•Las confesiones de dos híbridos•

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Trunks

Cuando la puerta se abre un brillo cegador me abruma la cara.
Es la luz del sol que no vi por dos años, dos días, cuarenta y ocho horas, en fin, hablar de eso me ocasiona dolores de cabeza.

Padre sale de la habitación antes que yo, con los puños cerrados como casi siempre y su transformación de Super Saiyan.
Portamos un traje azul, supuestamente basado en el diseño que el Señor Kakarotto trajo a la Tierra la primera vez que vino. Por su resistencia y durabilidad, algo que mi mamá de este tiempo hizo hace dos años, anteayer más bien.

Parece broma, pero aún me veo junto a la Señora Milk, tomando su mano como niño asustado, apenas alcanzando la cintura de Vegeta.
Ahora le llego a su altura, para mi edad supongo que me falta crecer.

Primeramente veo a Gohan, la razón por la que pude y soporté todo este tiempo. Tanto el de esta época como el de la mía.
Levanta su vista infantil y sus ojos brillan.

Yo tampoco me reconocería.

He revisado por mucho su altura y su edad. Temporalmente apenas hace casi una semana ambos estábamos a merced de Cell, como niños.
De no ser por Gohan estaríamos muertos.

Todo se lo debo a él, a mi primer maestro.

Miro al Señor Kakarotto, alguien que bajo esas facciones oscuras oculta verdaderos sentimientos, según mi padre.

Mamá nunca hablaba mucho de mi papá cuando le preguntaba. Sin embargo ahora no es necesario que le siga preguntando. Muero de ansias por verla de nuevo y contarle que conviví con mi progenitor, con el mundo ya en paz. Temeré su reacción, pues aunque estoy emocionado, cierta decepción aún me abruma.
Mi padre, Son Vegeta no es precisamente como lo pintan en mi época.

Lo hacen ver como un héroe, el que ganó a Piccolo Daimaō, el que derrotó a Frezeer y acabó con la Patrulla roja. Sin embargo todo aquello no lo ha hecho con todo el afán de ser héroe, sino por ambición y necesidad. Pelear es lo único que hasta el momento, he visto que le emociona.
Ahora entiendo ciertas actitudes de la Señora Milk hacia él.

Desciendo sobre una rodilla y me coloco a la altura del Gohan de esta época. Sujeto sus mejillas y me mira con los labios entreabiertos, un tanto sorprendido.
Pequeño y frágil, capaz de disfrutar una infancia que yo no pude vivir, ni tampoco el él del futuro.
Se pone nervioso ante mi cercanía y le sonrío. Intenta imitar el gesto.

—¿¡Cómo que destruiste la habitación, gusano?! —Escucho la voz del señor Kakarotto elevarse hacia mi padre.

Un parque detalle que olvidaba, mientras entrenábamos destruimos gran parte de la habitación.

—Vegeta-sama, Míster Popo no puede reparar la habitación por sí solo —Dice el regordete ex-asistente de Kamisama. En tono de queja.

—Eso ya lo sé —Refunfuña Son mientras eleva sus manos a su rostro— Y no planeo dejarlo así —Sus ojos se deparan en Gohan, mi mirada también.

Sabe que es necesario que él entrene, su poder puede rebasar por mucho el de su padre, incluso el mío. Podría ser pieza clave para la pelea, Vegeta mismo me lo ha dicho.

—Vamos, Trunks —Me habla y me pongo de pie, estoy a punto de preguntar cuando él responde— Cuando regrese no sólo tendremos una nueva habitación del tiempo, sino un nuevo Kamisama.

Lo Que Pudo SerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora