Capítulo 17 : Infierno

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Después de haber corrido al rededor de media hora llega a una carretera, de casualidad una patrulla andaba haciendo su ronda pues ya la denuncia de que dos mujeres habían sido secuestradas estaban por todas partes.

Los dos policías la socorren llevándola a la comisaría, dónde le llaman a Nicolás avisando que una de ellas apareció. Quien con rapidez acude al sitio.

- Paula -grita al llegar y corre a abrazarla- Gracias a Dios estás bien -besa su cabeza

- Fue horrible -solloza en su pecho

- Y mi mamá dónde está? -la busca con la mirada

- Ella no pudo escapar, Matamoros junto con unos policías están yendo al lugar -lo ve

- Debieron esperarme, te hicieron algo? -la ayuda a sentarse

- No -mira el piso- Tu mamá no permitió ni que me golpearan, ella se sacrificó por mi -su voz se quiebra

- Ven aquí -la trae a el sobando su espalda

En el Granero.

- Serás imbécil -le grita Amado- Como te descuidas de esa manera Braulio

- Como iba a adivinar que tomaría las llaves -se queja

- Esto es tu culpa, así que resuelvelo, busca a la chica y matala entendiste -se da la vuelta- Y mata a Altagracia también, no me gustan las mujeres demacradas y acabadas -se va

- Como diga jefe -dice irónico y entra buscándola con la mirada- Le llegó la hora Doña -se burla y va a ella- Te pareció muy chistoso liberar a tu nuera no? -la levanta por el brazo

- Irán tras ustedes, yo que tu desaparecía ya -lo ve

- Y lo haré no te preocupes -sonríe- Pero primero tengo un último encargo que cumplir -le da una cachetada que la tira al suelo de nuevo- Alguna última petición? -acerca el oído a ella- Uhm creó que no -dice al no escuchar palabra alguna- Saludame a todos allá en el infierno quieres

Comienza a patearle con fuerza el estómago, sacando una que otra queja de ella incentivandolo a patearle más, quería que sufriera, Altagracia intenta hacerse bolita para protegerse pero de nada servía.

Podía escuchar los latidos de su corazón junto con las sirenas de los policías, desorientada veía los pies de Braulio impactar en ella una y otra vez hasta que se detiene y huye del lugar dejando la puerta abierta.

Respirar se estaba tornando una tarea difícil y más al intentar moverse, tose sintiendo el gusto metálico en su boca, con esfuerzo logra ponerse boca arriba.

La poca luz se mete por la puerta, el día estaba nublado, había olor a lluvia no tardaría mucho en llegar, escucha las puertas de un coche golpearse, la voz de Matamoros gritando su nombre y sus pasos.

Segundos después la puerta del granero se abre del todo azotandose contra la pared, escucha su nombre una vez más pero esta vez con más fuerzas.

- La ayuda ya viene -con delicadeza la levanta- Quédate conmigo Altagracia

- Matamoros -sonríe débil- Me encontraste

- Siempre la voy a encontrar -acaricia su mejilla- Para eso estoy no?

- Paula está a salvo? -tose expulsando gotitas de sangre

- No se esfuerce -la sienta- Y si ella se encuentra bien junto con Nicolás

- Me alegro -cierra los ojos- Tengo frío -susurra

- Si la temperatura está bajando -la cubre con su saco

- O yo estoy muriendo -ríe bajito

- Eres inmortal no digas estupideces -la carga saliendo del granero

- Y por que siento que estoy muriendo -se acomoda en su pecho

- Es sólo que llevas días sin comer tus galletitas zele, te estás desintoxicando -bromea

- No tienes un poco? -le sigue el juego

- No -ríe y la acuesta en la camilla de la ambulancia- Iré con ella -le avisa al paramédico y se sube

De camino al hospital, Matamoros no suelta su mano incluso cuándo ella queda inconciente, al llegar la atienden de emergencia.

Como no podía pasar se queda en la sala de espera, Nico llega unos minutos después junto con Paula, la espera se hizo eterna, nadie decía nada.

Ningún doctor o enfermera se dignaba a salir con noticias, la recepcionista estaba cansada de decirles lo mismo "aún no hay noticias, es mejor que esperen que un doctor salga con noticias"

Los minutos se convirtieron en una hora, esa hora en dos y así hasta que la noche llegó, ya la desesperación era mucha, lo último que supieron es que la habían llevado a quirófano.

No sabían por que, sólo que era muy importante que las cosas se hicieran ya, Nicolás firmó el papel dándole permiso a los médicos para operar y seguían esperando noticias, hasta que una enfermera con ropa de quirófano apareció.

Y si todo fuera diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora