•Capítulo 6: Llegada•

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Milk

Entre más los veo mi cabeza da más vueltas. No logro identificar de dónde vienen o por qué sus rostros me son familiares.

Sirvo un poco de la comida en el plato y se la llevo al guerrero más alto, conversaba con su compañero y cuando me vio aproximarse enseguida se puso de pie. Me coloco frente y tengo que de cierta forma elevar la vista hacia él, sonrío y le entrego el plato con palillos.

Coge un poco del guiso y lo prueba, su mirada baja y su cabeza también.

-¿Qué sucede, acaso no está buena la comida? -Pregunto sujetando la manga de su chaqueta.

Levanta la vista y sonríe, puedo ver sus ojos brillosos, su mano sube y los limpia. ¿Estaba llorando?

-No, no es eso señora Milk. Está delicioso, se lo agradezco -Dice.

Asiento y regreso junto a Bulma. Él se va con el pequeño y siguen hablando, mientras comparten del mismo plato. Para ser saiyajines no veo que coman demasiado.

-¿Qué me ves mocoso? -Escucho al padre de mi hijo gritarle al guerrero desconocido.

El regañado baja la vista y sigue comiendo.
Parece que lo estaba observando"disimuladamente".

Por alguna razón a mí me causa cierta gracia, una sonrisa se forma en mis labios.

Cuando acabamos toda la comida le sirvo a los demás, incluyendo a Kakarotto.
Me acerco hacia él, está enojado, con los brazos cruzados no se ha levantado de dónde está desde hace tiempo.

-Supongo que tienes hambre -Exclamo.

A regañadientes acepta la comida y comienza a engullirla, creo que ni siquiera mastica.
Me siento a su lado e intento comer de mi porción en cuanto el sonido de un plato al caer y romperse me detiene.

A todos de hecho, miramos hacia la dirección del ruido.

Es Bulma.

Tiene cerrados los ojos y aprieta las piernas, mientras sujeta con fuerza por sobre el pañuelo que lleva en el cuello.

Todos la ven extrañados.
Ellos no saben.

Entre tanto miro hacia el cielo, cubriéndome de los rayos del sol con una mano.

Sólo alguien puede causarle eso a Bulma, incluso si no está cerca.

Vegeta

Despierto al sentir los estruendos y sacudidas de la pequeña nave entrando a la atmósfera terrestre.

A la Tierra, de nuevo a mi hogar.

El tiempo no es igual ahí que el espacio, perdí la noción y no supe cuánto estuve fuera.
El entrenamiento fue agotador, pero necesito algo más, algo que sólo puedo encontrar en la Tierra.

Me pregunto si el estúpido saiyajin Kakarotto regresó, y si fue así, supongo que se quedó con Milk. ¿Y qué hay de su mocoso?

¿Y Bulma?
¿La vulgar se habrá hartado de esperarme y se metió con otro?

Si así lo hizo con el gusano bueno para nada de Yamcha, la veo capaz de hacer algo con otro.

***
La nave se detiene después de un tiempo.

Pateo la puerta para abrirla y salgo, un pie después del otro.

Lo que veo me lastima jodidamente los ojos, hay luz donde sea, nada comparado con el negro del espacio.

Y ese es el primer problema apenas. Segundo.
Las piernas me tiemblan, la gravedad aquí es mucho menor que en los otros planetas en los que están estado, tengo que normalizar todo en mi cuerpo.

Cuando me acostumbro de nuevo a este ambiente quedo sorprendido.

Todos los insectos están cerca, observándome. Bulma. El bicho verde, el enano, Milk, y ese Kakarotto.
Están juntos, cierro los ojos, al fin y al cabo lo aceptó con ella.

Mi vista depara en dos sujetos que apenas me ven se ponen de pie.

Aprieto los puños, por su forma de vestir es como si quisieran ocultar algo.

Mierda.

Son super saiyajines. Su pelo y sus ojos.
Intento buscar sus ki y no lo encuentro, los tienen escondidos.

Visten con el logotipo de CC. ¿Quiénes son estos sujetos? ¿Qué tiene que ver la mujer en esto?

Vuelo y salgo del cráter donde estoy, me planto frente a Bulma.

Empieza con sus cursilerías, está casi llorando. Da un paso y abre la boca, intenta decir algo.

-¡Señor Vegeta! -Escucho a uno de los super saiyajines hablar.

Volteo.
¿Cómo saben mi nombre si jamás los he visto en la vida?
Miro de reojo a Bulma.
¿Acaso este mocoso me dijo señor?

-Quisiera hablar con usted, si me lo permite -Continúa.

Lo recorro con la vista, el más pequeño se colocó detrás de él, aferrado a su pantalón como si fuera su padre y él un niño con miedo.

Ladeo la cabeza.

-Son -Habla Piccolo- Ve con él -Dice en cuanto tiene mi atención.

Chasqueo los labios.
Nadie me dice qué hacer, voy por qué quiero.

Vuelo y me coloco frente al tipo.
Retrocede apenas está en mi presencia.
Le susurra a su acompañante que se espere mientras le acaricia la cabeza.

-¿Podríamos alejarnos un poco? -Pregunta.

Asiento y se acerca a unas rocas, lejos de los demás.
Kakarotto y Piccolo sólo nos siguen con la mirada.

-Señor Vegeta, nadie de ellos sabe quién soy yo. No saben mi identidad ni por qué soy un super saiyajin. Aún así ya me conocen.

-¿A qué te refieres? -Pregunto un poco más irritado.

-Sólo a usted le revelaré mi identidad. Pero antes, necesito comprobar su fuerza.

Y se coloca en posición de pelea.
Una pose característica del entrenamiento Kame.

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