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Se separaron con las respiraciones agitadas, mezclándose la una con la otra.

Aún seguían estando muy cerca, casi respirando sobre el rostro del otro, compartiendo el mismo oxígeno.

Mia no pudo evitar soltar un suspiro y volvió a juntar sus labios con los de Elijah, rindiéndose a lo que llevaba tiempo sintiendo. Finalmente se había rendido. Ya no ocultaría más sus sentimientos, que habían acrecentado de golpe con aquel beso, ya no se esforzaría en negarse lo que sentía a sí misma. Aquello la había estado matando por dentro. Elijah le gustaba - le encantaba más bien - y ya no tendría problemas para admitirlo. 

Ya sin prisas, aquel beso fue más lento, más dulce. Ambos sabiendo que tenían en sus manos el corazón del otro, ya no había motivos para correr. Elijah se había rendido ante la joven cazadora, y ella ante él.

El saber que ella al fin le correspondía sacudió el cuerpo de Elijah de arriba a abajo. Había estado tanto tiempo esperando para aquello y lo había deseado tanto... Jamás había querido algo con tanta intensidad, ni si quiera con Hayley. Sí, era cierto que el original había estado muy, muy enamorado de ella, pero comparando sus sentimientos de entonces como los que ahora sentía por Mia... aquello no había sido nada. Un capricho, una ilusión. Lo que sentía por la cazadora era real, Amor con A mayúscula.

Cuando el beso finalizó, Elijah se separó un poco, apenas un par de centímetros para poder mirarla a los ojos.

- No pensé que lo admitirías, y menos tal y como lo has hecho - dijo con la voz grave y ronca, aún con la mano en la mejilla de la chica, acariciándola con el pulgar.

Mia sonrió como pudo, sintiéndose flaquear ante la intensa mirada que le dirigía sus ojos oscuros.

- Yo tampoco... pero me alegro de haberlo hecho - confesó.

El saber que no se había arrepentido hizo que Elijah se sintiera más feliz aún. Por dios, no había sido tan feliz en mucho, mucho tiempo.

Separándose finalmente de ella y devolviendo la atención a la carretera, el original arrancó motores y regresó a la vía, poniéndose en marcha de nuevo.

- ¿ A dónde vamos ? - preguntó Mia, que hasta aquel entonces había estado demasiado distraída como para pensar en su destino.

- Crème de la crème - respondió.

Mia lo miró sorprendida.

 - ¿ El restaurante Crème de la crème ? ¡ Es carísimo !

- No te preocupes, invito yo.

- Es carísimo... - insistió.

Elijah la miró con una sonrisa, y Mia supo que dijera lo que dijera el vampiro insistiría en ir allí e invitarla. Así que esbozó una gran sonrisa y tomó la mano que descansaba sobre las marchas del coche.

- Gracias - dijo de corazón, estrechándola suavemente.

Él solo la miró con una amplia sonrisa y asintió, devolviéndole el apretón. Mia esbozó una sonrisa tan grande como la suya ; jamás había visto al vampiro sonreír tanto, y saber que ella era la causa la hacía tremendamente feliz.

__

Elijah era todo un caballero. 

Mia ya sabía eso, pero había tenido la oportunidad de confirmarlo.

Le había abierto la puerta para bajar del coche, ofrecido el brazo para entrar al restaurante, apartado la silla... Le había dejado elegir, pero había sido él quien había pedido la orden al camarero que, con una sonrisa, les había atendido casi de inmediato.

ElijahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora