Capítulo 6

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El lunes llego muy rápido.

Y a Genda no le hacía gracia ese hecho.

Pasó todo el fin de semana sin poder usar los guantes apropiadamente.

Durante dos días eternos, no dejo de llover, se veían rayos y se escuchaban truenos, como si quisieran romper el cielo.

En días como esos, él iba a casa de su amigo o viceversa, pero cuando todo parecía arreglado para el regreso a clases, la madre de Genda descubrió que el uniforme de su hijo le quedaba pequeño debido a que creció bastante ese verano.

Ya no podian comprar uniforme en la escuela, estuvieron la tarde lluviosa del sábado buscando por todas las tiendas la talla correcta.

Y el domingo, su padre lo llevo a que se cortará el cabello que ya le caía sobre sus ojos.

Para cuándo regresaron a casa la lluvia se había vuelto una verdadera tormenta y no pudo salir de casa.

El lunes, al despertarse lo primero que hizo fue ver por la ventana.

El día estaba perfecto, el cielo era de un intenso color azul, el sol brillaba y había blancas y esponjosas nubes que eran arrastradas por la ligera brisa; como si la tormenta de dos días atrás nunca hubiera existido.

«El clima se burla de mi» piensa, de mal humor Genda cambio su pijama anaranjada por su uniforme que estaba colgado en la puerta del closet.

Su uniforme un pantalón gris, una camisa tipo polo blanca con rayas azules en las mangas y un chaleco azul rey, en ambos estaba el escudo de la escuela.

Antes de bajar a desayunar miro una vez más su habitación, el color naranja de las paredes que te deslumbra, su cama con la sábana azul marino con el león, el closet que está empotrado enfrente de su cama y paralelo a la cama pegado a la pared estaba su escritorio con una pequeña lámpara de estudio y había buros a ambos lados de la cama, en uno había una lámpara pequeña y en el otro están la tarjeta y sus guantes.

Había estado tan aburrido encerrado en su casa que se dedicó a recoger, incluso sacó todo lo que había debajo de la cama (en su mayoría calcetines sucios o rotos y tres tenis diferentes de los cuales tenía el par de cada uno en su closet).

Se le hacía raro ver su habitación así pero le evitaba problemas cómo encontrar sus zapatos.

El llamado de su madre le hizo bajar rápido a desayunar.

Hojuelas de maíz tostado con miel remojados en leche y jugo de toronja ya estaban dispuestos en la mesa de la cocina.

- ¿Seguro que no se te olvida nada?- pregunta su madre mientras desayuna - ¿Los cuadernos? ¿Lapices? ¿Tu lonche? ¿Todo?-

- Mamá, tranquila no olvidó nada - dijo Koujiro comiendo la última cucharada de hojuelas.

Apenas termino el jugo de toronja, cepillo sus dientes y salió de su casa.
Miro al frente, al otro lado de la calle, Sakuma bajaba los 8 escalones que hay enfrente de su puerta.

Antes de cruzar miro a ambos lados.

El uniforme de Sakuma era diferente al suyo, el lleva una camisa blanca de botones con el escudo color verde y plateado, un pantalón café y mal amarrada una corbata que es de color verde y plateado.

Se miraron y al mismo tiempo dijeron:

- Luces raro - y era verdad, ninguno se había imaginado al otro en uniforme y zapatos, durante todo el verano usaron shorts, camisas de colores o con un dibujos y tenis.

- La tienes mal amarrada - dijo Genda divertido, deshaciendo el nudo de la corbata - Papá tampoco puedo amarrarla bien, mamá me enseñó cómo para ayudarlo - empieza a amarrar la corbata y la acomoda - ¡Tadan! ¡Listo para la escuela!- Sakuma asintió ante la sonrisa de su amigo - Mi escuela queda de camino a la tuya, ¿vamos juntos?-

- Si -

Durante el camino, Genda noto tenso a su amigo y cuando llegaron a la entrada de su escuela, el leoncito tiro de su brazo antes de que se​ fuera para poder hablar.

- Tranquilo, Saku - dijo y tomo con delicadeza el rostro de su amigo para que le miraba a los ojos - Todo estará bien -

- ¿Por qué eres tan positivo?-

- Porque todo se ve mejor desde ese lado - dijo y pego suavemente su frente con la de este​ - Solo, no olvides lo que dije la vez de mi cumpleaños - susurra. Esas palabras eran mágicas, te hacían sentir fuerte, seguro y feliz.

Sonrojado, Sakuma sonríe ya tranquilo.

- Esa sonrisa me gusta - dice Kouji devolviendo el gesto.

- Nos vemos luego - dijo Sakuma separándose y comenzando a caminar.

- Ah, Saku... Regresemos juntos a casa ¿te parece?- propone Genda.

- Si, nos vemos aquí - le dice sonriendo.

[...]

Al fin, la campana del fin de clases hizo su aparición.

Fue un día tranquilo pero torturoso, como todos los primeros días de clase. Genda hizo algunos amigos, pero ninguno compartía su amor por el soccer, lo cual le hizo extrañar a Sakuma y preguntarse cómo le fue.

- Adiós, niños cuidense de camino a casa -

- Nos vemos, profesora -

- ¿No vienes con nosotros, Genda?- pregunto Shoyo esperando con Tobi en la puerta de la escuela.

- No, voy a esperar a mi amigo Sakuma. Los veo mañana -

Agitado corría Sakuma hasta encontrarse en la entrada de la escuela.

- ¡Hola, Sakuma!- saluda Genda a su amigo.

- ¡Genda!- dijo feliz al verlo, su uniforme estaba sucio, su cabello revuelto y en su mejilla un golpe.

- ¿Estas bien? ¿Que pasó en tu mejilla?- pregunta preocupado.

— Ah, no es nada. Estaba jugando voleibol con Kei y Kotarou no atrapé la pelota a tiempo, fue un accidente — 

El leoncito lo mira analizando, no se veía molesto y parecía que le fue bien en la escuela.

— Está bien, pero debes ser más cuidadoso — dice Genda buscando en su mochila una bandita.

Su madre le obligaba a cargar con una caja ya que usualmente se raspaba los brazos y rodillas.

— Ya está — dijo cuando puso la bandita — Te ves alegre, cuéntame cómo te fue — dijo y ambos emprendieron el camino.

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