capítulo 32

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Una semana después, Nación del Fuego.

Zuko's POV:

Entré al Salón del Trono sintiéndome agotado. La situación en Yu Dao me había abierto los ojos a nuevas situaciones que me había negado a ver en el pasado. Durante la semana pasada, me la pasé entre la gente de aquella colonia y me di cuenta que no podía darle la espalda a mi gente. No podía ignorar el hecho de que perdieran su hogar, y mi frustración había aumentado con Aang no entendiendo mis razones. Sólo esperaba que pudiera hacer entrar al Rey Tierra en razón y que esto no llegara a hacerse más grande. Me sentía como un idiota y no podía creer que estaba a punto de darle la razón a mi padre… ser el Señor del Fuego era mucho más difícil de lo que parecía.

- Así que el Señor del Fuego ha decidido regresar a casa – escuché que la voz de Mai dijo atrás de mí.

- ¡Mai! – le dije sorprendido de verla y me acerqué a ella. – La crisis en Yu Dao fue solucionada. Al menos por ahora, los ciudadanos de la Nación del Fuego están a salvo.

- Te fuiste sin decirme nada… - comenzó a decir con decepción. - ¡Tuve que descubrir dónde estabas por los edictos oficiales que tus soldados colgaron por toda la ciudad!

Me quedé callado, no pudiendo contestarle por lo avergonzado que me sentía.

- Lo estás haciendo otra vez, Zuko – dijo Mai con el ceño fruncido, luciendo herida. – Si estás teniendo problemas, se supone que tendrías que hablar conmigo. Soy tu novia y sabes que te ayudaría con lo que necesitaras.

- Tienes razón, lo siento. No volverá a pasar… - le dije, soltando un suspiro. Sabía que tenía razón, pero no quería arrastrarla a todo esto. Tenía miedo de perderla otra vez.

- ¿Has estado teniendo problemas para dormir? – me preguntó mi novia con preocupación, poniendo una mano en mi mejilla y cambiando el tema de repente.

- ¿Cómo…? – me dispuse a preguntarle cómo era que lo sabía.

- ¿Te has visto en el espejo últimamente? – me dijo con suavidad. Ahora lo entendía, ella seguramente había notado mis crecientes ojeras. – Tus guardias son unos idiotas incompetentes. Eres el Señor del Fuego y necesitas la mejor seguridad, así que le he pedido a algunas amigas que vengan a ayudar…

Mai me jaló hacía afuera del Salón del Trono y observé que las Guerreras Kyoshi estaban paradas frente a mí y atrás de ellas, estaba Ryu.

- ¿Ryu está incluido en mi seguridad o él sólo quiere atención femenina? – bromeé un poco, provocando que Mai bufara a mi lado.

- Yo sólo vengo a despedirme… - dijo el joven, negando con la cabeza. – Te perdiste de toda la diversión, Zuko.

- Lo siento. Estuve ocupado – admití, pero lo saludé estrechando su mano.

- Sí, me enteré de tus ocupaciones – dijo algo enojado, pero traté de ignorarlo.

- ¡Hola Zuko! – saludó Ty Lee, rodeándome con sus brazos.

- Hola Ty Lee – contesté y le devolví el abrazo pobremente.

- Seguramente te sentirás mejor ahora que sabes que nosotras te custodiaremos – me dijo Suki con una sonrisa.

- Mucho mejor… - admití devolviéndole la sonrisa.

- Bueno, yo no quiero interrumpir, pero es mejor que me vaya – dijo Ryu.

- Sí, no quiero que pierdas el barco y te quedes otra semana aquí – le dijo Mai con sarcasmo.

- No finjas demencia, Mai. Sabes que pasaste la mejor semana de tu vida… -bromeó su amigo con algo de flirteo. Cerré los puños con celos.

¿Cómo Rebelarse por Amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora