Capítulo Veintidos

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-El plan es el siguiente- dijo el funcionario a Tomás mientras dibujaba en una hoja en blanco -Voy a acompañarte esposado hasta las oficinas-

-¿Y si preguntan qué hacemos por allí?- interrumpió Tomás

-Escucha, déjame acabar por favor- le pidió respetuosamente -Si preguntan les diré que tienes que hablar con la directora, en esas cosas no se meten, Nuria lleva sus temas con mucho recelo. Una vez allí te aflojaré las esposas para que puedas quitártelas pasando la mano. Te metes en el baño y te vas por la ventana-

Tomás escuchaba con atención, pero le parecía todo muy idílico, demasiado fácil.

-No puede ser tan fácil- dijo en alto Tomás -Si fuese así de sencillo se os escaparían los presos todos los días-

-Te equivocas- dijo el guardia -Porque llegar hasta allí es lo difícil. Hay que tener la tarjeta de acceso y ningún recluso la tiene, pero tú vas conmigo-

Tomás asintió y sonrió. El pensamiento de la libertad le alegraba. Ya no estaba ese otro que quería estar encerrado para no estar en casa. La sociedad le seguía dando asco, pero parece que menos. Estaba aprendiendo mucho en ese sitio.

-Vale- suspiró fuerte -Cuando quieras-

Facada continuaba rebuscando por todos los lugares que se le iban ocurriendo y no encontraba a Tomás

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Facada continuaba rebuscando por todos los lugares que se le iban ocurriendo y no encontraba a Tomás. <¿Le habrían detenido ya?> Era más que probable así que se dirigió hacia el pasillo de la máxima seguridad. Allí no podía acercarse mucho porque si le veían procederían a interrogarle sobre los motivos que le habían hecho ir. Se dio la vuelta y a la altura del cuarto de vigilancia paró para pensar.

<Puede que aún esté con la directora. Me inventaré una excusa y diré que tengo que hablar con ella>

Caminó nervioso hasta llegar allí, siempre que había que entrar en oficinas sin que ellos te convocaran había que dar muchas explicaciones, cosa que no le gustaba a nadie.

Un policía le paró al llegar a la puerta.

-¿Qué querías?- preguntó con las manos en el cinturón en el que llevaba el arma.

Facada tragó saliva.

-Me gustaría hablar con la directora, si es usted tan amable-

El policía cabeceó.

-¿Motivo?-

-Dígale que querría conocer algo sobre una cosa que hemos hablado antes, por favor-

No contestó, no hubo más preguntas. Se giró y se metió dentro dejando la puerta sola. Facada respiró tranquilo y se puso de espaldas a la puerta mientras esperaba al funcionario. 

Tomás se acercaba esposado con un policía llevándole a trompicones. Facada dio un pequeño salto hacia atrás. Si quería ayudarle tenía que actuar en ese momento. Entró por la puerta y se escondió detrás de una enorme planta que había en el hall esperando que pasaran. El policía que acompañaba a Tomás le manipuló las esposas y le susurró algo al oido. Tomás las dejó caer al suelo, momento que aprovechó Facada para salir corriendo a cogerlas y comenzar a estrangular al guardia con ellas.

No!- gritó Tomás -¿Qué haces?- miró la escena un segundo y salió corriendo hacia el baño.

-¿Qué es lo que pasa?- un funcionario había sido alarmado por los gritos de Tomás y acudía rápido hacia el hall.

Facada salió corriendo del lugar rezando porque no le hubiese visto la cara y aún con las esposas de Tomás en la mano.

-¿Qué puta mierda es ésta?- se decía a sí mismo -¡No entiendo nada joder!-

-¿Qué puta mierda es ésta?- se decía a sí mismo -¡No entiendo nada joder!-

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Matías deslizaba la baldosa que tapaba el agujero con dificultad. Estaba realmente agotado, pero no podía desfallecer. Tenía que ir a por "su León" y explicarle el gran favor que le había hecho quitándole de en medio a un Arier y a un Biele. Había escuchado que se encontraba cerca del área de máxima seguridad así que tranquilo y decidido se dirigió hacia ella. Por el camino se cruzó a Facada corriendo como un loco. Iba de vuelta. le cogió del brazo y le paró.

-Hola Airton- saludó matías sonriendo dementemente -¿De dónde vienes?-

Facada temía a Matías y no le faltaban razones para ello. Observó que estaba lleno de sangre y tierra, no entendía el porqué de esa mezcla de suciedades tan distintas, pero tratándose de él podría ser cualquier cosa.

-¿Has visto a Tomás? -insistió el pequeño chileno.

Facada jadeaba cansado y con un nudo en su garganta por el temor de ser descubierto y sobretodo por las consecuencias.

-Creo que ha escapado por los baños de las oficinas-

Matías cambió la cara. No se lo podía creer. Él intentando ser "su ratón", salvarle de las penas de esa prisión y Tomás pagándoselo así, huyendo... y sin él. tenía que ir a buscarle.

Ven! ¡Nos vamos de aquí!- ordenó Matías. 

Facada le siguió sin rechistar. Irse era lo que quería, se le abrió una puerta hacia el cielo con esa decisión.

Llegaron a la celda de Matías. Éste corrió la baldosa de nuevo y se tiró en picado hacia el túnel. Facada hizo lo mismo. Se arrastraban a toda prisa por él. Matías sólo pensaba en Tomás, para sus adentros le había traicionado, tenía que encontrarlo y explicarle bien el cuento que le atormentaba desde hace mucho tiempo. Tenía que hacérselo saber.

Antisocial ® (3 Colección Trastornos Mentales) #sakura2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora