Capítulo 10

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Apenas se estacionó Ryuzaki, su hijo bajo del vehículo y corrió a su casa con una gran sonrisa.

- ¡Mamá, mamá! ¡Mira lo que me ha regalado Genda!- dijo entrando a la cocina, dónde estaba su madre con un pastel a medio glasear.

- Oh, que precioso es - exclamó la mujer dejando lo que estaba haciendo y limpio sus manos rápido para tomar el peluche que su hijo le mostraba - Hola, Jirou - dijo la señora haciendo una voz graciosa para el peluche - Feliz Cumpleaños -

Sakuma ríe.

- Gracias -

- Pero mira qué bonito, sus ojos son azules - dijo ahora la madre con su voz normal mirando bien el peluche.

- Si, es lo más bonito de él - le dijo.

- Así es, soy un pingüino muy especial. Puedo incluso volar por el cielo - volvió a hacer la voz graciosa y movió las aletas como si volarán.

- Mamá, si vuelan pero en el agua - dijo Sakuma riendo.

- Bueno, pues... - cerró los ojos pensando un poco - Yo tengo un gran super poder, hacer feliz a Jirou - miro el umbral de la cocina dónde, desde un principio, Genda observaba la interacción madre e hijo - y a su mejor amigo - ambos niños sonríen.

- Buenas tardes, señora - dijo Genda entrando a la cocina.

- Hola, Genda ¿te quedarás a cenar con nosotros?-

- Claro que sí. Aún falta que Sakuma apague las velitas del pastel -

- ¿Puedo ponerle nombre, Genda?- pregunto Sakuma tomando el peluche.

- Si, claro que sí... ¿Cómo se llamará?- pregunta Genda.

- Kou, quiero que se llame Kou - Sakuma se sonroja y susurra.

Koujiro Genda sonrió sonrojado.

- Es un buen nombre - comento.

- Bien, niños por qué no suben al cuarto de Jirou a jugar un rato. Ya les llamo cuando el pastel esté listo - dijo mirando con recelo desde el umbral a su ex-esposo, pues Ryuzaki desde un principio él le dijo que no se quedaría hasta tarde pero en cambio ahí estaba y era seguro que no era para nada bueno.

Los niños, ignorando el ambiente subieron corriendo las escaleras.

- Ahora el capitán Sakuma tiene un compañero de aventuras - dijo Sakuma sacando el cuaderno dónde dibuja sus aventuras en Nunca Jamás.

- Oye, y que hay de mi - se quejó Genda.

- A lo que me refiero es que todo capitán tiene un ave compañero, en mi caso es mi pingüino Kou - dijo haciendo un rápido bosquejo.

- Bueno, en eso tienes razón - sonrió Genda - Ahora, ¿qué será nuestra siguiente aventura?- Sakuma cierra el cuaderno y sonríe.

- Iremos en busca de... El tesoro de las sirenas - y así, de repente la habitación se llenó de gritos y risas creadas por los niños.

Sakuma en ningún momento soltaba el peluche, lo abrazaba contra su pecho u ocultaba su rostro en el, de forma tan adorable que cada vez que Genda lo veía se sonrojaba, aunque también, se sentía celoso, quería que Sakuma lo abrazará de la misma manera.

- ¿Qué ocurre Genda?- esto sorprendió al nombrado, puesto que siempre que jugaban usaban sus apodos para llamarse, Genda era "Pequeño Colmillo" - Estás muy distraído -

- Bueno, es que yo...- no podía expresarse con las palabras así que extendió los brazos hacia Sakuma.

El de pelo azul comprendió el gesto, dejó al peluche aún lado y abrazo a su amigo.

- Gracias - susurro Genda envolviendo al cumpleañero en sus brazos también - Me gustan tus abrazos -

- Te daré los que quieras, solo pídelos - Genda asintió.

De repente, las manos de Sakuma empezaron a vagar por la parte sencible de Genda, haciéndole cosquillas hasta que cayó en el suelo con Sakuma sobre él.

- Odio cuando haces cosquillas - dijo Genda haciendo puchero.

- Si, ajá. ¿Porqué ríes entonces?- ambos se miraron y estallaron en risas.

Así quería ver siempre a Sakuma, sonriente, alegre y juguetón. Se sentó con Sakuma en sus piernas, no podían dejar de reí.

Genda acarició el cabello de Sakuma bajando hasta su mejilla.

- Sakuma, eres muy bonito - dijo suave y con cariño.

Sakuma niega y sube la mano hacía el parche que porta, Genda detiene esa mano.

- Aún con tu parche - dijo firme aunque suave - Eres bonito, de verdad, no importa lo que digan - con gentileza beso el parche gris. Aquello provocó que el rostro de Sakuma enrojeciera hasta las orejas y pese a ello sonriera, mirando de manera tímida a los ojos azules de Genda.

Genda fue el primero en separarse, no quería hacerlo pero debía ir al baño.

En casa de Sakuma el baño estaba frente a la escalera. Al pasar por ahí, escucho lo que se suponía era un susurro.

- Aleja a Genda de Jirou, no está a discusión Sora - dijo firmemente Ryuzaki - No pueden estar juntos -

Genda se paralizó al escuchar aquello. ¿Es que había hecho algo mal? ¿Porque le quiere alejar de Sakuma?

- ¿Cómo dices? ¡No voy a hacer tal cosa!- le respondió enojada Sora.

- Jirou es un marica, no dejaré que Genda lo sea por culpa de ese -

¿Marica? ¿Que es eso? Se pregunta Genda, lo hacía sonar cómo algo malo.

- ¡Eso no lo sabes! ¡Son niños solamente!-

- Uno de ellos es un marica que hará al otro igual que él, algo que no se puede permitir. Jirou ya está podrido no debe contagiar a Genda - se escucha la mano de Sora golpear la cara de su ex-esposo. Genda se queda estático donde está, sus padres nunca se golpean entre ellos y aquello le dejo sin aliento.

- Ryuzaki, escucha muy bien lo que vas a hacer - dijo con ira contenida - Subirás, te despediras de Mi hijo diciéndole que lo verás la próxima vez y te largas de Mi casa - Ryuzaki con enojo obedeció las órdenes de Sora.

Cuando Genda lo escucho subir, se escondió rápido en el baño.

No entendía lo que pasaba, porque el padre de Sakuma era cruel con su hijo. Aún cuando no estaba seguro de que era "marica" intuía que era un insulto.

Salió del baño cuando escucho la puerta principal azotarse.

Cuando entro de nuevo a la habitación, Sakuma estaba llorando de rodillas, cubriendo con ambas manos su ojo donde debería estar su parche.

- S-Sakuma, ¿qué pasó?- Genda se aproximó a él.

Sakuma no podía hablar, su llanto era muy fuerte.

Genda busco por la habitación y encontró el parche gris colgado de la manija de la ventana, como si lo hubieran lanzado para que se perdiera.

Genda sabía que, debido a una enfermedad, Sakuma no podía estar mucho tiempo sin su parche, se mareaba y la cabeza le punzaba.

Con sumo cuidado volvió a colocarle el parche.

- Genda tú... ¿Porque tú...?- lloraba Sakuma.

Al principio estaba extrañado por la pregunta, pero al ver que gotas caían al suelo y que no eran de Sakuma lo entendió.

- Porque tú estás igual - dijo Genda y se agachó a abrazarlo.

¿Porque Sakuma era lastimado por quién se supone debía ser amado y protegido?

No lo comprendía.

Abrazo fuerte a Sakuma queriendo protegerlo, dejándole llorar en su hombro, mientras él también lloraba.

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