Poema LXXI: El poeta

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Pesado es el velo que se halla frente a los ojos del poeta, tejido con espesa tela, lleno de nostalgia y pena.

Aunque liviano se note cuando se ve desde afuera, por dentro es silencioso y abrumador, como si se hubiese que pagar condena.

Un injusto trato con el que sin duda el penitente escritor llora y se lamenta, tanto sufrimiento por un delicado pero exquisito vaiven de amor y de tormenta.

Un ínfimo precio a pagar por besos apresurados y rasgones inconmesurados que se quedan grabados en el alma del condenado.

Confusión, ira y tragedia. Claridad, alegría y paciencia. Todas caras de la misma moneda que a capricho arrebata todo cuanto queda.

La terrible maldición del poeta, la espera. Sin saber si la próxima emoción nos destruye o nos deleita.

Fiel y sin reposo el corazón en las manos es todo lo que la vida nos deja, dado que hasta la sangre que se vierte en el poema no se puede tomar de vuelta, a cambio es nuestra esencia lo que le impregna. 


Atenta y agradecidamente: MiguelSpeare

[Miguel Hernández]

Inspirado por KZ

Poesía: Sorpresa para el CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora