El rey Seplet

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Los tres dragones fueron escoltados hasta el salón principal del palacio. Cuando entraron pudieron observar que a ambos lados estaban posicionados muchos guardias y al fondo, en el centro, estaba el rey de los centauros acompañado de su reina. Ambos eran grandes, él fuerte, ella esbelta. Su parte inferior, la que tenia forma de caballo era blanca la de el y marron, el mas comun de los colores, para ella. Dos tiaras coronaban sus cabezas para dejar claro que eran ellos los soberanos. Poco a poco Squall y sus acompañantes se fueron acercando hasta llegar a ellos.

-os doy la bienvenida a mi reino. Mis guardias dicen que a pesar de vuestras apariencias sois dragones y no tengo motivos para dudar de ellos. ¿Quienes sois y que os trae hasta mi presencia?- dijo el rey centauro con cordialidad

-le agradecemos mucho su hospitalidad majestad, yo soy Alborei y no es la primera vez que vengo a Ustrial. En mi juventud quise conocer mundo y visite vuestra ciudad, aquí conocí a vuestro padre, un buen rey, al igual que seguro lo sois vos ahora. Los que me acompañan son los jóvenes Squall y Shilena. Y lo que nos trae aquí es una petición de ayuda. Él es el dragón prometido por la profecía , el que traerá la paz al mundo pero para eso necesitará la colaboración de todas las razas- comenzó a decir Alborei.

-entiendo, y entre ellas estamos nosotros los centauros.. A los que yo Seplet gobierno.. pero siendote sincero no creo en profecías ni en dragones prometidos, es bien cierto que mi padre estrecho lazos con los dragones, en parte por que creía en dicha profecía pero el elegido nunca llegó y murió sin saber si lo que había hecho había servido para algo- alegó el rey centauro

-estoy seguro que habéis oído la profecía más de una vez, él nació de un huevo dorado y como bien sabréis no hay dragones de ese color. Tenemos motivos razonables para pensar que ha llegado el momento de que la profecía se cumpla. Vuestro padre creía en ella y nos gustaría que su majestad nos diera una oportunidad.- Alborei hablaba con respeto al rey Seplet.

-esta bien, digamos que creo en lo que decís, ¿para que necesitáis la colaboración de los centauros?- pregunto el monarca.

-todos sabemos cual es la lacra de este mundo, el Emperador Xangar no tiene piedad de nadie, arrastra a todas las razas a la oscuridad, según tengo entendido todos los años tenéis que enviar quinientos de vuestros jóvenes para que ingresen en las filas de su ejército. Esto tiene que acabar, todos los reinos deben ser liberados de su tiranía, y para eso debemos hacerle frente.- expuso Alborei.

-¡estáis loco!- grito de repente la reina
-si osamos enfrentarnos al emperador nuestra raza estará sentenciada a muerte, el Emperador no perdona a quienes lo traicionan y a sus familias tampoco. Sois unos ilusos si pensáis que vamos a colaborar en semejante tropelía. -continuó diciendo la soberana

Seplet alzó la mano en señal de que era suficiente y su esposa lo entendió.

-he escuchado suficiente, pero no he tomado una decisión aun. Tenéis razón en que el Emperador es la lacra de este mundo pero como dice mi esposa hacerle frente es muy arriesgado. Retiraros por ahora.. mañana os daré una respuesta.- sentenció Seplet.

-muy bien mi señor. Tómese el tiempo que necesite para deliberar. Nosotros esperaremos a que tome su decisión.- dijo Shilena.

Seplet hizo un gesto con la cabeza y agarro del brazo a su reina.

-retiremonos a nuestros aposentos tenemos que pensar en todo esto. Aenor acompáñanos.

El más alto de todos los centauros que estaban en la sala se acercó a los reyes para posteriormente seguirlos de cerca hasta salir del salón. Los dragones fueron escoltados, por el mismo centauro que los habia llevado hasta los reyes, a otra habitación, que no era en la que habían esperado a que el rey Seplet les diera audiencia.

Por el camino Squall no pudo estarse mas tiempo callado.

-¿quien era el centauro que acompañó a los reyes? Parecía muy fuerte- le pregunto al centauro que los guiaba

-es Aenor, el mas fuerte y mejor estratega de todo el reino. Mano derecha y consejero del rey.- respondio

Cuando llegaron a la habitación Squall siguió haciendo preguntas.

-¿creéis que nos ayudarán?- pregunto a Alborei.

-si dependiera de la reina te aseguraría que no, tenia mucho miedo de las represalias, pero Aenor parece valiente, confiemos en que pesen más las palabras de este que las de ella.- contesto el veterano dragón

-en fin, no nos queda otra opción que esperar a ver que decide- dijo Shilena.

Pasaron las horas y llego la noche, nadie venia a llamarlos.

-será mejor que descansemos,  con un poco de suerte mañana temprano nos darán respuesta, dormir nos vendrá bien.- sugirió Alborei

-estoy de acuerdo, han sido muchos días de viaje y seguro que todos estamos cansados- dijo Shilena

Todos estuvieron de acuerdo y se prepararon para dormir pero Squall, nervioso por la decisión de Seplet, no daba conciliado el sueño. Le daba vueltas a la cabeza pensando en que pasaría en un caso u otro.

Siguió pasando el tiempo y nada cambiaba. Con el paso de las horas salio el sol, cuya luz entraba por una ventana de la estancia. Alborei y Shilena pronto se despertaron.

-Buenos días, ¿que tal habéis descansado?- pregunto Shilena desperezandos

-he descansado bastante bien- mintió Squall antes de bostezar

-yo he echado de menos un colchón, pero no puedo quejarme- confesó Alborei

Al poco rato un centauro se acercó a la habitación, traía con el comida para que desayunaran. Se lo agradecieron y el centauro se retiró. Tenían hambre así que no tardaron en empezar a comer. Pronto terminaron. Y les tocó esperar a que los avisarán para ver si el rey se había decidido.

Pasaron 2 horas más pero por fin llegó un emisario del rey para solicitar su presencia ante él. Sin dudar los 3 dragones se dirigieron a su encuentro.

Volvían estar en el salón principal pero esta vez solo estaban ellos 3 los reyes y Aenor. Los tres dragones se acercaron a los 3 centauros.

-bienvenidos ante mi presencia una vez más- empezó diciendo Seplet.

-es un honor estar aqui- dijo Alborei

-hemos estado debatiendo sobre vuestra petición y hemos llegado a una conclusión. - el rey estaba serio.
-mi reina y yo hemos decidido que no vamos a colaborar con vosotros. - sentenció

Esas palabras hicieron que Squall se sobresaltara.

-¡No puede ser!-gritó

Al tiempo que Alborei le hacía un gesto pa que se cayado el rey continuó hablando.

-No he acabado, he dicho que mi reina y yo no tomaremos parte, pero nuestro consejero Aenor no es de la misma opinión. Dice que quiere acompañaros en vuestro viaje para ver de que sois capaces y ayudaros en vuestra misión. Quien sabe quizás lo que el vea me haga cambiar de opinión en un futuro.- continuó diciendo el rey

Squall se tranquilizó pues vio que aún quedaba una opcion de que los centauros se unieran a su causa

-será un honor tenerte de compañero de viaje- le dijo Alborei a Aenor.

-El honor es mio- contesto

-bien, ahora retiraraos. Tenéis permiso para recorrer la ciudad por si quereis comprar provisiones para continuar vuestro viaje, no correis peligro pese a vuestras formas todos saben ya que sois dragones.- dijo el rey

Salieron del gran salón seguidos por Aenor

-¿cuando queréis continuar vuestro viaje?- pregunto el centauro

-Mañana al alba si te parece bien, no sabemos si tienes asuntos pedientes que atender- dijo Shilena.

- estoy de acuerdo, nos vemos mañana al alba en el porton.

Se separaron y los 3 dragones se fueron a recorrer la ciudad en busca de víveres.

El Dragón Elegido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora