capítulo 33

270 13 0
                                    

Mai's POV:

Estaba en mi habitación pensando en qué iba a hacer después de terminar con Zuko. Estaba decidida a hacerlo. Creía que podíamos arreglar nuestra situación, pero el que él estuviera viendo a Ozai, me hacía pensar que mi Zuko se había ido y que no había más nosotros por el cual luchar. Sus acciones que denotaban su falta de confianza hacia mí me dolían como si me estuviera encajando una de las dagas que cargo en el pecho. Yo había renunciado a tantas cosas por él, incluso había arriesgado mi vida. Al menos esperaba que él tuviera el coraje para decirme que algo estaba mal para poder solucionarlo como la pareja sólida que creía que éramos. Yo más que nadie sabía cómo eran las cosas en la Nación del Fuego y conocía el nido de serpientes en el que Zuko se encontraba como para ayudarle y tratar de guiarlo, sin embargo, él decidió hacerme a un lado. No tenía ni idea de por qué. Quería entenderlo, pero sabía que esa respuesta la tenía él y no iba a dármela. Por lo menos, no ahora y en realidad no sabía si quería saberla. ¿Había sido la falta de tiempo? ¿Era estrés? ¿Acaso yo había fallado como novia? Trataba de hacerme teorías en la cabeza, pero ninguna era lo suficientemente satisfactoria y todas eran muy dolorosas.

Necesitaba irme lejos. Necesitaba pensar qué quería hacer de mi vida de ahora en adelante. Incluso ahora una vida sin él me parecía incongruente después de todo lo que habíamos vivido, que no podía ni imaginármelo, pero tenía que hacerlo… tenía que seguir adelante y no estancarme en el recuerdo de Zuko.

El atardecer comenzó en el horizonte y su nauseabundo color naranja comenzó a intoxicarme. Quería deshacerme de esta sensación tan pesada en mi pecho, así que ¿para qué postergar lo inevitable? Comencé a caminar hacia el Palacio Real.

Zuko's POV:

Estaba en el Salón del Trono después de haber ido a ver a mi padre. Unos días atrás me había contado una absurda historia en la que yo había defendido a una tortuga-cangrejo de un halcón que planeaba devorarla cuando era niño. Me dijo que al ver que el halcón pasaría hambre, me arrepentí de haber defendido a la tortuga-cangrejo, y estaba a punto de tomar una decisión, pero no pude porque una enorme ola llegó y estuve a punto de ahogarme. No sabía qué pretendía hacerme entender con esa historia, pero después de tanto meditarlo creí que lo entendí y volví a hablar con él.

Creía que lo quería decir con eso era que yo debí haber ayudado al halcón ya que era igual de fuerte y noble como la Nación del Fuego, pero ya había hecho eso y no me había hecho sentir mejor. Sin embargo, Ozai me dijo que no estaba en lo correcto, sino que debía de haber respetado lo que había decidido hacer en un principio. Debía de haber ayudado a la tortuga-cangrejo. Me dijo que ahora, fueran cual fueran mis decisiones, estarían bien por ser el Señor del Fuego porque yo elegía a quién ayudar y que a pesar de que creía que, si el Rey Tierra, el Avatar y yo trabajábamos juntos, íbamos a hacer del Mundo un lugar mejor, mi idea era errónea.

Incluso, mi padre me dijo que seguramente el Rey Tierra iba a marchar hacia Yu Dao para reclamar la tierra y desalojar a todos los habitantes de la Nación del Fuego del lugar, y que debía confiar más en mí, que en Aang, aunque creyera que el Avatar estaba en lo correcto.

No entendía como ese hombre podía hacerme dudar tanto aún cuando él estaba en prisión y no tenía poder alguno. Me sentía tan perdido que diariamente deseaba que mi tío Iroh estuviera aquí.

Apagué las llamas del trono.

Este no soy yo –pensé en voz alta.

–Sé que has estado encontrándote con Ozai –dijo Mai, apareciendo de la nada ante mí.

–¡Mai! ¿De quién escuchaste eso? –le pregunté confundido. ¿Cómo era que ella se había enterado? Había sido cuidadoso porque sabía de antemano que mi novia se molestaría.

¿Cómo Rebelarse por Amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora