestro lugar, aquel lago. Me sentaba sobre el césped a pensarla durante horas, y la extrañaba tanto que dolía. ¿Han sentido alguna vez la sensación de que nada llena ese vacío en tu pecho? Bueno, así es como yo me siento desde su partida, aquella tarde de agosto. Los días eran más largos, y las noches eran una tortura total, el pensar y pensar en ella y en lo que sería de su vida, me ponía triste; porque yo ya no estaba más en ella.
Los días avanzaban, y todos eran tan tristes y sin vida. No había logrado sonreír ni siquiera una sola vez desde que ella se marcho, porque ella era la única que podía lograr sacarme una sonrisa, solo ella. Recordé a Kate de repente, ella me estaba apoyando todo lo que la dejaba. No quería que se acercase demasiado a mí, ya que, después de todo ella había sido el motivo de que ________ no quisiera verme. Que va, la culpa la tengo yo, por ser tan estúpido, es solo que no quiero aceptarlo.
-Charles, ¿has sabido algo sobre _______?, ¿sabes porque no responde a mis cartas?- lo mire triste.
-No lo sé, Justin- me miro por unos minutos y luego suspiro. –Bueno, tal vez si lo sepa, tan solo un poquito- me miro nuevamente.
-¿Puedes decirme?, Charles en verdad me estoy muriendo sin ella- suspire con frustración y pesar.
-Creo que sería mejor si no te lo dijera, probablemente no te rompería nada- no entendí lo que dijo.
-¿Romperme nada?, ¿a qué te refieres?- pregunte angustiado.
-Al corazón- suspiro. –Justin, tú rompiste el suyo. Y dime; ¿Realmente puedes olvidar tu primer corazón roto? Yo creo que no. ¿No crees que lo mejor sería dejar que las cosas sigan su curso natural, que el destino decida por ustedes?- me miro, y me desespere.
-¿El destino? Somos nosotros los que decidimos, ningún destino.- mis ojos aguados, porque simplemente no quería rendirme.
-Ella está con alguien más- dijo rápidamente mientras cerraba los ojos.
-¿Qué?- lo mire de inmediato. –Charles, ¿qué has dicho?- me quebré.
-Lo que has escuchado. Ella está con alguien más, y me parece que es feliz con él- en sus ojos podía ver la pena que sentía por mí en aquel momento, y mi corazón sintió romperse.
-¿Has dicho que ella es feliz?- me trague el dolor, su felicidad era lo más importante para mí.
-Eso es lo que parece.- me miro, lanzando un suspiro.
-Bien…- luche por contener mis lágrimas. –Entonces me alegro- embocé una sonrisa, una sonrisa rota…
Desde aquella tarde me propuse algo: Trataría de olvidar el pasado, y dejar que ella fuera feliz con quien ahora estaba a su lado. Mi dolor ya no importaba, lo único que me importaba era ella. Y si ella era feliz, entonces yo también lo sería.
Con los meses fui conociendo a Kate, era una chica muy simpática. Ella me había apoyado, me había ayudado a distraerme y a estar más tranquilo. Realmente me sentía muy agradecido con ella. Recuerdo la tarde en la que la encontré llorando en aquel pasto, tras una larga charla por fin me dijo que es lo que le sucedía. Me dijo que con él tiempo se había terminado enamorando de mí. Y que aunque sabía que yo amaba a otra, ella siempre estaría conmigo. Realmente me sentí muy mal por ella, mi intención jamás fue esa. Yo la veía como una amiga, y ella lo sabía muy bien. Después de eso pasaron otros tres meses más, y aunque pensé que ella se comportaría diferente conmigo, continuo siendo la misma y eso me gusto. Kate era una chica hermosa, tanto por dentro como por fuera. Era el tipo de chica que cualquiera desearía tener. Pero había un gran problema con ella, no era __________.
Habían pasado ya diez meses desde que no veía a _________, pero cada día la amaba aun más que el anterior. Le había mandado cientos de cartas, pero no obtuve respuesta a ninguna. Ayer por la noche decidí escribirle una última carta disculpándome por todo, y haciéndole saber que la amaba, y que le deseaba la mayor felicidad del mundo. Que el tiempo a su lado fue lo más maravilloso de mi vida, y que jamás la olvidaría. Después de tantos meses, era hora de avanzar y lo sabía. Ella se había olvidado de mí, y yo debía hacer lo mismo. Kate me vio llorar mientras escribía la carta, recuerdo ver su cara de preocupación, y luego acercarse a mí y darme un fuerte abrazo. Me aferre a ella tanto como pude, ella siempre ah estado para mí y no lo había notado hasta ayer. Era hora de olvidar a ________ y continuar con mi vida, al lado de Kate.