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0.4

Como había dicho, tomé al primer hombre que me dijo que vivía en el distrito uno y que sabía quién era Justin Bieber, lo hice desearme y entonces condujimos a casa. Ahora estaba atado con firmeza a una silla, siendo interrogado por mi hermano, quien estaba muy orgulloso del trabajo que yo había hecho por él.

—Ahora háblame sobre Bieber —siseó Lucas, irguiéndose alto e intimidante.

—No te diré nada. Y tú... —Giró la cabeza para mirarme—. Eres una perra —habló de manera dura, pero no podía importarme menos lo que este hombre pensaba sobre mí, quizás era la última vez que me vería; si mi hermano no lo mataba, entonces alguien del distrito uno seguro que lo haría.

—Yo te pregunto algo y tú me respondes, ¿estamos claros? —habló como si el hombre fuese un niño pequeño y no entendiese nada. Casi solté una risa, pero la contuve porque sabía que Lucas hablaba muy en serio.

—¿Por qué debería decirte algo? Eres el enemigo, no mi amigo. Jódete, Thorn. —El hombre escupió, y el puño de mi hermano voló hacia adelante al mismo tiempo.

Sus nudillos conectaron con la mandíbula puntiaguda del hombre, y juro que pude oír sus huesos crujir.

—Porque si no lo haces te vas a arrepentir, al igual que el resto de tu patético distrito. —Lucas siseó y lo golpeó una y otra vez.

Me volteé con cada golpe que Lucas daba, me lo hallaba difícil ver al hombre sintiendo dolor debido a que yo lo traje aquí. Me sentí culpable, pero luego recordé que Lucas necesitaba esto para ser la persona más poderosa del norte de América.

—Bien. —El hombre escupió luego de recibir otro golpe—. Te lo diré.

—Entonces adelante. —Lucas retrocedió, tomando una silla y sentándose frente a él.

Aguardé por su respuesta, también, incluso aunque Lucas prefiriese tenerme fuera del cuarto.

—Es poderoso, hombre, de verdad lo es. —El hombre tragó con fuerza—. Nuestro distrito tiene más respeto por él que por cualquier otro líder anterior. No sabemos de dónde viene o cómo se volvió nuestro líder, pero estamos bien con eso. Aunque no significa que no nos asustamos cada vez que lo vemos. Es bastante despiadado. Mataría a cualquiera sin vacilar. —Sacudió la cabeza—. No debería estar diciéndote esto.

—Sigue. ¿Cómo luce? —Lucas lo presionó para que volviese a hablar.

—No se ve como crees. Es joven, muy joven. Creo que acaba de cumplir veintiuno. —Los ojos de Lucas se agrandaron con esto. Había supuesto que fuera mayor, pensó que alguien tan poderoso debía tener suficiente experiencia.

—No es cierto —farfullé, haciendo que sus cabezas se voltearan en mi dirección. Era probable que ambos hubiesen olvidado que yo seguía aquí, escuchando cada palabra que decían.

—Bieber es muy joven, no tengo idea de por qué es tan brutal. Es alto, tiene cabello castaño claro y creo que ojos marrones. Características muy suaves, nunca pensarías que este hombre pudiera ser tan cruel. —Sonaba extraño explicando su apariencia, pero yo sabía que decía la verdad.

Pensé en el club nocturno y, si había visto a alguien con esas características, no podía recordar a nadie en particular.

—Su pandilla está formada por unos ciento cincuenta hombres, muchos de ellos estaban con él cuando pisó el distrito uno por primera vez, pero allí encontró bastante gente que también quería ser parte de su pandilla.

»Todos los llaman Jay, así saben que eres parte de sus hombres.

El sujeto terminó, y, de repente, todo mi cuerpo se congeló. No podía moverme, mis piernas comenzaron a temblar. El calor comenzó a trepar todo mi cuerpo y de repente todo tuvo sentido para mí. Al principio no quiso que supiera su nombre. Luego dijo que se llamaba Jay.