•Prólogo•

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Milk

Presumías que eras fuerte. Alardeabas sobre tu potencial. Reduciste el orgullo de mi marido. Dijiste que podías. Confiábamos en ti. Incluso él que te odiaba y te dejaste vencer.
Te fuiste y dejaste a tu mujer sola con su pequeño. Tu hijo.
No podemos culparte por no poder, pero sí por ser así de arrogante. Nos dejaste a merced de este mundo, vinieron buscándote a ti, no a nosotros, y por tu egoísmo todos caímos y pagamos estas crueles deudas.

Ojalá estés ardiendo en el infierno, Vegeta. Mi Goku se fue y tú eres la causa. Si hubieses regresado antes no pasaría esto.

Sin deseos, sin tecnología. Nada puede devolver a los guerreros a la vida. Los únicos que podían protegernos.

Mi piel está cubierta de cicatrices, no soy la misma de antes, la única marca que ansío esté presente se desvanece con cada día que pasa. Cada día sin los acogedores brazos de mi esposo, cada noche velando sola por mi hijo, soñando con el qué pudo haber pasado. Imaginándome un mundo en el que todo fuera diferente y esto no sucediera. Incluso mi imaginación no llega a eso, tú fuiste la esperanza, y nada más. Nos defraudaste.

Krillin. El Señor Piccolo. Ten-shin-han y Chaos. Mi Kakarotto...
Dieron su vida por intentar salvarnos, por algo que no pudiste hacer por tu maldita y estúpida terquedad.

Desgraciadamente soy débil, lo único que pude enseñar y en lo que puedo ayudar es en lo poco o mucho que aprendí a la hora de luchar, en ese caótico viaje a Vejīta. El viaje que cambió mi vida por completo, y para bien.

Ahora escucho a mi hijo llamar desde afuera. Abandono mis fantasías y sirvo la comida, alimentar a un saiyajin es difícil, comen y no se llenan lo suficiente nunca, en un mundo en el cual los víveres escasean es todavía peor.
Al menos en mi castillo teníamos campos y criaderos, claro, antes de que el reino se incendiara y mi padre falleciera con ello. Aún me duele su partida.

Teniendo pocos ingredientes no dejo que los sinsabores lleguen al paladar de mi pequeño, jamás le he servido una comida insípida, de eso estoy orgullosa.

—Buenos tardes, mamá —Dice depositando un beso en mi mejilla.

Sujeto su cabello y observo sus ojos, con solo verlos recuerdo a su padre. Muchas veces le he cortado el pelo con la intención de que no se parezca a él. Evitar las lágrimas fue difícil en un principio, pero esto me ha enseñado a ser valiente. No pierdo la fe en el que algún día, él regresará a mi lado. 

Observo a mi hijo con una sonrisa. Pregunta si comeré y le digo que ya lo hice. Miento.

Mi estómago ruge, no he comido bien en días, únicamente arroz seco, pero no puedo quitarle a él la comida. Mi hijo y el de Bulma son la única esperanza en esto. Necesitamos sus fuerzas y su energía al máximo. Tiene que comer todo lo que pueda. Es hora de que yo viva de forma algo humilde, en mi juventud nunca me faltó nada.

Cuando termina me entrega los platos. Dispuesta a lavarlos sujeta mi mano, pide mostrarme su nuevo potencial tras esta semana de entrenamiento, el poder que según él haría enorgullecer a su padre. No puedo negarle nada, termino asintiendo y salgo con él.
Ni siquiera sabe lo que en realidad pensaría su padre, nos dejó cuando nuestro hijo cumplía su sexto año, hace once años realmente. No le cuento mucho a mi pequeño sobre Goku, ignora que su verdadero nombre es Kakarotto, mucho menos sabe su pasado oscuro.

Ocultándole que su padre era un asesino, que no tenía piedad y que se revolcaba con cuantas cruzaran por su camino, mi Gohan lo ha visto como un héroe. Únicamente sabe lo que recuerda, los pequeños momentos en los que lo abrazaba y jugaban, me duele mentirle pero así lo mantengo a salvo. No decirle que su cambio vino después de conocerme y la forma en cómo fue nuestra cercanía me mantiene igualmente en una buena posición.

Eleva los brazos y su cabello se vuelve rubio, sus ojos se tornan de color esmeralda. No lo reconozco. El que tengo delante mío no se parece en nada a Gohan.
Me es difícil seguirle el ritmo, quizá es porque se ha vuelto mucho más fuerte de lo que recordaba, o simplemente mi falta de energía. No he dormido bien tampoco, las pesadillas abruman mi mente cada noche, soñando con destrucción e incluso con Freezer, sin olvidar las veces que sueño con Kakarotto haciéndome el amor.
Lo extraño, lo necesito, lo quiero dentro de mi ser una última vez, sentirme de nuevo como joven locamente enamorada.

Elimino estos pensamientos y me concentro en nuestra batalla. Ya estoy cansada de soñar despierta.

No puedo seguir peleando, ya le he enseñado lo suficiente. Terminando la batalla lo felicito. Antes de que siquiera me responda la voz de Trunks llega a nuestros oídos.

Está herido, vuela débil y cae al césped.
Apresurándome a ir por el botiquín en la cabaña caigo de bruces pues mis piernas fallan. Quiero hacer un berrinche por lo inútil que me he vuelto pero no es el momento.

Antes de levantarme pienso en algo. Bulma.
Ella sabe, tiene el plan "B" en su laboratorio. Necesito que esté a salvo, que esté bien.

El grito de Gohan que me agache retumba en la montaña. La explosión llega unos pocos segundos después y un brillo cegador me envuelve de los pies a la cabeza. Los brazos de alguien me rodean, pero estoy demasiado agitada como para saber de quién se trata.






















Moshimoshi.
Aquí les traigo la segunda entrega de «Sería Diferente»

NOTAS:
Si no leíste Sería Diferente no es precisamente esencial pues la trama se entenderá en esta historia. Pero sí lo es un poco para salir de algunas dudas que se presentarán.

Nuevamente.  Gracias por el apoyo que le dieron a la primera parte y espero que sea igual aquí. ♡
Sin ustedes,  no soy nada aquí.

Lo Que Pudo SerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora