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El sol no despertó a Mia al día siguiente. Para cuando se asomó por la ventana, Mia ya estaba despierta, y desde hacía rato. No había podido dormir muy bien, la conversación de ayer con su hermano no cesaba de dar vueltas en su cabeza.

Dios, le quería tanto... el día anterior se había comportado como un verdadero hermano mayor, como el hombre en el que se estaba convirtiendo. Eso estaba bien, Mia lo necesitaba de vez en cuando. Necesitaba que alguien cuidara también de ella... y sentía que Elijah era esa persona. 

Se sentía mal por no haberle enviado el mensaje tal y como había prometido la noche anterior, pero después de la charla con Liam no se había sentido con fuerzas para hablar con él y no quería decirle algo de lo que después se arrepintiera.

De modo que para enmendar su error tomó el teléfono y marcó su número, esperando los pitidos reglamentarios. No tuvo que esperar mucho para que el vampiro lo cogiera.

- ¿ Elijah ? - preguntó dudosa. Y no porque no supiera si él estaba al otro lado de la línea, sino porque estaba nerviosa.

- Buenos días, Mia. Ayer no llamaste - dijo con voz seria, aunque ella sabía que no pretendía ser borde, simplemente era su forma de ser.

- Lo sé - Mia tragó saliva, enredando los dedos en el cable del básico teléfono fijo - Lo siento. De verdad que pretendía enviártelo pero llegué a casa, me puse hablar con Liam y entre una cosa y otra...

- Tranquila, Mia - El vampiro sonrió al otro lado de la línea al verla tan acelerada - no pasa nada. Solo me dejaste un poco preocupado, pero pensé que había pasado algo así, no te preocupes.

Decir que había estado "un poco preocupado" era una gran mentira. Elijah había pasado toda la noche pegado al móvil, mirando la pantalla casi con ansia, esperando ver una llamada que al final nunca aparecía. Había estado a punto de ir a su casa más de una vez, pero todas había terminado desistiendo y tratando de pensar que simplemente se le había olvidado. ¿ Qué pensaría ella si de repente apareciera en su casa cada vez que no le avisara ? Eso sobrepasaba ya los límites de lo soportable. Si de verdad quería tener algo con ella, debía llevar las cosas con calma. Al fin y al cabo era un vampiro, y Mia tenía que acostumbrarse a su presencia.

La cazadora se mordió el labio ocultando una sonrisa al notar la preocupación del vampiro.

- Estoy bien.

- Lo sé.

- Elijah sobre lo de ayer... - el original esperó pacientemente, pero la joven no continuó, como si estuviera deseando que la interrumpiera.

- No tienes que darme explicaciones, Mia - dijo entonces - solo he creído conveniente que debías estar al tanto de mis sentimientos, y la verdad es que ha sido una liberación para mi. No sabes lo bien que sienta soltar lo que llevas dentro... Pero no espero que tú hagas lo mismo.

Mia asintió, sin ser consciente de que al otro lado de la línea Elijah no podía verla. Elijah era tan inteligente, tan correcto y sabía emplear las palabras tan bien... a menudo se sentía maravillada por ello, y pensaba que podría tirarse horas y horas solo escuchándole hablar.

- Creo que debería de darte espacio para que ordenes tus cosas. Tiempo para pensar. Adiós, Mia. Ya nos veremos.

Con aquello, y antes de que pudiera detenerle, la conversación terminó, y Mia se quedó escuchando el pitido de la llamada finalizada con las palabras en la boca.

ElijahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora