Capítulo Veintinueve

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Facada se contuvo el vómito como pudo. Se puso la mano izquierda en la boca a modo de tapón y con la derecha volvió a tapar el cadáver con la sábana vieja. Incorporándose se alejó de aquellos bultos cubiertos y salió de la cabaña. No contuvo más sus ganas y vomitó una gran cantidad de bilis.

Tomás hizo lo contrario. Se acercó a los bultos y, aguantándose el gran olor a muerte que se había quedado en el ambiente al ser aireado, tiró de todos los trozos de tela para descubrir lo que había debajo en su totalidad.

Al hacerlo asomaron cinco cuerpos en estado de putrefacción, sobretodo cuatro de ellos. Un cuerpo grande, como de adulto y otros tres de más pequeñas dimensiones eran los que peor conservados estaban. Casi eran esqueletos completamente, aunque conservaban sus ropas. Por ellas pudo adivinar de que se trataba de niños. A su lado, aunque algo más separado había otro cuerpo de hombre. Aún tenía mucha de su piel, parecía que había fallecido más recientemente que los otros cuatro y de alguna forma más natural, ya que, conservaba todos los miembros en su sitio y perfectamente puestos.

-¡Facada!- gritó Tomás -¡Entra a ver esto!-

El portugués cesó de limpiar su boca con su manga y levantó la cabeza al escuchar que Tomás le llamaba. No le apetecía nada volver a entrar y toparse con ese cadáver, pero hizo de tripas corazón y entró a su reclamo.

Dios!- exclamó volviendo a sentir su estómago retorcerse -¡Hay más!-

-Cinco- aportó Tomás como dato -Hay cinco muertos en este lugar-

Facada volvió a salir para sacar sus nauseas fuera, cuando terminó entró de nuevo, esta vez intentando no mirar directamente a los cuerpos.

-No lo entiendo. ¿Por qué están en una cabaña en mitad de ningún sitio y no en el cementerio que es donde deberían estar?- se preguntaba Tomás.

Facada paseaba por allí mirando hacia las paredes.

-Tal vez hayan sido asesinados y el asesino los oculta aquí por algo- intentaba adivinar.

-Vale, pero lo normal es deshacerse de los cuerpos- debatió Tomás -Y éstos deben llevar bastante tiempo aquí a juzgar por su estado-

Facada no contestó. Estaba mirando fijamente al montón de hojas secas y basura que había en un rincón de la cabaña, de hecho, es lo único que había dentro a parte de esos cinco cuerpos.

-¿Qué pasa?- preguntó Tomás al fijarse en su reacción.

Facada se tapó los ojos.

-Por favor- suplicó -Dime que ese bulto que está debajo de toda la basura no es otro cadáver-

Tomás dio un pequeño salto hacia atrás. No se lo esperaba. Puso su mano en su boca y nariz y se dirigió hacia allá.

-Ahora lo sabremos- dijo Tomás.

-Ahora lo sabremos- dijo Tomás

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Antisocial ® (3 Colección Trastornos Mentales) #sakura2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora