•Capítulo 24: Avanzar•

314 47 30
                                    

Milk

Sostengo el pastel relleno de chocolate y con cubierta de azúcar, decorado con cerezas confitadas y diez velas.
Sí, diez velas. Que hice esta tarde.

Lo miro detenidamente y giro el plato para apreciarlo desde todos los ángulos. Suspiro.
Al igual que la masa pasa de ser una pasta compuesta por ingredientes específicos, a ser un pan dulce y esponjoso tras mantenerse en condiciones extremas dentro del horno; mi Gohan en cuestión de días ha crecido demasiado.

Me siento como si hubiese perdido parte esencial de su crecimiento, su adaptación a los cambios de su cuerpo, explicarle ciertas cosas, que de seguro fingiría que no sabría con tal de escucharme.
Pero el saber que ese tiempo fue de harta convivencia con su padre, conociendo más allá de todo, lo que es y de dónde proviene. Me mantiene conforme.

—Princesa —Escucho a la cocinera decir mientras carga una enorme olla con udon. Levanto la vista y me sonríe, es una mujer de edad avanzada y buena cocinera, aprendí con ella cuando era joven— Su padre, el señor Kakarotto y el joven Gohan ya están esperándola en el comedor.

Asiento y agarro el pastel para llevarlo, pesa un poco.
Uno de los camareros del castillo de propone a ayudarme y caminamos mientras las puertas se abren, dejando apreciar la mesa del comedor.

Kakarotto del lado derecho, con los brazos cruzados mientras me observa caminar. Esta ocasión me he arreglado más de lo usual, maquillaje, perfume y uno de mis kimonos más valiosos. Me es inevitable no sonrojarme e inmediatamente desvío mi vista hacia mi padre, quien juega un juego de manos con Gohan.

Mi hijo, sentado en el extremo de la mesa, usando una camiseta blanca que lo hace ver mayor, los ojos de mi Kakarotto, mi sonrisa. Sus pequeños brazos han dejado de ser cortos y regordetos, a ser fuertes y con pequeños músculos que se remarcan cuando aplica presión. Su altura, que ha alcanzado la de mi pecho. Quizá el mayor de sus cambios. Pues sigue teniendo su expresión y corazón de niño.
El mayor de mis tesoros.

Esta noche le celebramos su décimo cumpleaños. Aunque los hubiese cumplido en la habitación del tiempo.

Me acerco y beso su frente.
Cuando dejan el pastel sobre la mesa, lo mira embelesado.

—Hace tiempo que no comía un pastel así —Dice con un enorme brillo en los ojos y la saliva escurriendo de su boca.

Los platillos ya están servidos y es hora de comer.

—Y no comerás si no acabas tu comida —Recalco al momento que me siento junto a Kakarotto y tomo mis palillos.

—Pues creo que estos platos no alcanzarán para todos —Dice mi padre en broma.

Me río levemente, todos aquí somos de apetito voraz.
Agradecemos por la comida y comenzamos con velocidad, Gohan y su padre comen demasiado, pero yo no me quedo atrás.
No es por nada, pero cocino delicioso.

Gohan abre los regalos que su abuelo le ofrece y pasamos la noche así.
Ya que mañana, empieza el torneo de Cell.

Abrazo a Gohan con fuerza y este ríe.
Estos momentos no quiero que se vayan, la paz, el amor, la familia.
Y sé que ellos, mis grandes hombres lo lograrán.

Vegeta

El sujeto que llegó alardeando acaba de ser arrojado de la plataforma, un cuadrilátero que el mismo Cell diseñó.
Un hombre algo viejo, entrenador de algún gimnasio que vino para llamar la atención, trayendo a los medios de comunicación que únicamente lo avergonzarán más.

Lo Que Pudo SerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora