El wyvern

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El día siguiente llego pronto, al salir el sol los dragones se despertaron tras una noche de sueño reparador y se prepararon para ir al portón a encontrarse con Aenor. Cogieron las provisiones que habían comprado el día anterior, sus pertenencias y fueron a los establos a buscar los caballos. Cuando llegaron al portón Aenor ya estaba allí.

-llegáis tarde- les dijo.

-disculpad, nos levantamos justos de tiempo - se excusó Alborei.

-No os preocupéis, hace poco que he llegado - dijo el centauro al tiempo que levantaba una mano en señal de despreocupación.

-si estamos todos listos emprendamos nuestro viaje- propuso Shilena.

-¿cual es nuestro destino?- pregunto Aenor.

-Xaldara, la tierra de los elfos - contesto Alborei.

-¿esta muy lejos?- pregunto Squall.

-bastante, unos veinte días de camino si aprovechamos bien las horas de sol.-dijo Aenor.

-¿hay alguna posada de camino? No me gusta dormir al raso- confesó Squall.

-pues tendrás que acostumbrarte, porque en nuestro viaje dormiremos más veces al raso que bajo techo.. pero si te sirve de consuelo hay dos posadas en el camino.- le contesto Alborei.

Squall suspiró con resignación.

-movamonos- dijo Squall

Alborei espoleó su caballo y este empezó a cabalgar, los demás lo siguieron. Así pasaron los días cabalgando de día y amantados por las estrellas de noche, comían de lo que cazaban o de las provisiones que habían comprado, 6 días después llegaron a la primera posada. Allí se extrañaron de  ver a un centauro con 3 humanos, pero los posaderos no hicieron muchas preguntas. Allí descansaron bien, Squall mejor que nadie pues echaba de menos dormir en un colchón. A la mañana siguiente prosiguieron el viaje. Pero decidieron que no pararían en la siguiente posada para evitar preguntas incómodas por tan rara asociación.

Pasaron los días y seguían con la misma rutina. Durante el viaje Aenor amenizaba el camino con anécdotas de sus aventuras bélicas y viajes. Alborei instruía a Squall sobre los elementos con ayuda de Shilena. Para que el joven dragon aprendiera a controlar su elemento habían comprado dos relojes de arena en el mercado de Ustrial. Según le había dicho Shilena tenia que conseguir que uno acabase antes que el otro, pues eso significaría que había alterado el tiempo en uno de ellos. Squall lo intentaba pero no obtenía resultados.

Cuando faltaban solo 4 días para llegar a su destino mientras Aenor contaba una de sus historias Squall se fijó en el cielo, allí vio algo volando.

-mirad alli - les dijo a los demás
-es demasiado grande para ser un pájaro.. ¿puede ser un dragón? - pregunto Squall.

Alborei observó el cielo y le dio una respuesta

- no es un dragón, es un wyvern- dijo

-¿un wyvern? ¿Que bestia es esa?- pregunto Squall.

-mucha gente confunde los dragones y los wyvern, la diferencia es que los wyvern son bestias salvajes sin la capacidad de hablar, solo tienen patas traseras y las alas a diferencia de nosotros los dragones que tenemos 4 patas y las alas, además de eso los wyvern no tienen elementos que los distinga, o si tienen alguno es el fuego, pues pueden expulsarlo por la boca. Sus escamas también son más débiles que las nuestras y se le puede herir con flechas corrientes o armas de filo como una espada.- explico Shilena

Squall se volvió fijar en el y se percató de que cada vez el contorno era más grande, el wyvern los habia había visto y estaba descendiendo.

-creo que viene a por nosotros- les dijo a los demás

-parad habrá que hacerle frente, es más rápido que los caballos y no podremos escapar de el- ordenó Alborei.

Los demás hicieron caso, frenaron y descabalgaron. Aenor cogio las riendas de los caballos y se los llevo hacia un lado para que no sufrieran daños. Pocos segundos después el wyvern aterrizó, miro a los 3 dragones y rugió con fiereza. Era de un tamaño considerable pero más pequeño que Alborei en su forma verdadera. Sus escamas eran verdes esmeralda y los cuernos de la cara y espalda verde oscuro. Volvió a rugir.

- esto es lo que haremos. Squall, tu quedate en la parte de atrás y disparale con tu arco cuando tengas ocasión, Shilena tu cúbrelo, yo lo atacare en mi forma de dragón. -propuso el mas veterano de los dragones

Squall asintió al igual que Shilena y se echaron hacia atrás. Alborei comenzó a transformarse, unos segundos después era el imponente dragón plateado que había impresionado a los centauros unos días atrás.

El wyvern no titubeó pese a enfrentarse a un dragón y lanzó una bocanada de fuego pero Shilena puso las manos en el suelo y una pared de tierra se levantó entre el dragón y la bestia para acto seguido desaparecer undiendose en el terreno.

Alborei se abalanzó sobre el wyvern y le mordió en el cuello, la bestia se retorcía y luchaba para intentar librarse de las fauces del dragón pero este lo tenia bien agarrado, por fin extendió las alas y con en impulso que produjo se zafo del mordisco. Alborei retrocedió un poco y Squall aprovecho para disparar un par de flechas que se clavaron en el costado del wyvern. Al mismo tiempo por el otro lateral Aenor que había vuelto de poner a salvo a los caballos intentaba clavarle su lanza.

De repente la bestia echo a volar a lo que Alborei respondio con un fuerte aleteo que proboco un torbellino debajo del wyvern que iba haciéndose más grande, hasta que la bestia se vio atrapada por el empezando a dar vueltas sobre si misma. Squall aprovecho para disparar flechas pero las ráfagas de viento las desviaba y ninguna alcanzó a su objetivo. Pocos segundos después el torbellino se difumino y el wyvern cayó al suelo con fuerza pero pronto se levantó aunque se tambaleaba hacia los lados debido al mareo que tenia por las vueltas que había dado. El dragón arquero volvió a disparar y más flechas se clavaron en la bestia, lo que la enfado aun más y lanzó una llamarada hacia Squall,  pero Shilena que estaba atenta levanto otro muro entre la bola de fuego y el joven.

Alborei se abalanzó sobre el wyvern y logró inmovilizarlo con sus patas delanteras una vez que lo tiro al suelo, esto lo aprobecho Aenor que cogio su lanza cabalgo hasta ellos y la clavo con fuerza en el pecho del wyvern, hundiendola profundamente, alcanzando el corazón de la bestia que dio un alarido de dolor para morir a los pocos segundos. Alborei soltó a la fiera ya inerte y volvió a su forma humana.

-fue una batalla dura, pero hemos salido airosos- dijo

-yo no he hecho nada- protestó Squall

-has echo lo que te he pedido, como tenias que hacer- le dijo Alborei

-has echo más de lo que crees -dijo Aenor
-no cualquiera hace frente a una bestia así

Squall no estaba convencido pero las palabras del centauro le levantaron el animo.

Fueron a donde Aenor había dejado los caballos para continuar su viaje. Montaron ellos y reanudaron su travesía.

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