Capítulo 29: Bienvenida a casa.

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Doy otro paso y ya me encuentro fuera del hospital luego de semanas recuperándome de los golpes que me dió mi "preciado" padre

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Doy otro paso y ya me encuentro fuera del hospital luego de semanas recuperándome de los golpes que me dió mi "preciado" padre. Él ya está en la cárcel y no lo veré en un buen tiempo y me alegro de eso aunque suene mal porque de todas maneras es mi padre pero nunca lo consideré como tal y además me hizo mucho daño y sé que nadie llegará a hacerme sufrir como él lo hizo.

En este momento nos dirigimos a nuestra casa y yo no puedo dejar de pensar en la persona que sin darse cuenta se volvió uno de mis mas grandes apoyos en mi vida, quizás hasta fue el único —aparte de mi abuela y mi tía carmen—que me hizo sentir protegida y querida. Deseo contarle todo lo que antes no le dije por miedo a muchas razones que ahora parecen tan estúpidas e invalidas. Pero, quisiera saber que me dirá, tal vez hasta ya me olvidó y lo entenderé ya que duré semanas desaparecida y aparte es un juego por donde hablamos no es como si me debiera fidelidad.

—Ya llegamos—me avisa mi madre y sin tener que estarlo me coloco nerviosa, ¿y si mi padre está ahí?

Me bajo del carro, camino hacia la casa que un día fue un lugar que me vió sufrir y llorar por gente con mayores dolores de los que yo tenía. Mi madre entra primero, la sigo a los segundos y me encuentro con una escena que realmente me hizo tener ganas de llorar pero de...felicidad. Eso sonó raro. ¿Se puede llorar de felicidad?

—¡Bienvenida a casa!—dicen tía Carmen, Vanessa, mama y Lucia al mismo tiempo. Vanessa corre a abrazarme.

—Intente que me dejarán entrar pero eran unos gorilas esos bobos—me dice—. Te quiero.

—Y yo a ti—le digo, me abraza como si tuviera miedo de que me hagan daño de nuevo y eso me hace sentir bien.

—Suéltala ya—le dice Lucia a Vanessa, la última la mira mal y se va a seguir preparando la comida y ahora es Lucia la que me abraza—. Yo te quiero más que Vanessa.

—Claro—digo riéndome.

—Te extrañé—dice con los ojos llorosos, asiento.

—Ya no pasará mas nada—le digo, se seca las lágrimas con las manos.

—Lo sé—concuerda conmigo—. Miraremos una película.

Me mira alzando las cejas repetidamente, nos sentamos todos en el sofá teniendo a mis dos lados a las que siempre fueron mis amigas aunque muchas veces creo que yo las alejé de mí.

—¿Miedo o drama?—pregunta mi madre, Vanessa y yo nos miramos.

—Miedo—decimos a la vez y nos reímos.

—Tengo la nueva Anabelle 2—recuerda mi tía, no sabía que ya había salido pero quiero verla ¡es mi primer momento de felicidad junto a mi familia!

Luego de que la película acabara y que mis amigas debieran regresar a sus respectivas casas al igual que mi tía. Mi madre y yo nos quedamos solas.

—Tengo una idea—dice de repente, yo como otra papita—. Podríamos pintar la casa.

—Seria genial—le digo sonriendo, ella me agarra la mano y me coloco tensa.

—Perdón—se disculpa, no entiendo—. Lo siento, si yo no hubiera estado todavía enamorada de él desde hace rato no hubieras sufrido.

—No puedes culparte, aquí el que nos daño es mi padre—le aseguro—. Eres una víctima más de un hombre que sufrió y se volvió un villano, un agresor.

—Si, creo que me iré a dormir ya—avisa aunque creí que íbamos a seguir hablando del tema, se va a llorar y es que yo perdí a mi padre desde hace mucho tiempo pero ella perdió al que creyó el amor de su vida—. Descansa.

La veo irse a su cuarto y mi corazón ya sabe que ha llegado la hora de hablar con Yahir. Me levanto de la silla y me voy directo a mi habitación.

Al entrar encuentro mi laptop en la cama.

—Rato sin verte—le digo a mi laptop a la vez que la prendo.

Ingreso al juego enseguida. Mi avatar está como lo recordaba, su cara un poco parecida a una coreana, ojos azules con morado, cabello largo negro, tacones negros y un vestido de encaje también negro.

Entro a la bandeja de mensajes y comienzo a leer.

Moments:

Volviste a desaparecer.

que me ocultas algo.

Espero que estés bien.

¿Estás viva?

Ya hace 2 semanas que no me escribes ni te conectas.

¿Hice algo? ¿te pasó algo?

Conectate ya.

Te extraño, enana.

Te metiste en mi corazón y no quiero que salgas de ahí.

Aún te espero.

El último mensaje lo mandó ayer, veo su perfil y sigue igual como lo recordaba. Suspiro aliviada y mis manos no dejan de temblar.

Nightmare:
Sigo viva.

La respuesta llega en segundos.

Moments:
¿Donde estabas?

Mi decisión fue decirle la verdad y eso es lo que haré.

Nightmare:
Estaba en el hospital.

Moments:
¿Que? ¿que tienes? ¿ya estás bien?

Nightmare:
Ahora si estoy bien.

Me llega una invitación a nuestra sala, la acepto y lo veo con una camisa azul, jean negro, convers, su cabello de siempre. Su avatar enseguida abraza al mío.

Funny: No sabes cuanto extrañé verte.

Nightmare: Yo igual.

Funny: ¿Me vas a decir que fue lo que pasó?

Nightmare: SI.

Una idea se me viene a la mente ¿que tal que sea un viejo? ¿que tal si nunca le importé? y si ¿le vale nada lo que me pase?

¿Realmente debo decirle sin saber quien en verdad es ni estar segura de lo que siente?

Es mi pasado, no puedo decírselo a cualquiera.

Dirijo la mirada a su avatar.

Funny: Dime.

Nightmare: Pero antes debo saber si eres quien dices ser.

Cierro los ojos por unos segundos y al abrirlos ya esta el mensaje.

Funny: ¿Que quieres que haga para que estés segura de mi?

No había pensado en eso, quizás una foto pero no es muy seguro ya que puede buscar cualquiera en google o utilizar una de un amigo o en el peor de los casos el de su propio hijo—en el caso de si es mayor—. ¡Ya sé!

Escribo lentamente las 3 palabras y lo mando.

Nightmare: Tengamos una videollamada.

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