Capítulo Tres

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Capítulo Tres

Bajo las escaleras  cuidadosamente y en silencio para no delatar mi presencia. Llego a la puerta de la cocina y lo veo de espaldas lavándose las manos. Permanezco ahí unos pocos minutos observándolo y pensando cuál será mi siguiente paso.

Peeta finalmente termina de quitarse la masa de sus manos con agua y jabón y gira sobre si para tomar una toalla que descansa sobre una silla a sus espaldas. Levanta la vista de sus manos y me ve. Su expresión es de sorpresa. Al parecer lo asusté. Él no se imaginaba que yo estaría de pie ahí, observándolo.  Me observa de pies a cabeza. Se detiene en mis ojos y yo sonrío tímidamente. 

-         -- Katniss, ¿hace cuánto estás parada allí?- pregunta Peeta sonriendo con una expresión divertida de ceja levantada.

-          -- Hace unos minutos. No quise molestarte. Te veías muy concentrado lavándote las manos. - digo riendo. Él se vuelve serio de repente y se acerca unos pasos hasta que quedamos  a un brazo de distancia.

Me mira a los ojos y veo cierta sombra en los suyos, algo le preocupa.  Seguramente piensa en algo y está debatiendo si decirme o no, pero él no es una persona que se guarda lo que piensa. Sin embargo no dice nada. Impaciente lo veo fruncir el ceño y me fijo en la cicatriz de quemadura casi transparente debajo de su ojo derecho. Gracias a la medicina que Plutarch nos envió luego de unos meses de vivir nuevamente en el 12, nuestras cicatrices son prácticamente invisibles.

Peeta sigue sin hablar, sin moverse ni nada.

-       --   ¡¿Qué?! ¿Qué es lo que piensas?- pregunto porque ya no tolero su silencio. No dice nada. Me enfurezco. - Me veo ridícula, ¿es eso? -  digo acariciando el vestido.

Peeta me observa y suelta una carcajada confundiéndome más de la cuenta. La que frunce el ceño soy yo ahora. 

-         --  No, no es eso. Al contrario, te ves preciosa. - dice él y yo me siento sonrojar.

-          -- Entonces, ¿qué es?- pregunto.

-         -- ¿Qué es qué?- pregunta divertido.  Estoy a punto de gritarle pero necesito saber lo que piensa.

-       --   ¿Qué es lo que te preocupa?- le digo blanqueando los ojos.  Él sonríe.   - Me diste una mirada extraña.-  vuelve a la expresión seria de antes.

-        --  Me preguntaba por qué estás vestida así. - dice Peeta.   - No has ido a cazar hoy.  ¿Tienes una cita?-

Me río y doy unos pasos más cerca de él. Él no se aleja. Eso me da confianza, seguridad y hasta un poco de osadía siento emerger.

-        --  Si, tienes razón. Pienso tener una especie de cita pero solo si esa persona accede. - digo sonriendo. Peeta abre bien grandes los ojos, claramente sorprendido.

-          -- De acuerdo. Qué pases un buen rato. - dice.

Me sorprende su voz tan seria y calmada. No sé cómo interpretarla.  ¿Está celoso y trata de ocultarlo? O ¿No le interesa con quien yo tenga una cita?

Se dirige hacia la puerta trasera de la cocina. Comienzo a sentirme terrible por disgustarlo con mi merodeo. No puede marcharse sin escucharme.

-         -- Peeta… - lo llamo. - ¿no te interesa saber quién es mi cita?-  le pregunto caminando hacia él.  Gira y su mirada se clava en la pared detrás de mí.

-          --Preferiría no saberlo. - contesta sin mirarme.

-         -- ¿Por qué?- pregunto y él me mira confundido. - ¿Sigues sintiendo lo mismo por mí? ¿Lo mismo que sentías en los Juegos? Dime- digo con mi voz inestable. Por primera vez en mi vida, tengo miedo de lo que alguien pueda decirme. De lo que él pueda decir.

Vuelve su mirada a la pared por unos largos segundos e inmediatamente encuentra mis ojos ansiosos, esperando su respuesta. Su rostro es inexpresivo, pero su mirada intensa, tan intensa que se me hace un nudo en la garganta y no puedo tragar.

-        --  Katniss… Mis sentimientos nunca han cambiado y si lo han hecho, ha sido para acrecentarse únicamente. - hace una pausa y suspira. Se ve atribulado.   - Por eso, es que prefiero no saber quién es tu cita. Al menos por ahora. -

Mi corazón da un vuelco de repente. Él aparta sus ojos de los míos y los dirige a sus zapatos.   Yo estiro mi mano derecha y con mis dedos presionando levemente su barbilla, lo obligo a levantar su mirada. Su piel es suave y cálida, siento la incipiente barba que con observar su rostro no se notaría por el rubio de su color. Miro su boca y me provoca besarlo.  Encuentro sus ojos azules y sonriendo le digo:

-         --  Tú eres mi cita. - veo sus ojos pestañear perplejos y un brillo aparece en ellos.   -  Me vestí así para ti Peeta.- Él sonríe y antes de que siquiera diga algo mis labios tocan los suyos.

Cierro los ojos y me dejo llevar por las sensaciones. Nadie nos interrumpe, ninguno de los dos está muriéndose o por morir de alguna manera, no hay nada que pueda estropear este momento. No ahora que me permito sentir. Sus labios suaves y húmedos se abren sobre los míos y siento su aliento abrasador provocarme un cosquilleo por todo el cuerpo. Peeta mueve sus labios suavemente y me atrae más hacia él con una mano en mi cintura. Su toque quema mi piel contra la tela del vestido. Quiero más, levanto mis brazos y lo rodeo por el cuello, acariciando su cabello. Esto parece provocarlo, me aprieta contra él aún más e intensifica el beso introduciendo su lengua en mi boca.  Su lengua va al mismo ritmo que el movimiento de sus labios al saborear los míos. Me animo a tocar su lengua con la mía, él se sobresalta y emite un gemido suave. Juega con mi lengua unos segundos luego detiene el beso y aparta su boca de la mía.

Mareada por el torrente de sensaciones en mí cuerpo, respiro hondo antes de abrir los ojos. Peeta aún con sus manos en mi cintura y sus ojos recorriendo mi rostro me sonríe.

-       -   Eres increíble Katniss. Me vuelves loco, toda mi vida, mi mundo, mi existencia gira en torno a ti. Y que ahora me digas y me demuestres con ese beso que me quieres, me has hecho la persona más feliz del mundo. - dice Peeta tomando mi rostro y depositando besos cortos en mis labios.

Me siento feliz y satisfecha por su reacción. Temía que me rechazara. Pero no fue así. Nosotros tenemos que estar juntos, es una necesidad. Siento que somos piezas en un rompecabezas que deben ir siempre unidas porque de lo contrario, cambia todo el paisaje. 

-         --  Peeta, estoy enamorada de ti. Tardé en definir mis sentimientos pero creo que siempre lo estuve. Te necesito para sobrevivir. Tú me das esperanzas de una vida mejor y te llevas todas mis pesadillas. No puedo imaginarme con alguien que no seas tú, y mucho menos imaginarte a ti con otra que no sea yo. - digo con un sinceridad profunda que me sorprende. Ahora todo está claro. Sin él no soy nada, no existo.

Me besa una vez más en los labios y se aparte al poco tiempo. Me quedo deseando más.

-        --  Tenemos una espectadora. Actúa como si no supiéramos que está allí. - dice riendo en voz baja. Pienso que se refiere a Sae. De seguro está feliz de vernos juntos.  - ¿Qué tenías planeado para nuestra cita?- pregunta acariciando mi cabello.

-         --  ¿Qué te parece un picnic en el lago?- digo. Él asienta satisfecho.

-          -- Yo preparo la comida, tú ve a cambiarte esos zapatos. No me parece que sean para caminar por el bosque. - dice Peeta mirando mis zapatos de tacón azules.

-          -- Tienes toda la razón. - digo y me dirijo hacia las escaleras pero vuelvo sobre mis pasos y le doy un beso a Peeta, él me abraza, luego me suelta riendo y me voy hacia mi habitación dichosa y ansiosa por nuestra tarde juntos.

Alianza - (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora