Capítulo Once

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                             Capítulo Once

 

Me levanto de mi cama ansiosa, nerviosa, no he podido pegar un ojo en toda la noche. Effie me comunicó que Peeta y Haymitch habían regresado en la tarde del día de ayer con sus compras. Me tranquilizó un poco esa noticia, porque es imposible casarse sin un novio y faltando horas solo conseguía pensar en las cosas que podrían salir mal, como que Peeta no lograra llegar a tiempo. Por suerte lo hizo y en este momento está en su casa durmiendo, mientras yo a las 4 am de la mañana estoy dando vueltas en mi cama. No debía de levantarme hasta las 7 am, pero decido que puedo concentrar mi atención en otras cuestiones, mientras mi divertido equipo de belleza duerme.

Bajo en bata y pantuflas rumbo a la cocina. Puedo terminar de doblar las servilletas de papel para la comida o quizás pulir la vajilla de plata. Pensando en qué actividad hacer, entro a la cocina. Él está de espaldas lavándose las manos llenas de masa. Esto ya lo he vivido antes. Mi estómago y mi corazón dan un vuelco. Mi cuerpo se siente realmente extraño, siento felicidad, añoranza y unas increíbles ganas de llorar, que refreno. Decidida y a paso lento me acerco a él hasta que estoy abrazándolo por la espalda. Él se tensa al primer contacto y luego ríe.

-          ¡Mi amor! ¿Qué haces aquí?- pregunta Peeta aun riendo. Yo todavía pegada a su espalda, oliendo su aroma a jabón y a sudor, disfrutando tenerlo cerca. Se ha duchado.

-          No podía dormir y bajé y te vi… Ah, Peeta no sabes cuánto te he echado de menos. - digo en un suspiro con mi rostro en su camisa blanca.

-          Amor, permíteme secarme las manos. -  dice con voz profunda algo enronquecida que provoca una molestia dulce en mi bajo vientre. Me aparto de él con pesar y lo observo.

-          Ahora sí. – dice y se da la vuelta hasta quedar de frente a mí. Sus ojos azules están negros e intensos. Su escrutinio provoca que se me erice la piel.

Da unos pasos hacía mí, toma mi rostro con su mano izquierda y bruscamente sus labios aprisionan los míos. El contacto es devastador, es un choque electromagnético, mi cuerpo reacciona ante su toque y enloquece. Su mano derecha se aferra a mi cintura, mi espalda, mis glúteos. Mis manos están tirando de su cabello rubio, acercándolo más a mí. El increíble beso parece eterno, necesito más y sé que él también. Su erección pulsa contra mi vientre. Jadeo y Peeta gruñe y separa lentamente sus labios de mí. Quedo aturdida, no quería que se detuviera.

-          Katniss, te deseo tanto. – dice sobre mis labios. Yo suspiro

-          Yo también Peeta, te necesito ya por favor. – digo loca de excitación buscando sus labios con los míos. Peeta me complace y me besa suavemente.

-          No amor, no podemos. Están todos aquí. – dice y siento decepción. Pero tiene razón, yo no soy muy silenciosa cuando nos amamos y él tampoco. Solo de pensar en sus jadeos y gruñidos siento mis piernas flaquear.

-          Tienes razón mi amor. Es solo que te he extrañado tanto y ese beso me ha dejado muy frustrada. Y sé que a ti también. – le digo y bajo mi mano de su cabello, recorriendo sus hombros, brazos hasta llegar al cierre de su pantalón. Toco suavemente con mis dedos el largo de su erección y Peeta tiembla, exhala aire fuertemente y levanta la vista al techo. Yo destrabo el botón y bajo el cierre de su pantalón negro. Me siento atrevida, nunca en la vida hubiese imaginado que tenía guardado dentro de mí un lado osado como este, pero me agrada, me siento poderosa, sensual, hermosa y segura. Peeta me aparta las manos y se las lleva a sus labios.

Alianza - (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora