Capítulo 26

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Frío... Dolor... Confusión.

Eso era poco contra lo que de verdad sentía; desperté en un cuarto ligeramente iluminado con una vieja lámpara, comencé a inspeccionar el lugar, a comparación de como había imaginado un cuarto en dónde te tienen preso de tu libertad, era algo "cómodo" por así decirlo, contaba con una cama y un cuarto de baño, claro, exceptuando las deplorables condiciones de higiene. Intentaba no prestar mucha atención a mis dolores, mi cabeza debido al golpe... pero mi vientre dolía aún más, a decir verdad me dolía moverme, mi vientre se sentía totalmente inmóvil y duro, lo cuál me preocupó. La puerta se abrió y me dejó ver a un hombre.

-(T/n) ¿Cierto?- solo asentí, logré reconocer su voz, es el hombre que me llevó hasta el coche -Bien, si todo sale bien te dejaremos ir, pediremos tu rescate y... Pues no creo que quieras saber que pasará si no nos pagan- me dió una sonrisa ladina -Oh y... No me hagas enojar, yo no soy muy paciente y el hijo del jefe que es el "santo salvador" de ustedes mocosos, no esta. Eso es todo, chao nena- dicho esto se fue cerrando la puerta con llave.

El mismo hombre vino a dejarme la comida por la tarde y en la noche, prácticamente se hizo rutina. Dos, tres, diez días, todo era lo mismo, solo que el ánimo de Haewon, de quién recién había descubierto su nombre, iba empeorando.

-¡Por qué mierda tu padre dice que no tiene hijas!- haló más de mi cabello haciéndome sollozar -¡Maldita sea!- me golpeó con su mano libre -¿Acaso nos dieron otro número?... No, no es posible, tu padre es el señor Matthews- habló para sí mísmo.

Me lanzó hacia el suelo y me apuntó amenazante.

-No me importa cómo... El jefe nos pidió dinero por ti y es lo que tendrá-

A pasos agigantados y pesados se fué, a cómo pude me levanté, estos días que Haewon me a golpeado a logrado golpear gran parte de mi cuerpo, a excepción de mi vientre, he podido cuidar que los golpes no lleguen a él. Me senté en la pequeña cama y comencé a llorar en silencio. Si no mal he contado mi cumpleaños fue hace 3 días, por lo general lo paso con Gianna, Jessy y Dalia.

Pasaron otros 9 días en los que Haewon solo venía a dejarme la comida, ni siquiera me miraba o decía una palabra, y eso en cierta forma me asusta.

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Otro día más aquí encerrada, estaba a punto de acostarme a dormir pero escuché un chirrido tormentoso proveniente de la puerta y entraron 2 sujetos, extrañamente no venía con ellos el Haewon, quienes entraron eran los 2 que habían golpeado a Jungkook.

-He... ¡Preciosa!- uno se acercó a mí y me tomó el rostro -¿Cómo es posible que tu padre no quiera pagar el rescate? Eres realmente linda, si no nos sirves de una forma... servirás de otra- soltó una risotada -Hay un prostíbulo que pagará muy bien por ti- mi cuerpo heló al escuchar sus horrendas palabras -Pero primero debemos deshacernos de ese adefencio- señaló mi evidente vientre.

Instantáneamente lo cubrí con mis brazos, no dejaré que le pasé nada a mi bebé. Intenté hablar pero un nudo en la garganta no me dejaba, estaba conteniendo mis lágrimas para no mostrarme indefensa.

-Ya niña, te haremos un favor, una mocosa como tú no puede tener un pedazo de mierda como eso- me señaló el otro hombre-Así que vamos, la doctora te esta esperando- me tomó del brazo.

Mi cuerpo se petrificó y cuando de mis ojos comenzaron a brotar las lágrimas es cuando mis gritos pudieron salir.

-¡No! ¡Suelténme! ¡Por favor!- comencé a patalear y el primer hombre me tomó de las piernas.

Justo en ese momento entró Haewon a la habitación.

-Tu padre no quiere dar el brazo a torcer- dijo indiferente -Tus servicios compensarán el dinero que no quizó pagar por estar contigo otra vez- sonrió fanfarrón -¿Qué se siente que tu propio padre te dé la espalda?- yo sólo me quedé llorando en silencio -Llévensela-

Ambos me cargaron por un estrecho pasillo hasta otro cuarto bien iluminado, dentro de él estaba una mujer bastante demacrada con bata blanca y lentes, francamente no se veía nada amigable y el cigarrillo en su mano derecha no ayudaba en nada; alzó la vista de la revista que leía y me sonrío.

-¿Eres (T/n) Matthews?- me señaló y me miró de arriba a abajo -No estas nada mal... Solo hay que eliminar esto del camino- palmeó levemente mi vientre -Déjenla en la camilla y átenla- dijo indiferente.

Comencé a patalear nuevamente cuando me colocaron en esa cama fría pero ataron mis manos y piernas dejándome inmóvil.

-P-Por favor, no me hagan nada- comenzaba a ver borroso debido a las lágrimas pero si lograba distinguir la figura de la doctora paseándose por la habitación de un lado a otro.

-Tranquila- comenzó a hablar -El procedimiento es sencillo, rápido y casi sin dolor- se burló -Además de que te arreglaremos la vida, un mocoso a esta edad te va a arruinar la vida-

-¡Pero yo quiero a mi bebé! ¡Él no me arruinaría la vida tanto como ustedes! ¡Piensan prostituírme malditos locos!- grité aún intentando zafarme de los fuertes agarres que me sostenían apegada a la cama.

-Shh... Shh... Silencio mi niña- se colocó guantes de látex -Odio que sean ruidosas- dijo en un susurro y con cierta molestia.

Terminó de poner utencilios quirúrgicos en una bandeja, se puso cubrebocas y se acercó hasta la camilla.

-Listo, podemos comenzar-

De nuevo la histeria se apoderaba de mí, mis gritos retumbaban en la pequeña habitación. Sentí un pequeño pinchazó en la parte de la espalda baja, anestesia supongo, ya que un par de minutos después sentía mi cuerpo adormilado.

Mi sentido del tacto estaba totalmente desconectado, mi vista era borrosa, pero mi sentido auditivo era mucho más perseptivo de lo normal: la mujer caminando de un lado a otro, el sonido de los utensilios de metal y la puerta siendo abierta bruscamente.

-¡Detén todo esto ahora mismo!-

Teenage Pregnacy |BTS| JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora