El castillo de Seira

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Tras varios días más de viaje el grupo ya casi había llegado a Seira. Los nuevos compañeros habían encajado bien con el resto, Falco estrecho lazos con los jóvenes Squall y Shilena y Nomar con los más veteranos. A ambos les impresionaba los poderes de Squall, algo que nunca habían visto, y le animaban a que siguiera entrenando para aprender a usarlos mejor.

El grupo seguía avanzando en su viaje cuando en el horizonte empezó a verse un castillo, a lo lejos se veía pequeño pero según se iban acercando se hacía más grande. Pronto estuvieron cerca de la entrada donde un gran portón impedía el paso a través de la muralla. Guardias a ambos lados vigilaban que nadie accediera a la ciudad castillo sin permiso. Cuando vieron acercarse a Squall y los suyos uno se echó hacia delante.

-¡quien va!- dijo el guardia

-yo soy Alborei, ellos son Squall, Shilena, Aenor, Taki, Dan, Doltan, Nomar y Falco- dijo el dragón mientras señalaba a sus compañeros

-¿y cual es el motivo para que humanos, enanos, elfos, tiermanns y centauros viajen juntos?- preguntó el guardia

-no somos humanos, somos dragones, y el motivo que nos une es demasiado importante para decirlo aquí. Solicitamos entrar en la ciudad para hablar con el rey. - respondio Alborei

-podéis entrar en el castillo pero debéis entregar las armas, y respecto a hablar con el rey.. Tendréis que esperar, hay mucha gente que quiere hablar con el antes de vosotros.- dijo el humano

-entregaremos las armas y esperaremos sin problemas- dijo el dragón

-¡abrid el porton!- gritó el guardia

Una vez entraron en el castillo dejaron los caballos en los establos y entregaron sus armas tal como habían quedado.

-hoy ya no creo que su mestad pueda atenderos, os escoltaré a vuestros aposentos y mañana haced cola para que os atienda- dijo el guardia

El grupo fue escoltado hasta las habitaciones para los invitados. Cada uno de ellos tenia una habitación. Ya era tarde así que se fueron a descansar.

Ya había caído la noche cuando Squall decidió salir de su habitación. Se acercó a la que estaba a la izquierda de la de suya y abrió la puerta, dentro estaba Alborei tumbado en la cama. Se había confundido de habitación.

-¿que pasa Squall?- le pregunto con voz somnolienta

-no.. nada.. quería preguntarte algo pero sigue durmiendo, ya mañana te lo pregunto- mintió el joven

Cerró la puerta y se acercó a la siguiente. Cuando estaba a punto de abrir la puerta alguien lo hizo por el. Era Taki. La elfa lo miro.

-la habitación de Shilena es aquella- le dijo con una sonrisa en los labios

-gra..gracias- dijo Squall al tiempo que se preguntaba como podía saber que era la habitación de Shilena la que buscaba

Se acercó despacio a la habitación que le había señalado Taki intentando hacer el mínimo ruido posible. Abrió la puerta despacio.

-entra, pero no hagas ruido- le oyó decir a Shilena

Squall cerró la puerta.

-no sabia si ibas a venir- le dijo la dragona

-no sabia que hacer, pero al final me he decidido, echaba de menos poder tocarte sin que nadie nos vea- dijo él

-acércate - dijo ella

Squall obedeció y cuando estaba pegado a ella le dio un beso.

-y esto no lo echabas de menos- pregunto Shilena

-más aún- dijo Squall

Volvieron a besarse esta vez durante más rato.

Se tumbaron en la cama y siguieron amándose, acariciandose, besándose..

El tiempo pasaba rápido pero no les importaba, solo disfrutaban de ese momento que pocas veces podían disfrutar.

Cuando ya casi iba salir el sol Squall volvió a su habitación. Se durmió enseguida pero poco pudo descansar pues en poco tiempo alguien estaba llamando a su puerta.

-¡Arriba Squall! Vamos al comedor que hay que ir a esperar a que nos reciba el rey- dijo Alborei

-Ahora voy- dijo Squall con la voz más somnolienta que la de Alborei la noche pasada

Squall se levantó y se preparo para ir al comedor. Cuando llegó los vio a todos allí. Se acercó y se sentó en la mesa

-pareces cansado, ¿no has dormido bien?- le pregunto Aenor

-Realmente no, tuve alguna pesadilla- mintió el joven dragón

-Shilena también parece que no ha dormido mucho a juzgar por sus ojeras- dijo Dan

-no está bien decir eso de una chica - le regaño Taki

-es verdad, te pido disculpas- dijo el elfo

- no pasa nada, la verdad es que no conseguí dormir demasiado- dijo Shilena

Una sirvienta vino s servirles el desayuno, leche caliente con tostadas y manteca.

Todos disfrutaron comiendo y a Squall le recordó a uno de los últimos desayunos que había disfrutado con su padre.

-por cierto Squall, ¿que querías preguntarme anoche?- le dijo Alborei

-no.. nada.. era una tonteria- contesto

Alborei no le dio más vueltas y siguió comiendo.

Pronto no quedaban ni las migajas y con el estómago lleno se dirigieron al salón en el que el rey recibía a la gente.

Cuando llegaron ya había una larga cola esperando y varios guardias a ambos lados de la puerta. Se pusieron al final de ella.

La gente iba entrando a medida que otra salia, unos con cara alegre, otros con cara de enfado.

-creéis que nos prestará su ayuda- dijo de repente Squall

-no podemos saberlo, pero esperemos que si- dijo Alborei

La cola avanzaba a buen ritmo. De unas doscientas personas que habría al principio ya quedaban menos de cincuenta.

-¿alguno conoce al rey?- hizo otra pregunta Squall

Todos se miraron los unos a los otros.

-yo no lo conozco, pero conocí a su abuelo- dijo Alborei

-nosotros conocimos a su padre- dijo Dan

-yo ni a su abuelo ni a su padre, y por mi no lo conocería ni a él- dijo Doltan

Todos se rieron

Por fin ya eran los siguientes en entrar. A todos les dio la impresión de que este último fue el que más tardo en salir, pero por fin lo hizo.

Entraron en el salón

-saludar a Doku, rey de Seira - dijo un guardia cuando entraron

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