Una locura de amor en las vegas

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Bella pov. 

Había aceptado casarme con Edward sabía que no era lo mejor que nos fuéramos a las vegas pero quería estar con el para siempre. 

Abordamos nuestro avión, serían doce largas horas pero ese mismo tiempo es el que pasaría para que fuera sus esposa. 

-¿Sabes? se que Alice se pondrá furiosa por no darle la oportunidad de organizar nuestra boda pero no me importa porque no quiero una boda llena de cosas materiales cuando lo único que me importa es la persona que me estará esperando en el altar. 

-Me alegra saber que yo soy esa persona -dijo mientras tomaba mi mano. 

El avión comenzó su despeje, una de las azafatas se acercó a nosotros. 

-¿Gusta algo de beber? -preguntó solo viendo a Edward. 

Carraspee. 

Ella solo me vio y dirigió de nuevo su vista a Edward. 

-¿Entonces? 

-Dos copas de champan. 

La azafata se mordió el labio y asintió.

-Es una zorra -murmure entre dientes. 

-Tranquila, a quien amo es a ti además de que eres la que llevas el anillo. 

-Eso no implica que no me moleste que otras coquetean contigo. 

Sonrió. 

La azafata regreso con las dos copas. 

-Aquí tiene -le entrego las copas a Edward rosando intencionalmente sus manos con las de él-. Sí necesitas algo más solo pídelo estoy dispuesta a todo. 

Edward ignoro su comentario y me paso una de las copas. 

-Por nuestra próxima boda y el amor que nos tenemos -sonreí, chocamos nuestras copas y bebimos. 

Edward acercó sus labios a los míos y me beso, cuando nos separamos pude ver como la azafata echaba chispas. 

-Creo que ha quedado claro de a quien amo. 

Reí. 

-Más le vale. 

Ya llevábamos un par de horas en el avión Edward y yo aviamos decidido ver una película pues no teníamos sueño. 

-Hay algo que siempre he querido hacer -dije cuando la película iba por la mitad. 

-¿Qué cosa? 

Voltee mi cabeza hacia los baños del avión que estaban detrás de nosotros, Edward siguió mi mirada. 

-No estarás pensando en que... 

- ¿Por qué no? 

-Bueno, verás es un avión. 

-¿Y? Edward creo que deberíamos hacerlo disfrutar de esta vida que comenzamos juntos ya sabes hacer todo tipo de locuras. 

-¿Aunque tengamos un hijo y siga el ejemplo que le damos sus padre? 

-Así sabrá que debe vivir una día a la vez. 

Rió. 

-Bueno ya que lo pones de ese modo. 

Se puso de pie y me tomo de la manos, caminamos hacía el baño y entro a lo lejos puede ver como la azafata se nos quedaba viendo a mí con odio, podía ver en sus ojos como deseaba ser ella quien ocupara mi lugar. 

Cerramos la puerta del baño. 

Edward fue más rápido y me tomo de la cintura para colocarme sobre el lavamanos. 

Mi Tiempo PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora