Hide & seek

Capítulo 7

El verano dió paso al otoño, las hojas que se tintaron naranja, carmín y café eran arrastrada por el frío viento, el cielo se veía de un azul diferente, no era brillante como el del verano era más gris.

Para ir a la escuela algunos empezaban a vestir sacos negros y bufandas de colores.

En el caso de Genda, su bufanda tenía en las puntas un león negro bordado sobre los colores amarillo y rojo.

A Sakuma no le gustaban las bufandas, prefería subir hasta el cuello la chamarra negra que era parte del uniforme; en cambio usaba un gorro azul marino lo que hacía ver su cabello más blanquecino y unos guantes del mismo color que el gorro.

No eran días alegres ni divertidos como lo eran los días del verano, pero si eran capaces de hacer momentos muy agradables.

Una vez Genda invito a Shoyo y Tobi, mientras que Sakuma invito a Kei y Kotarou, a jugar un partido de tres contra tres, donde se vio el progreso de Sakuma como delantero y el de Genda como portero. Todos dieron lo mejor de sí en ese partido, se divirtieron aunque duro tanto tiempo que se olvidaron por completo de los deberes y los profesores los castigaron al día siguiente. 

En conclusión de Genda, los amigos de Sakuma eran agradables pese a que prefirieran jugar voleibol pero le hacía sentir tranquilo que apreciaran a Sakuma.

Sin embargo, los días que hacía tanto viento que Sakuma tenía que con ambas manos sujetar el gorro para que no saliera volando, ambos los pasaban en casa de Genda ya que la madre de Sakuma regresaba tarde del trabajo.

Comían y hacían los deberes en el comedor, cuando terminaban jugaban o veían algo TV a la sala; pero últimamente ambos se habían enganchado con un libro: Peter Pan de JM Barrie, uno de los libros que a Sakuma le habían pedido leer para su clase de Apreciación a la Lectura, pero por más que intentase no podía avanzar mucho en la lectura.

— ¿Por qué no puedes? ¿Es muy aburrido?— pregunto Genda un día abriendo el libro.

— No es eso, solo leo con un ojo ¿recuerdas? Me canso — dijo tallando su ojo.

— Puedo leerlo para ti, entonces — dijo Genda vagamente leyendo el libro.

— ¿No sería trampa? —

— Aquí dice que La Tierra de Nunca Jamás es diferente para cada niño — dijo sin hacer caso a lo que dijo su amigo — ¿Cómo sería nuestro Nunca Jamás? — se pregunto alzando la mirada imaginando su Nunca Jamás.

— No lo sé — Sakuma también perdido en sus pensamientos.

— Como sea — dijo Genda rompiendo la burbuja de ambos — Leamoslo juntos ¿va? Un párrafo y un párrafo, así te cansaras menos — dijo sentandose junto a Sakuma, poniendo el libro sobre la mesa del comedor. 

Aunque en un principio lo hicieron así, Genda leyó largos capítulos del libro, simplemente porque no podía detenerse, y Sakuma no quería que parase de leer, la voz de Genda agregaba un toque aún más mágico a las aventuras de Peter Pan y los niños perdidos.

Gracias a Genda, Sakuma pudo entregar antes el trabajo, pero aún así ambos seguían maravillados por las increíbles aventuras isla que JM Barrie describe.

Lo leían en la habitación de Genda, mientras el castaño leía en voz alta, sentado en un extremo de la cama haciendo las voces de los personajes (cosa que hacía reír a Sakuma) el segundo, sentando en el lado opuesto, hacia dibujos de como es su Nunca Jamás, por supuesto incluía a Genda vestido de indio y a él de pirata (un pirata en la pandilla de los niños perdidos). 

Así es como pasaban esa tarde, pero mientras Genda hacia la interpretación de Peter Pan enseñando a los hermanos Darling a volar, un grito proviniente del piso de abajo los hizo saltar.

— ¿¡A caso crees que importa!?— grito el padre de Genda, estaba furioso — Dígame usted, ¿quiere seguir trabajando para esta firma?... Pues ya sabe... ¡No me interesa la maldita pelea de box del viernes! ¡¿Entiende lo que le digo?! Ya has retrasado suficiente el reporte, lo quiero el 28 de noviembre en mi oficina, si no mejor presentese con una renuncia — y se escucha el audicular del teléfono ser colgado bruscamente.

Aún cuando Sakuma pasaba mucho tiempo en casa de Genda, nunca había escuchado gritar al padre de su amigo la voz que este tenía es calmada, suave, nunca pensó que pudiera sonar tan enojado.

— Tranquilo, suele suceder cada vez que alguien olvida el reporte, papá es el jefe de su firma después de todo — explica Genda con voz un poco ronca de tanto leer.

— Pero aún si da miedo — dijo Sakuma pasandole a Genda un poco de té.

— ¿Dijo 28 de noviembre? ¡Es tu cumpleaños! — dijo sentandose junto a su mejor amigo.

— S-si — dijo sin mucho ánimo, pero el otro no lo noto.

— Y ¿qué harás? ¿Una fiesta?— pregunto sin notar el tono de su amigo.

Sakuma niega con la cabeza.
— No, este año me toca festejarlo con mi papá, suele llevarme de paseo a dónde yo quiera —

— Ah... Nunca me hablas de tu papá, ¿qué clase de persona es?—

— Bueno... Mamá dice que... Me parezco a él en su mejor época — dice un poco apenado.

— Ya veo, es una persona genial — Sakuma miro a su amigo sorprendido — Bueno, es que tú eres genial ¿no? Y bueno pensé que si te pareces a él, vives con una persona genial —

Sakuma mira a otro lado triste.

Genda olvidó por completo la situación de su amigo.

— Como sea ¿a dónde quieres ir? — pregunta cambiando de tema.

— Al zoológico — dijo sin pensarlo y de entre su cuaderno saco un panfleto — Mira, traerán pingüinos Emperador y Adela, además ya tengo edad para entrar al aviario — dijo feliz señalando la foto de un pingüino emperador nadando y sonriendo dice — Sabías que el pingüino Emperador macho...— se detiene de repente dejando de sonreír mirando el panfleto — Perdón, debe ser raro y aburrido para ti que hable con tanta emoción sobre las aves —

— Para nada... Bueno, okey si es algo raro — dijo ante la mirada escéptica de Sakuma — Pero no me molesta, anda dime —

Sakuma lo mira un momento y niega con la cabeza ligeramente.

— Mira, ¿qué te parece el dibujo?— cambio de tema, dejando desilusionado a Genda.

Miro el dibujo y ambos empezaron a contar historias de sus propias aventuras hasta que la madre de Sakuma fue a recogerlo.

— Bien, a ponerme a trabajar — dijo Genda apenas se fue Sakuma — ¿Qué podría regalarle?— se dijo así mismo poniéndose a pensar.

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No aguantaba las ganas de publicar esto, la escuela me está matando y casi quema mis neuronas creativas.

En cuanto la imagen, me pareció graciosa y decidí compartirla con ustedes.

Bueno, Gracias por votar y comentar. 

Nos vemos la próxima.