Poema LXXXVIII: Sean mis labios

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Sean mis labios deudores de los labios a quienes besan,
Como sean mis manos indignas de quien las sujetan,
Porque no hay amor prohibido del que el amante y el amado no se arrepientan,
Porque siempre inician muy rápido pero ni con el inmisericorde paso del tiempo cesan.

Que sus lágrimas sean la eterna condena,
Del pecado que a mi corazón atormenta,
Que sean las remembranzas furtivas las que mi pena adormienta,
Olvidado por siempre sea el crimen que mi aliento enajena.

No existe amor más degradado,
Que al cual el tiempo no da por olvidado
Porque se niega a morir por el arraigo
Que en el alma se ha plantado y se ha condenado a tan injusto y eterno castigo.

Atentamente: MiguelSpeare

[Miguel Hernández]





Poesía: Sorpresa para el CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora