Capítulo 41: Aeropuerto.

336 59 41
                                    

Yahir

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Yahir.

Horas después por fin llego a Colombia y hace un frío horrible, pensé que era caliente y ahora me encuentro buscando lo más abrigado que tengo. 

Miro a mi alrededor, estoy en un país que no conozco, rodeado de gente que tal vez hasta me puedan robar, y solo por ella y no me arrepiento, es más, lo haría de nuevo si retrocediera el tiempo.

En este momento no estoy pensando en las consecuencias ni que le diré cuando la vea, solo no puedo creer que estoy cada vez más cerca de ella, los kilómetros son menos. Que bien que logré hablar con Milena para saber dónde vive.

—Señorita, un tiquete para Barranquilla.

Le doy todo lo que necesita para dármelo y en todo ese tiempo me sonríe.

—En 3 horas sale su vuelo.

—Gracias.

¿Que haré en 3 horas? camino a la sala de espera y me siento ahí.

—¿Hola?

Me tocan el hombro, por un momento me asusto pero miro al lado y es una chica como de mi edad, tiene una tez muy oscura, su cabello es muy ondulado y tiene los ojos de color miel.

—¿Hablas conmigo?

La chica lanza un pequeño grito, ¿que es esto?

—¿Eres de república dominicana?

—Si.

—Me encanta tu voz, ¿puedo grabarte para publicarlo en mi canal?

—¿Qué?

—Rápido—la chica coloca su celular cerca de nosotros y sonríe, yo intento sonreír algo un poco incómodo—. Estoy apunto de abordar el avión para ir a República dominicana, ¿adivina a quien me encontré? ¡un dominicano! quizás es el destino. Saluda.

—Hola a todos.

—Habla más para que se note más tu acento, todos queremos escucharte, ¿cierto mis, lolitos?

¿Lolitos? ¿Que clase de nombre es ese?

—Está bien, me llamo Yahir, es mi primera vez en Colombia y por ahora me está gustando.

—¿Tu primera vez? ¿por qué estás aquí?

Me quedo en silencio unos segundos.

—Voy a conocer a mi chica.

—¿Amor a distancia?

Asiento.

—Te deseo suerte, compañero. Hasta luego, lolitos.

Guarda su celular y me mira.

—Espero que no sea un viejo verde y que al menos esa chica te valore, suerte.

Y se va.

Las horas pasan más lento que nunca pero, por fin me estoy subiendo al avión. Y ahora sólo faltan 45min para verla. 

Ojalá no se enoje.

Milena.

Despierto con un fuerte dolor de cabeza que no me deja levantar, cierro los ojos por unos segundos e intento salir de la cama y solo logro sentarme.

—¿Que tienes?—me pregunta mi madre al entrar a mi cuarto con el desayuno en la mano, lo deja en la cama y me revisa—. Tienes un poco de fiebre.

—Y dolor de cabeza—le informo, ella asiente y sale de mi cuarto, al poco tiempo vuelve con un vaso de agua y una pastilla.

—Tómala y te duermes—me ordena.

Le hago caso, me acuesto en la cama y vuelvo a quedarme dormida.

Al despertarme ya me siento muy bien así que reviso mi celular y encuentro muchos mensajes de Yahir por Whatssap y una llamada perdida. Frunzo el ceño al ver que está volviendo a llamar.

—Milena, pensé que no lograría hablar hoy contigo—dice Yahir enseguida al yo contestar.

—Lo siento, desperté con dolor de cabeza y me dormí al tomar una pastilla—le cuento y agarro fuerte el celular—. Pero, dime, ¿que pasa?

—Nada, solo quería hablar contigo—dice y se ríe—. Y preguntarte algunas cosas.

—¿Preguntas? 

—Si, ¿puedo?

—Claro, dime.

—¿Donde estás?

¿Qué?  

—En mi cuarto—respondo levantándome de mi cama y caminando de aquí para allá.

—¿Ciudad?

—Barranquilla.

Esto es raro.

—¿Barrio?

—¿Para qué? —pregunto confundida y dejo de caminar.

—Por si algún día se me cumple el deseo de ir a Colombia.

—Esta bien, vivo en un conjunto cerrado que se llama Castellana del mar, cerca de un centro comercial que se llama Buenavista—le comento algo emocionada por solo imaginar el día que lo vea.

 —Gracias por la información, y... —deja de hablar y escucho que una voz con acento colombiano que dice "¿no es ese su avión?"

—Yahir, ¿donde estás?

—En un aeropuerto —me dice pero noto que no lo dice seguro —. Iré al pueblo donde está mi madre. 

Creí haber escuchado alguien con acento colombiano pero creo que me equivoqué o quizás por ahí había alguno.

 —Te hablo cuando llegue—dice—. ¿Sabes? te quiero.

—Y yo a ti—digo y cuelga dejándome con el corazón acelerado.

Entro al baño, me quito la ropa, abro la regadera, cierro los ojos y me permito pensar en él.

Quisiera que estuviera aquí, bueno no exactamente donde estoy ahora. Quisiera tener la posibilidad de abrazarlo, de decirle lo mucho que lo necesito en mi vida, cuanto le agradezco por estar conmigo cuando he estado triste sin saber el por qué, ¡Dios mío! él me encanta.

Recuerdo su físico, su piel trigueña, el color café de sus ojos... me voy a volver loca.

—Controlate mujer—me regaño y pataleo. Y caigo.

Mierda, mierda y más mierda. Esto me pasa por andar pensando en él.

Me levanto y me toco mis nalguitas. Me cubro con la toalla y salgo del baño y me coloco mi ropa interior.

—¿Blusa azul con rayas blancas o negra?—me pregunto a mi misma y al final escojo la primera opción. Y me coloco el primer jean que encuentro. 

Escucho que suena el timbre, salgo de mi cuarto pero ya mi madre está abriendo la puerta.

 —Buenas tardes, ¿se encuentra Milena?—oigo una voz que se me hace conocida pero no logro identificarla y mi madre me bloquea la visión.

Juego virtual.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora