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Emma se dio vuelta y abrazó desesperadamente a Izzy. Él la rodeó con sus brazos y beso su cabeza.

    

 - Izzy - Balbuceó.            

- Sh...- Acarició su cabello.

- Ayúdame - Clavó sus ojos azules en los de él y un escalofrío recorrió su espina dorsal. Haciendo que sintiera lo que jamás había sentido. Miedo 

Se separaron por un momento e Izzy se le quedó mirando. Algunos mechones de su cabello rebelde estaban esparcidos por su rostro, el traje de ballet ahora se ajustaba a su cuerpo y sus pequeñas piernas estaban temblando.

Reaccionó.

Se quitó la chamarra de cuero y se la colocó en los hombros a Emma. Estaba llena de su aroma, ella inhaló hondo y cerró sus ojos por un momento. Se sentó en su cama y Izzy se colocó en cuclillas frente a ella.

- Escúchame Emma -Suspiró - Prométeme algo- Tomó sus manos y las posó sobre sus rodillas.

-¿Q..ué?

- Por todo lo que quieras en este mundo -La miró- No te hagas más daño, no te lastimes, por favor.

Emma tragó saliva.

-Está bien...lo intentaré- Alzó la mirada.

-Así me gusta rojiza- Sonrió- Tengo que irme- Se puso de pie dispuesto a irse pero Emma lo detuvo.

-Izzy...

-¿Si?

-G..racias- Apartó los cabellos de su rostro e Izzy sonrió.

-Aquí me tienes para lo que necesites enana- Besó su frente con ternura y salió de la habitación.

Suspiró como idiota e inhaló una vez más el olor de la chamarra... ¡mierda la chamarra!, pero ya era muy tarde, Izzy ya se había ido. Dio un último vistazo a su balcón y se prometió que ya no lo haría pero nadie dijo que sería tan fácil. Colocó el abrigo que tenía sobre los hombros sobre su cama y se desvistió para ducharse. Se colocó su pijama y se acomodó entre las colchas. Tomó la chamarra de cuero entre sus manos y la abrazó. Quizás Izzy era su salvador, quizás él era su ángel.

El despertador sonó indicando las seis de la mañana. Emma dio un bostezo y se ruborizó al ver que aún seguía abrazada a la prenda. Se colocó unos jeans junto una camisa blanca. Arriba se colocó la cazadora como si fuera suya y en los pies se colocó sus converse negras. Tomó su mochila y se la colgó al hombro mientras bajaba las escaleras. No vio el desayuno preparado y tampoco se molestó en prepararlo. Hizo el mismo recorrido que todas las mañanas para llegar al instituto y como todas las mañanas las miradas se centraron en ella. Dio un largo suspiro y con la cabeza agachas caminó hasta su casillero. Sacó algunas cosas y dio un salto cuando cerró la taquilla.

-Hey debilucha, espero que no te hayas olvidado de lo de esta tarde.

Ella negó.

-¿A ti no te enseñaron a hablar o qué?

-¿Y a ti no te enseñaron a cerrar la bocota?- Una voz femenina exclamó detrás de ella- Haznos un favor a todos y lárgate de aquí- Fulminó con la mirada a la rubia y esta se fue con el ceño fruncido.

-¿L..ea?- Emma se sorprendió al verla ahí.

-Hola Emma- Sonrió- Venía a pedirte los horarios de ensayo de ballet, ya sabes.

Ella asintió y se los anotó en un papel. Lea le agradeció y desapareció de repente. Decidió buscar a Izzy para devolverle su chamarra. Lo encontró tocando la guitarra en el fondo del patio. Tímidamente se acercó y en cuanto él la vio sonrió.

-Hola rojiza... veo que te ha gustado la chamarra- Rió.

-S..si- Sonrió- G..racias por prestármela.

-No es nada, déjatela para el resto del día.

-¿E..nserio?

-Si- Sonrió.

Ella se ruborizó y se encogió más en la chaqueta.

-Así que tocas la guitarra...

-Sip ¿Quieres aprender?

-Oh yo... claro- Sonrió.

-Ven- Separó sus piernas haciendo un hueco para que ella se sentara y así lo hizo. Volvió a colocar la guitarra en frente de él y tomó las manos de Emma para colocar sus dedos en la posición correcta.

-Y... pones este ahí ¡Listo! Ese es "Do".

Emma sonrió e hizo sonar las cuerdas torpemente pero logró hacerlo.

-¡Bien!- Izzy sonrió- Vas aprendiendo.

Estuvieron casi toda la mañana tocando la guitarra. Luego de unas cuantas risas y regaños por parte de Izzy, Emma logró aprender lo básico.

-¡Eres toda una maestra!- Izzy rió-Tengo que irme a Matemáticas- Hizo una mueca- Nos vemos luego enana- Besó su mejilla y se despidió con una sonrisa.

Emma embozó una pequeña sonrisa y se dirigió a Algebra. No conocía a nadie en esa clase y era algo bueno. Luego de una aburrida y larga clase llegó la hora del almuerzo, Emma se sentó en la última mesa del fondo, sola, como siempre. Le pareció raro no ver a Izzy por ahí pero luego recordó que seguramente Matews no los dejaría escapar de sus ejercicios tan fácil. Luego de aguantar bromas por parte de varias personas se levantó  y comenzó a caminar hacia la salida. Llegó a su casa luego de un largo rato y preparó todas las cosas para la tarde, estaba segura que esa tarde sería un infierno. 

Ayúdame |Izzy Stradlin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora