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2.7

—¿Dónde demonios estabas? —Lucas prácticamente gritó por el teléfono.

Respiré hondo, preguntándome si debía decirle acerca del incidente ahora o hasta que estuviera en casa. Escogí la última.

—Estoy bien, Lucas, no te preocupes. Volveré a casa pronto, te lo diré todo para entonces —dije con calma, esperando convencer a Lucas para que lo dejara por ahora y esperase a que llegase a casa.

—Bien, como sea. Pero no creas que te escaparás tan fácil por irte así como así —gruñó y yo suspiré de nuevo, pellizcándome el puente de la nariz.

Todo este tiempo Justin me miraba, sus ojos nunca abandonaron mi rostro, y decir que no me ponía nerviosa era una completa mentira.

Después de que le dije a Lucas que estaría en casa pronto, terminé la llamada, poniendo mi celular en mi bolsillo trasero. Y después estuvimos en silencio por un rato. Fui a la cocina y me serví un vaso de agua, Justin me siguió minutos después. Mientras me reclinaba del mostrador de su muy hermosa y aparentemente costosa cocina, él me miró de nuevo, con la preocupación escrita por toda su cara.

—¿Qué? —pregunté, moviendo mis manos a mi rostro, olvidando los golpes por un momento, y luego quejándome en cuanto los toqué. Eso era lo que él estaba mirando, incluso aunque le hubiese dicho que no estaban tan mal.

—Nada, es que... Me enoja que ese desgraciado te golpeara y yo no pudiera hacer nada al respecto —explicó, negando con la cabeza.

¿Se estaba abriendo conmigo? Porque este ciertamente no era el Justin que había conocido meses atrás. Este ya no era el frío y despiadado líder, esta era una persona bastante distinta la que estaba de pie frente a mí.

—Oye —dije, acercándome un poco más a él mientras él se inclinaba hacia el mostrador. Nuestros pechos estaban casi tocándose.

—No es tu culpa, no había mucho que pudieras hacer, Justin. Y, mira, seguimos aquí y eso es todo lo que importa. —Sonreí un poco y él lo hizo también, aunque la sonrisa no llegó a sus ojos. Era más de lástima, e incluso también algo de alivio porque toda la situación había acabado diferente.

—Tengo que contarte algo —murmuró de repente, agarrando mi cintura y levantándome para sentarme en el mostrador, con su cuerpo entre mis piernas.

—¿Qué es? —pregunté de manera nerviosa.

—Prométeme que no vas a enloquecer, pero esto tiene que saberse ahora. Tengo la sensación de que si alguien más te lo dice, nunca me hablarías de nuevo. Y no quiero arriesgarlo. —Justin dijo, su mano buscaba la mía y le permití que la sostuviera.

Me estaba sintiendo nerviosa, ¿qué tenía para decirme?

—Solo dime, Justin.

Abrió la boca para decir algo, pero mi teléfono le impidió hacerlo. Era Lucas llamándome, pero decidí colgar, quería con desesperación que Justin dijera por fin lo que quería decir. Lucas seguro estaba intentando gritarme por no estar en casa todavía, pero no podía ser nada importante. Regresé mi teléfono y puse mi atención sobre el hermoso chico que estaba delante de mí, cuyo cabello estaba un poco alborotado y sus manos frías, y sus ojos llenos de preocupación.

—No quiero que Clyde te lo diga, así que tengo que hacerlo primero. Que él trabajase con tu hermano fue idea mía todo este tiempo, estaba trabajando conmigo en contra  de Lucas. Obtuve toda la información de él. Y cuando queríamos saber qué era lo que más podría herir a Lucas, tú te metiste en el camino. —Mi corazón comenzó a latir cada vez más rápido. ¿Me había estado mintiendo todo este tiempo?