La decisión del consejo

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Los tres dragones y el centauro entraron en la sala del consejo, allí esperaban sentados siete elfos que pese a ser llamados ancianos no parecían tan mayores pues como es bien sabido los elfos no mueren de viejos y no se degeneran tanto con la edad como los humanos u otras razas. Todos eran muy parecidos, de pelo claro y orejas puntiagudas y cejas pobladas. Al frente de la larga mesa que estaba delante de ellos estaba escrito los nombres de cada uno de los miembros del consejo: Satel, Gorei, Eferion, Ytan, Lio, Roni y  Kirur ponía de izquierda a derecha.

No había nadie más en la sala. Hasta el elfo que los habia ido a buscar se quedo fuera, por una parte era mejor, así podrían hablar tranquilos.

-les agradecemos que nos hayan dado audiencia- comenzó a decir Alborei pero fue interrumpido por el elfo que estaba en el medio de la mesa

-no seas tan formal Alborei, nos conocemos desde hace muchos años, no es la primera vez que nos vemos. Veo que estas bien acompañado. El honorable centauro Aenor también conocido por nosotros. ¿Quienes son los otros dos jóvenes que te acompañan?- dijo Ytan.

-dejemoslos que se presenten ellos mismos- dijo Alborei

-yo soy Shilena y soy una dragona de tierra, visionaria. Son parte de esas visiones lo que nos traen aqui- dijo la joven

-yo soy Squall, y al parecer soy un elegido, al parecer una profecía vaticinaba mi venida al mundo- dijo él

-una visionaria y un elegido, no parece que sean malos compañeros de viaje.. ¿la profecía de la que hablas es la del huevo dorado?- pregunto el elfo

-Así es, la misma. Y venimos a pediros que nos ayudéis a hacer realidad la profecía. Sois gente sabia así que ya sabréis quien es nuestro enemigo - dijo Alborei

-no puede ser otro que el Emperador, ese tirano solo sabe gobernar mediante la política del miedo, si no cumples sus ordenes tienes problemas. Hoy mismo recibimos visita de uno de sus emisarios, al parecer el Emperador pretende que le fabriquemos más armas y armaduras runadas. Por cada diez que fabricamos ahora quiere dos más, y ya le estábamos dando más de la mitad de nuestra producción.. no podemos aceptar pero no podemos negarnos. ¿Que hacemos entonces?- el elfo parecía apenado mientras pronunciaba la pregunta

-uniros a nosotros, si conseguimos la colaboración de todas las razas podremos hacerle frente. - les propuso Alborei.

Los miembros del consejo se miraron unos a otros mientras murmuraban entre ellos.

Al poco los murmullos cesaron y se hizo un silencio incomodo que fue roto por uno de los elfos, Lio.

-es muy arriesgado lo que pedíis, si aceptamos y triunfamos seria perfecto pero si fallamos.. podría ser el fin de nuestra raza..- el elfo parecía elocuente

-si no hacemos algo tarde o temprano será el final de todas formas, ¿cuanto tiempo pasara hasta que tengáis que producir solo para su ejército o que soliciten más jóvenes para ingresar en sus filas?- pregunto Alborei

los murmullos volvieron a comenzar mientras Ytan se frotaba el mentón pensativo.

Cuando los murmullos cesaron otro elfo rompió el silencio

-unir a todas las razas es una ardua tarea.. ¿cuantas han accedido a vuestra solicitud?- pregunto Gorei.

-siendo sinceros.. ninguna. Sólo contamos con los dragones. Los centauros,que son los únicos a los que hemos visitado por el momento, se negaron a darnos su apoyo por el momento, pero el rey Seplet dejo una puerta abierta a la colaboración. Por eso Aenor nos acompaña, para juzgar si somos dignos de su colaboración. - explico Alborei.

Kirur se levantó y le susurro algo al oído a Ytan. A lo que este contesto afirmando con la cabeza.

-¿sabéis como tomamos las decisiones en este consejo?- le pregunto a los visitantes

-someteis las propuestas a votación. Si alguno no está de acuerdo la propuesta no va adelante. -dijo Alborei

-observo que no olvidas nuestras costumbres. ¿comenzamos la votación o queréis añadir algo más? - pregunto Ytan.

-solo pediros un poco de confianza.. sin vuestra colaboración seguro que nada cambiará a mejor.- dijo Shilena.

-muy bien, comencemos la votación.- dijo Ytan.

-que alcen la mano los que estén a favor- dijo Roni.

Parecía que ninguno iba alzar la mano cuando de repente Ytan lo hizo.

-estoy cansado de la opresión del Emperador. Yo confío en vosotros tenéis mi voto.- dijo el veterano elfo

-que alcen la mano los que estén en contra- dijo otra vez Roni

Los miembros del consejo se miraron otra vez entre sí, Kirur y Satel hicieron el ademán de levantar la mano pero finalmente no lo hicieron.

-¿entiendo que todos los demás os absteneis? -pregunto Ytan.

-eso parece, por mi parte así es- dijo Kirur

los demás asintieron con la cabeza.

Los 4 visitantes estaban estupefactos. Cuando sólo Ytan había levantado la mano ya se sentían derrotados y ahora se veían ganadores. No podían creérselo.

-con un voto positivo y seis abstenciones queda aprovada la solicitud de ayuda. ¿Tenéis ya un plan de ataque?- pregunto Satel.

-nuestro plan inicial es que después de conseguir la colaboración de todas las razas todos muevan sus ejércitos a las cercanías de la capital del imperio. Allí nos uniremos y planearemos como asediar la ciudad y atacar al emperador.

-muy bien, ¿cuanto tardareis en reuniros con las razas restantes?- pregunto Ytan.

-2 ciclos lunares aproximadamente. Pero el asedio será al terminar el tercero. El punto de encuentro será al noreste de la capital. ¿Contamos con vosotros pues?- dijo Alborei

-por supuesto, la decisión esta tomada, aumentaremos nuestra producción de runas para poder suministrarlas a las demás razas.- dijo Gorei.

-una última cosa, dos elfos de nuestra confianza os acompañarán en vuestro viaje. Os ayudarán y hablarán en nuestro lugar con las demás razas.-dijo Ytan.

-nos parece correcto, toda ayuda es poca- dijo Alborei.

-Mañana volved a presentaros ante nosotros al mediodía,  os presentaremos a vuestros acompañantes. Y podréis proseguir vuestro viaje. - dijo Eferion.

-de acuerdo, nos vemos mañana - dijo Alborei.

Todos se despidieron de los elfos y se retiraron a la posada. Allí hablaron de la reunión que acababan de tener y celebraron el triunfo. Cuando se acercó la noche bajaron al comedor y cenaron copiosamente. Después de eso se retiraron a su habitación y descansaron con la tranquilidad de tener nuevos aliados.

El Dragón Elegido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora