18
Y ahora Izzy se encontraba sentado en el suelo, dentro del baño de chicas. Sonaba raro, pero poco le importaba. Lo que sostenía entre sus brazos tenía más motivos para ocupar su atención.
Emma respiraba irregularmente a causa del llanto que aún no cesaba. De la nada comenzó a sentir frío, pero no ese frío que provoca una fuerte ventisca, no, éste frío estaba en su corazón. Sintió los labios cálidos de su ángel sobre la frente. Cerró los ojos, permitiendo que algunas de las lágrimas restantes salieran. Estaba destrozada.
[***]
El moreno sentía los insultos de su prima a sus espaldas, pero simplemente no podía verles el sentido. Lea se calló de repente y el lugar pareció congelarse. Miró por encima del hombro de su primo y cubrió su boca para evitar soltar un estridente grito. Axl y Jenna, juntos y no de la mejor manera. Pero lo que vio después fue lo peor.
La chica detrás de ellos dejó caer el gran libro entre sus manos al suelo. El labio inferior comenzó a temblarle y soltó un chillido, doloroso.
Ambos se separaron. El pelirrojo bajó la mirada, apretando la mandíbula, Jenna se relamió los labios, victoriosa. Caminó hacia donde estaba Emma y se agachó, sin importarle que la falda que cubría sus piernas parecía sólo ser un pedazo de tela. Tomó la enciclopedia entre sus manos y se la estampó contra el pecho.
- Dejemos las cosas en claro, debilucha – sonrió – Si no pude tener a tu amigo – señaló a Izzy, que permanecía en blanco – Tendré a otra persona que tanto quieres. Porque yo soy la reina, tú obedeces.
Emma comenzó a temblar como un gatito asustado. Axl la miró y trató de correr tras ella, pero ya era tarde. La había lastimado demasiado.
Izzy reaccionó. Comenzó a correr más veloz que un corre-caminos y empujó a cualquiera que se interpusiera en su camino, incluso a su mejor amigo. Lea quiso correr tras él, pero comprendió que lo mejor sería dejarlos solos, había algunas cosas que tenían que ser ajustadas en ese momento.
La pelirroja se encerró en el baño, llorando. Miró su reflejo tan desalineado, tan… ella. ¿Por qué carajo seguía viva? No había razones, o bueno, quizás una. Izzy.
Entró casi derribando la puerta y le miró. Embozó una sonrisa triste y corrió de nuevo hasta ella, casi perdiendo los pulmones. La jaló de la cintura, rojo como su cabello, y le abrazó. Necesitaba abrazarla, necesitaba decirle que todo estaba bien y que nada pasaría. Que a partir de ese momento su vida cambiaría, que él iba a ayudarla.
- Soy un jodido cobarde, Emma – cerró los ojos, frustrado – Yo no…
- Sh – imitó su acción – Eres un ángel, eso es lo que eres – y dicho esto, se desplomó en el suelo junto a él.
[***]
Así era como habían llegado a esa situación. Izzy apretó los labios y la miró una vez más. Dibujó una sonrisa en rostro ver que estaba abriendo sus hermosos ojos azules y también le sonreía. Bajó la mirada lentamente y vio como la manga de la camiseta blanca se subía, dejando al descubierto lo que más temía.
- Rojiza… - balbuceó - ¿Qué… te has hecho?
La pelirroja abrió la boca para decir algo, pero sus futuros sollozos fueron callados por otros labios sobre los de ella.
- Escúchame, rojiza – sonrió sobre sus labios, juntando sus frentes – No permitiré que eso vuelva a pasar.
Y Emma se ruborizó más que nunca en su vida, volviendo a unir sus labios en un cálido beso.
[***]
- ¡Jeffrey! ¡Vuelve aquí con eso! ¡Ahora! – gritó, corriendo al muchacho como si de un niño pequeño se tratara. Éste sacó su lengua a modo de burla y sonrió travieso.
Emma siguió persiguiéndolo por toda la casa, llevándose por delante varias cosas, que luego, tendría que ocultar. El pelinegro subió y bajó las escaleras más de siete veces. Para ser alguien que odiaba los deportes, era rápido y arisco como un gato. A la octava vez, decidió hacer un poco más interesantes las cosas y bajó de espaldas. Llegó el último escalón y, como era de esperarse, tropezó. Por suerte Emma se había encargado de tirarle con todas las cosas posibles, entre ellas, unas almohadas. La cabeza de Izzy aterrizó sana y salva, pero el resto de su cuerpo no se salvó.
La pelirroja también se dio un sopetón contra el suelo, con la diferencia que el suelo, era el cuerpo de Izzy. Éste pegó un grito de dolor al sentir los codos de la chica clavándose en su pecho.
- I…zzy – pasó una mano por su rostro – Izzy ¿estás bien?
Emma se enderezó en segundos y Izzy, también.
- ¡Bu! – chilló en su oído, asustándola.
- ¡Imbécil! – Emma rió.
- Tu imbécil – sonrió, besándola.
A Emma eso le tomó por sorpresa. ¿Su “imbécil”? ¿Eso quería decir que…? La puerta sonó interrumpiendo sus pensamientos, ambos se sobresaltaron y separaron, no sin antes darse otro pequeño beso, riendo. Izzy ayudó a que se pudiera poner de pie y ella fue a ver quién era.
Abrió la puerta un poco molesta pero al instante se quedó de piedra. La persona del otro lado sonrió.
- ¡Hija! – exclamó, abrazándola. Pero al instante en que vio que Emma tenía compañía, borró esa enorme sonrisa de su rostro, haciendo que Izzy, se quedara inmóvil también.
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Ayúdame |Izzy Stradlin|
FanficIzzy conoce a Emma en el momento que su mejor amigo le implora de rodillas ayuda para conquistarla. Es la propuesta más rara que le ha hecho hasta ahora y la más sospechosa. Aún sabiendo que Axl no tiene inconvenientes para que las chicas caigan ren...