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1.6

Me desperté con una sensación de incomodidad en el estómago. Una mano estaba puesta sobre la parte inferior de mi cuerpo y estaba demasiado caliente para mi gusto. Justin dormía con tranquilidad roncando en mi oreja, verlo así era algo raro. Se veía dulce y joven, la fachada que siempre usaba —siempre sonriendo con descaro o con el ceño fruncido— no estaba por un segundo.

No quería perturbar su sueño, así que me quedé ahí tendida en silencio mientras esperaba que despertase pronto.

Y en realidad no tomó mucho hasta que oí un gemido saliendo de sus labios y murmuró algo antes de quitar la mano de mi cuerpo e incorporarse. Moví la cabeza para mirarlo, con la espalda hacia mí y los pies colgando en la cama. Solo estaba en bóxeres, lo cual me hizo recordar lo que había sucedido horas atrás, y me sonrojé con solo pensarlo. Sin embargo, a pesar de mi rubor, tampoco podía evitar sentirme muy mal por eso.

Era extraño que hubiese cedido tan fácil, cuando suelo ser difícil de llegar.

No hablamos por un rato, Justin estaba mirando la pared frente a él y yo miraba su espalda, viendo los pocos tatuajes que tenía en su suave piel.

Suspirando, me di cuenta de que no iba a mirarme pronto y me levanté para recuperar mis bragas del suelo. Una vez que me las puse, y mi otra ropa también, me volteé solo para ver a Justin observándome con una sonrisa en el rostro. Maldito sea.

Me sonrojé de inmediato cuando sus ojos se encontraron con los míos, sus labios luego se curvaron en una sonrisa.

—¿Qué?

—Fue un tremendo espectáculo el que montaste, nena. —Se rió, pasándose una mano por su cabello revuelto.

—Cállate

—¿Sabes que cuando dices «cállate» suena como «cáiate»? —Volvió a reír, recostándose contra el cabezal de la cama.

—Claro que no.

—Que sí.

—Cállate.

—¿Ves? De nuevo: cáiate. —Tomé una almohada de la cama y se la lancé. Él la atrapó con facilidad y me la lanzó de regreso. Me golpeó en el rostro antes de que pudiera reaccionar.

Entonces estuvimos en silencio un rato antes de que me atreviera a hablar.

—Esto está mal —susurrando las palabras, esperé que él no las entendiera.

Pero lo hizo.

—Lo sé. —Sacudió la cabeza y se levantó, tomando su camisa de la silla y poniéndosela. Me quedé allí, incómoda, frotándome el brazo y esperando a que dijese algo aparte de que él ya sabía. Pero no dijo nada más, así que me quedó a mí decirlo.

—Entonces deberíamos detenernos, ¿no crees? —Caminando hacia mí, me sentí más valiente que nunca y cuando me miró sentí por primera vez que no le tenía miedo.

—No lo creo —dijo, alejándose de mí y de mi mirada una vez más. Era como si no quisiera mirarme en absoluto, a pesar de las cosas íntimas que habíamos hecho la noche anterior.

—Yo sí. Si mi hermano se entera...

—¿Puedes callarte por una vez y dejar de hablar de tu hermano? ¿Acaso es tu dueño? ¿Acaso puede decirte qué hacer y qué no, Hunter? Dime, ¿es así? —Para ahora, él ya explotado conmigo, tomando mis brazos en sus manos grandes. Estábamos en una posición en la que nos habíamos encontrado varias veces antes.

—No, pero...

—¿Ves? Él no es tu dueño y deberías tomar decisiones por tu cuenta. Si quieres seguir haciendo esto... verme, porque sé que es así, entonces hazlo. Él no tiene que saber —dijo con dientes apretados, pero para mi fortuna no había aumentado la fuerza de su agarre en mis brazos como ya estaba acostumbrada a que hiciera.