Capítulo 12

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Al día siguiente, Ganz despertó en el sofá, no recordaba en que momento se había dormido, pero ahí estaba.

– Traidor, levanta, tengo cosas que hacer– ordenó Papyrus.

Ganz se levantó bostezando y fue a su lado.

– Tengo nombre– comentó el más bajo.

– Te llamaré por el cuando te lo ganes, vamos– Papyrus salió de la casa.

Ambos caminaron hacia el gran puente en Snowdin que juntaba el pueblo con el camino a la entrada de las ruinas, una vez ahí, se encontraron a los guardias de Snowdin, donde Papyrus les indicó donde debían hacer guardia el día de hoy.

– ¿Y a ti dónde te toca?– preguntó Ganz.

– Yo siempre estoy en el camino de las ruinas– respondió como si nada– ah, casi se me olvida– Papyrus sacó una píldora amarilla– tómala

Ganz agarró la píldora y miró a Papyrus, tomándosela sin rechistar.

– Bien

Papyrus caminó en silencio por la nieve un largo tramo hasta que tomó la capucha del abrigo de Ganz y lo levantó de esta.

– Puedes ir a ver la puerta de las ruinas si quieres– rió burlón– igualmente dudo que haya alguien vivo que pueda abrirte– lo tiró al suelo como si nada, Aunque Ganz cayó de pie.

El esqueleto miró desconfiado al más alto y alejándose unos pasos lentamente se dió media vuelta y fue a la puerta de las ruinas, algo tramaría Papyrus, de eso estaba seguro.

Al llegar a la puerta Ganz suspiró mirándola, se veía destrozada por ese lado, pues aún recordaba el mes entero que Papyrus estuvo atacando la puerta para tratar de destruirla y entrar a por él. Con pesadez el esqueleto posó su mano en esta, para seguido dejarse caer de rodillas al suelo y apoyar su cráneo en la puerta.

– Undyne, maldita sea... ¿Sigues con vida?– preguntó, sabiendo que seguramente no me escucharía.

– ¿Ganz?– una voz femenina sonó al otro lado de la puerta.

– ¿To-tori?– Ganz separó su cráneo de la puerta mirándola.

– Oh dios Ganz, ¿Estás bien? Undyne... La chica que vino herida hace unos días dijo que te habían capturado, temía que te hubiesen hecho algo

– No yo... Estoy bien, ¿Cómo está Undyne? ¿Y... Frisk?– preguntó Ganz preocupado.

– La chica se recupera lentamente, pero va mejorando, Frisk me ayuda a cuidarla– explicó Tori, causando alivio en Ganz– Espera, deja que abra la puerta, así puedes entrar– habló.

– ¡No! No abras... Tengo un mal presentimiento, tan solo no abras, y vigila a Frisk y Undyne, dile a la pez que no se atreva a tocarle... o le haré pasar un mal rato– advirtió Ganz.

– ¿Tocarle? ¿Por qué haría eso?

– Era... Guardia real, la capitana... Tan solo vigilala, por si acaso, confío en ella pero... Nunca se sabe– suspiró Ganz.

– Ganz, voy a abrir, Frisk te echa de menos, a hablado de... Salir a buscarte– Tori con cuidado empezó a abrir la puerta.

– Je... Sabía que era cuestión de esperar– Papyrus apareció detrás de Ganz apenas dos metros.

– ¡No abras!– se alarmó Ganz al escuchar a Papyrus y se giró rápidamente mirando al más alto– Tori vuelve a cerrarla, del todo, él no puede entrar, si lo hace... Matará a Frisk– al decir esas últimas palabras Tori frenó en seco.

Wasted [Fontcest]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora