Doltan el comandante

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El viaje continuaba y mientras avanzaban hacia su destino iban hablando de la pelea que acababan de tener.

-fue una ardua batalla- dijo Aenor

-nos superaban en número pero no eran tan diestros como nosotros- dijo Dan

-yo estaba muy nervioso, me costaba apuntar- confesó Squall

-lo has hecho muy bien mataste a un arquero- le animo Taki

-has hecho más que eso, me has salvado la vida - dijo Shilena

-no se como lo he hecho, sólo se que cuando vi la flecha volar hacia ti la mire deseando que se frenase- dijo el joven dragón

-recuerda ese sentimiento y intenta ponerlo en práctica cuando entrenes con los relojes- le aconsejo Shilena

-eso hare- dijo Squall

-y muchas gracias, me da miedo pensar en lo que podría haber pasado- confesó Shilena

Squall se sonrojo.

-por cierto, ¿por que cuando descubrieron que somos dragones nos atacaron?- pregunto

-es sencillo, el Emperador conoce la profecía y sabe que su enemigo es un dragón. Por eso esta enfrentado con ellos. Es la única raza que no está sometida a su tiranía pero hay enfrentamientos continuos- explico Alborei

Todo el grupo continuó su viaje mientras seguían conversando. Cuando cayó la noche pararon a descansar. Aún les quedaba venado del día anterior y se lo comieron para recuperar fuerzas.

Taki le vendo la herida a Shilena con unas vendas runadas que ayudaban a la cicatrización y esta se lo agradeció.

Mientras, Squall practicaba con sus relojes y ahora si estaba avanzando. Tras cada intento había más diferencia entre que la arena del primero y la del segundo terminaban de bajar. Shilena se acercó a el cuando termino de ser atendida por Taki y le dio la enhorabuena.

-Ahora tendrás que intentar otras opciones, como detener de todo el flujo de arena o acelerarlo.

Squall asintió con la cabeza mientras seguía concentrado en entrenar su elemento.

Alborei también se acercó hasta ellos y felicito al joven por sus avances.

-Ahora si estoy convencido de que eres el dragón prometido. Hay algo más que debes saber sobre los elementos- dijo el veterano dragón

-¿y que es?- pregunto Squall intrigado

- los dragones son inmunes a su elemento. Es decir, un dragón de fuego no puede morir quemado por ejemplo y por lo tanto tu al igual que los elfos no puedes morir de viejo, pues tu elemento es el tiempo y no te dañará. -explico Alborei

Squall se quedo en silencio pensativo, analizando lo que acababa de decirle Alborei. Cuando pareció que lo había asimilado se puso triste.

-eso quiere decir que veré morir a toda la gente que quiera.. no me gusta- confesó el joven

-eso no es cierto del todo - dijo Shilena
-puedes morir en batalla o por enfermedad por decirte algún posibilidad - parecía triste mientras lo decía

-no lo había pensado asi- dijo Squall

Después de eso Alborei y Shilena se alejaron y Squall prosiguió con su entrenamiento. Y seguía mejorando tras cada intento.

Al cabo de un rato decidio parar pues ya le dolía un poco la cabeza y tanto los elfos como el centauro ya estaban durmiendo. Cuando concilio el sueño soñó con Garret, cosa que le pasaba muchas veces. En el sueño su padre era también un dragón y los dos volaban surcando los cielos sonriendo pero de repente Garret caía al suelo y se estampaba en el. En ese momento se despertó sobresaltado. Después de tranquilizarse y convencerse de que solo era un sueño siguió durmiendo.

Los siguientes días fueron tranquilos, las historias de Aenor amenizaban el viaje y Dan también tenía alguna batallita que contar.

Así fueron acortando distancia hasta su destino y por fin divisaron Áurea. La ciudad reflejaba la luz del sol y brillaba como el oro, era bastante hermosa.

Al acercarse más a la entrada vieron que en la parte exterior de la puerta de entrada a la ciudad había cuatro enanos haciendo guardia, dos a cada lado. El grupo se acercó más a ellos.

-buen día buena gente, soy Alborei, un dragón pese a la apariencia que ahora veis. Ya he estado otra veces en la ciudad en el pasado, me gustaría hablar con el rey Flinch. ¿Podéis abrirnos paso?- solicito Alborei

-no te conozco humano que dice ser dragón, y conocido además. Dad media vuelta y marchaos, aquí no se aceptan extranjeros.- dijo uno de los enanos que estaba de guardia

-no podemos marcharnos, necesitamos hablar con vuestro rey. ¿Sigue siendo Doltan el comandante de los ejércitos?  El me conoce. Preguntarle a el. Seguro que nos permite entrar.- dijo el veterano dragón

-pues si, sigue siendo él el comandante... iré a preguntarle pero como me reprenda por molestarle te clavaré un hacha en la cabeza yo mismo- protestó el enano

Mando abrir la puerta y fue en busca de Doltan. La espera se hizo eterna pues tardo un buen rato en volver. Pero lo hizo y venia con otro enano más.

-ahi están mi comandante, ¿los conoce?- dijo el enano que les había impedido el paso

El enano que debía ser Doltan los miro con dureza.

-si, conozco al anciano. Han pasado treinta años y no ha cambiado en nada.- dijo Doltan

-viejo amigo, me alegra que me reconozcas, tienes buena memoria, ¿puedes dejarnos entrar en la ciudad?-dijo Alborei

-no me gustan mucho tus acompañantes, un sucio centauro, dos elfos presumidos y dos niñatos.. desde luego no sabes buscarte buena compañía...- dijo el no muy educado enano

-no te preocupes por ellos Doltan, son buena gente, si no no vendrían conmigo. - dijo el dragón

-esta bien, mi soldado me ha dicho que queréis hablar con el rey, pero no os garantizo que os reciba- dijo el comandante

-no te culparemos de ello si eso pasa. Te agradecemos que nos permitas el paso- agradeció Alborei

La puerta volvió a abrirse y esta vez todos pasaron, una vez dentro Doltan los escoltó hasta la posada.

-quedaros aquí y no arméis alboroto. Yo iré a solicitar audiencia con el rey. Lo más seguro es que no os atienda hasta mañana si es que decide atenderos.. Cuando tenga la respuesta vendré a decirosla. - dijo Doltan

-muchas gracias amigo, aquí esperaremos- dijo Alborei

-deja de llamarme amigo.. casi no somos ni conocidos.. no se ni por qué os he dejado entrar. Me voy- dijo el enano un poco malhumorado

Se dio media vuelta y se fue. Squall y su gente entraron en la posada cosa que a Aenor le costó bastante, tuvo que agacharse en la puerta y casi tocaba el techo con la cabeza.

La posadera los atendió rápido pues no tenia más clientes, les ofreció comida pero no tenían hambre así que pidieron hospedaje. No tenían una habitación lo suficientemente grande para todos así que pidieron 3 habitaciones, una para Alborei y Aenor, otra para la pareja de elfos y la última para Shilena y Squall. Cuando la posadera les dio las llaves todos se fueron a sus cuartos.

El Dragón Elegido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora