Capítulo 21

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Al día siguiente Ganz despertó solo en el cuarto, se encontraba mucho mejor y trataba de recordar lo sucedido anteriormente, pero sus recuerdos de su tiempo enfermo tan solo eran una espesa neblina, seguramente por la fiebre.

Ganz se levantó de la cama, poniéndose su ropa correctamente y saliendo del cuarto y buscando algo de vida por la casa. Estaba vacía.

– Mel– llamó.

– ¿Si?– apareció.

– ¿Qué ha pasado? ¿Y Papyrus?– Ganz miró al "espectro" quien flotaba delante suyo.

– Mm... No lo sé, recuerdo que estabas enfermo, y me contagiaste y creo que dije a la papaya que no te dejase solo– lo último lo murmuró, pero Ganz lo escucho perfectamente, tan solo fingió no oírlo.

– No hay nadie en casa, podríamos aprovechar de irnos– comentó Ganz, caminando a la puerta de casa y asomándose al exterior.

– Bien, pues vámonos,  a saber donde estará tu hermano

Ganz salió del hogar seguido por Mel y sin pensarlo, usó uno de sus atajos, apareciendo a las afueras del pueblo, más o menos en la entrada al bosque.

– Tiempo sin ir con un atajo– comentó Mel al lado de Ganz.

– Si... Me he mareado...– suspiró respondiendo y caminando por el camino del camino a la puerta de las ruinas.

Ambos siguieron en silencio hasta que vieron a Papyrus, escondiéndose rápidamente entre los árboles.

– Hay algo que no hemos pensado– habló Mel– Papyrus tiene su puesto de vigilancia por aquí.

– Si... Lo olvidé– murmuró Ganz, asomándose para ver a Papyrus– Tan solo tengo... Que usar otro atajo

– Buena idea

Y tal y como dijo, Ganz utilizó otra vez uno de sus atajos, logrado aparecer unos metros más allá pasando a Papyrus, escondiéndose rápidamente detrás de un árbol por si le veía.

– ¿Por qué no hay ido más lejos? Podría vernos ahora– se quejó Mel.

– No me siento bien– Ganz se llevó una mano a sus dientes, cubriéndolos– tal vez aún no me recuperé al 100% como para usar mis trucos

– Tsk...– Mel se asomó mirando a Papyrus– descansa un rato, si viene te aviso

– ... No voy a agradecerte– el esqueletó se dejó caer al suelo resbalando lentamente por el tronco del árbol a su espalda.

– Tampoco quería, lo hago por mi, no por ti, no te creas mucho– se cruzó de brazos.

Ambos se estuvieron allí unos minutos, en silencio mientras Ganz miraba fijamente a un punto, pensando en lo que sería irse otra vez de ahí.

– ¿Estás dudando?– Mel miró a Ganz.

– No– respondió cortante.

– ¡Lo haces! ¡Sé todo lo que sientes y piensas!

– No me grites– habló Ganz.

– ¡No me puedo creer que estés dudando! ¿Eres idiota?– Mel sonrió de lado– Aún crees que Papyrus volverá a ser como antes, que tú podrás sonreír de nuevo

– ¡Lárgate!– gritó Ganz, Mel desapareció de golpe dejándolo solo.

Sólo por poco tiempo, pues Papyrus no tardó en plantarse delante suyo.

– ¿Qué crees que haces aquí?– el más alto miraba al contrario desde arriba.

– ...– Ganz miró alrededor pensando algo, dirigiendo su vista en dirección a la puerta de las ruinas.

Wasted [Fontcest]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora