Sentada frente al ordenador, Mia no paraba de reproducir el vídeo una y otra vez. No era que el disco estuviera rallado, es que la que estaba rallada era ella. Se veía incapaz de dejar de verlo, como si de alguna forma la grabación la hubiera hipnotizado.
Pero no era nada de eso. Era simplemente que aquel vídeo probaba lo que siempre había sospechado. Que la muerte de sus padres no había sido ni un accidente ni un suicidio... había sido un asesinato.
Pensó en llevar el disco a la policía, pero después recordó la conversación con Rita Heinker :
"Lo demuestra todo, pero no te servirá para llevar al culpable a la cárcel."
" ¿ Por qué no ? "
" Eso es parte de tu trabajo. Ya lo averiguarás."
Y bien que lo había averiguado. Y bien que Mia sabía que la vampira tenía razón ; no serviría de nada para inculpar al asesino... porque el responsable era un vampiro. Y un humano corriente, policía o no, no tenía nada que hacer frente a un vampiro, eso era un hecho. El desconocido podía compulsionar y manipular la mente de todo el que estuviera en su contra para que no la creyeran, para que la tomaran por loca. Si quisiera, podría hacer que incluso los propios policías se rebelaran contra ella, o acabar él mismo con todo el cuartel sin pestañear. Lo indefensos que estaban los humanos ante los chupa-sangres le ponía a Mia los pelos de punta... era escalofriante.
Así que Mia decidió que era una tontería acudir a las autoridades. Pero ella era una cazadora, y se le daba bien encontrar y acabar con los vampiros. Aquel vampiro desconocido que había causado tanto dolor en su familia no sería la excepción, no se le resistiría. Lo encontraría y lo mataría, vengando la muerte de sus padres y todo el tiempo que los dos hermanos habían tenido que valerse por sí solos, todo lo que habían perdido.
Sacó el CD del ordenador y tras avisar a Liam fue a una papelería. Hizo que imprimieran todo el vídeo, fotograma a fotograma, segundo por segundo. Con la carpeta llena de fotos y con un par de monedas menos en la cartera, Mia regresó a casa. Se encerró en su cuarto y se tiró al suelo, sacando las fotos y esparciéndolas por el suelo en orden temporal.
Mia casi podía ver el vídeo en movimiento. En una foto, aparecían sus padres caminando tranquilamente por la acera. En otra, se veía como mostraban una expresión asustada al ver como un desconocido aparecía ante ellos. En la siguiente se veía cómo el hombre agarraba el brazo de su madre con fuerza y la miraba fijamente a los ojos. A continuación el hombre ya no estaba en la foto, y su madre montaba en el coche. En la próxima su padre parecía gritar mientras se subía al asiento del copiloto. Un par de fotos más en las que el coche andaba por la carretera y... pumm. La foto del "accidente". El coche colisionando contra un camión de gasolina, el estallido, el fuego...
Mia cerró los ojos con fuerza y apartó las fotos de su vista. Sintió como el vómito subía por su garganta y corrió al baño, temiendo no llegar a tiempo. Resistió el impulso y se sentó frente al váter, apoyando la cabeza entre sus manos y apartándose el pelo de la cara.
- Está bien, está bien... - se repitió a sí misma una y otra vez - Está bien.