Capítulo Trece

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    Capítulo Trece

 

Nos damos un dulce y prolongado beso. Escuchamos los aplausos, pero de alguna forma somos ajenos a todo eso. Vivimos un momento único de los dos y deseamos retenerlo por el tiempo que se pueda. Nos separamos, húmedos nuestros ojos y nuestras mejillas de las lágrimas. Nos miramos y no puedo creer estar viviendo tanta felicidad y tanto amor, que no me caben en el pecho. En un momento de mi vida pasada, creí en la posibilidad de solo amar a mi hermana, con un amor sincero, puro y fuerte. Pero o mi corazón se ha engrandecido o yo he cambiado, porque amo tanto a Peeta, amo a Effie, a Haymitch a todos los que siempre me han ayudado, han estado a mi lado y yo no les he podido dar nada a cambio. Espero poder cambiar los recuerdos de mi actitud pasada en todos ellos. Espero poder agradecer y apreciar día a día a las personas a mí alrededor, todo lo que tengo, la paz que por fin ha llegado a Panem… Y sé que Peeta me enseñará, él es así de especial, pudo cambiarme, pudo amarme a pesar de mis fallas y me tuvo paciencia. Él siempre ve el lado positivo de las situaciones que no tienen buena pinta, él es mi esperanza, mi diente de león en primavera, mi naranja atardecer, él representa mi renacimiento, mi vida nueva, mi felicidad. Sueno locamente enamorada y no me importa porque no puedo ocultar mis sentimientos, ya no quiero ocultarlos, he cambiado, ahora soy libre.

El sacerdote nos felicita y se ve emocionado, nos dice que para él ha sido un honor unir en matrimonio a los héroes de Panem. Yo no me siento una heroína, pero no le discuto porque ha sido muy amable y quizás pueda ofenderlo. Peeta me sonríe y me da un corto beso.

-          Te quiero quitar ese vestido. - me susurra en el oído. Yo me sonrojo porque sé que no me lo quiere quitar porque no le guste.

-          ¿Es que no te gusta amor? - pregunto haciendo puchero como un bebe. Él ríe, y en sus ojos se advierte un brillo divertido.

-          Al contrario, porque me gusta demasiado es porque te lo quiero quitar. - vuelve a decir en mi oído. La gente está a tan solo unos pasos aproximándose para felicitarnos.

-          No sabía que te gustara usar vestidos. - digo tratando de disimular una sonrisa burlona. Él me mira con el entrecejo fruncido mordiéndose el labio inferior.

-          Te lo quiero quitar para hacerte el amor Sra Mellark. - dice con voz ronca. Siento como se eriza toda mi piel.

-          ¡Querida, felicitaciones! -  me abraza con fuerza Effie.  - Y tú que decías que no sabías hablar en público. Ese discurso ha sido maravilloso Katniss. He llorado tanto… - exclama con exageración. Yo río.

-          Es que Effie, no hablé para el público, hablé solo para Peeta. - afirmo.

-          Ahhh, niña calla, que me harás llorar de nuevo.  Ustedes dos son perfectos. - dice Effie tomándonos de la mano. - Estoy segura de que serán muy muy felices.

Le agradecemos y la abrazamos. Luego vienen Octavia, Flavius y Venia, llorando a moco tendido y sonándose la nariz. No les entendemos nada pero nos saludan y Peeta les agradece el haberme ayudado a lucir tan espléndida. Nos reímos y atrás de ellos vemos a Haymitch y a mi madre.

-          Felicitaciones Sres Mellark. - dice Haymitch en tono de burla y nos hace una pequeña reverencia. Y eso que no se encuentra borracho. Peeta y yo nos reímos. Mi madre al lado de él también lo hace brevemente. Tiene pequeños rastros de lágrimas en los ojos.

Alianza - (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora