Capítulo 22 : Invita no?

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Un mes y una mañana entera después...

- Te dije que mezclar tacos, quesadillas y chocolate no te iba hacer nada bien -dice Fernando desde afuera

- Parecía buena idea -murmura con la cara en la taza del bañó

- Para quién? -ríe- Te hubieras quedado con lo salado y ya mujer

- Ya déjame vomitar en paz -se queja sintiendo los ascos de nuevo

- Estás tirando mi dinero por el excusado, lógico que te jodere en venganza -se apoya en la puerta

- Eres insoportable -respira hondo

- Sabes aquí pensando -juega con su barba- No será que saliste con tu domingo 7?

- No -dice y continúa vomitando

- Aja se nota -ríe

- Cállate -le jala y va abrir la puerta- No digas estupideces

- Lavate la boca primero -ríe

- No puedo estar embarazada -se la lava- Es imposible -dice con el cepillo de dientes en la boca

- Eh no, tu y yo sabemos que no es imposible -se cruza de brazos- Y menos para ti que te devoras a Matamoros todas las noches para luego correrlo -ríe

- Existen las pastillas anticonceptivas y el condón -se enjuaga

- Ambos se pueden olvidar, el condón se puede romper -da de hombros- Eres muy olvidadiza seguro se te paso tomar la pastillita -la ve

- No -niega saliendo- Eso no -se sienta en la cama

- Por que no -ríe

- Por que es imposible -dice ya histérica- No estoy embarazada y no lo repitas -lo señala- Sabes la guerra que se va armar aquí?

- Claro que me la se -se tira al sofá- Pobre Matamoros -ríe

- Por que todo me tiene que pasar a mi -se acuesta masajeando su cabeza

- Por pendeja -piensa- Por calenturienta, Por golosa -enumera- Por...

- Ya entendí -lo corta- Podrías dejarme solá? Necesito pensar 

- Claro -se levanta- Haz tus cuentas Sandoval -ríe yéndose

- Idiota -se queja pero eso mismo hace

Se tranquilizó más cuándo se dio cuenta que le debía bajar en está semana, sacó la idea loca de estar esperando y siguió con sus cosas.

Para su mala suerte, como ya es costumbre, pasó la semana sin recibir la visita de Andrés, ahora si, ya preocupada, decide ir a consultar.

Matamoros la llevaría al hospital, se quitaría la sangre seguramente andaría más mareada que en toda la semana.

En lo que ella va al laboratorio, se sienta a esperarla, unos minutos después sale con una curita de la sirenita en el brazo, pálida y algo desorientada.

Se levanta para que lo viera y ella va a su dirección, se quedan a esperar que la llamarán, le consigue café pues la espera se estaba haciendo algo larga y para pasar el rato se tomaron unas cuantas fotos.

- Ay esa no -se queja- Salgo con los ojos cerrados

- Pero me gusta tu pose -ríe- Muy original

- Me estaba haciendo a la payasa pero se me olvidó abrir los ojos, borrala -toma de su café

- No -sonríe guardando su teléfono- La guardaré para mi

- Me vas a chantajear con ella luego? -se le acerca

- Puede ser -da de hombros

- Que malo -le pega volviendo a su lugar

- Y por que creés que te andas sintiendo mal -se acomoda

- Comó fatal -ríe- No me sorprendería estar enferma -rogaba que fuera eso

- Bueno en eso te doy la razón, por ahora sólo quieres comida chatarra -juega con su reloj- Es raro siempre cuidaste de tu alimentación

- Bueno es que -piensa- La culpa lo tiene David, no debió de darme pizza la otra vez, recaí y comencé a comer mal -da de hombros

- Pero siempre tuviste fuerza de voluntad -la ve

- Corazón -se gira viéndolo- No tengo fuerza de voluntad desde que estoy contigo -ríe

- Pues -termina concordando- Tienes razón

- Siempre la tengo -sonríe

- Pero deberás comer mejor -ríe- Seguro te darán dieta, vitaminas y una rutina de ejercicios

- Espera, espera, espera -deja el café en la mesita- Me estás diciendo gorda? -lo encara

- No es lo que yo dije Sandoval, no vayas a poner palabras en mi boca -mueve el dedo índice mientras habla

- Que insinúas eh? -se cruza de brazos 

- No insinue nada -rueda los ojos

- Mirame -se levanta- Te parezco gorda? -gira con lentitud- A ver dime

- Da otra vuelta porfa -sonríe admirandola- Pues no, no lo estás

- Ves, ya no digas estupideces entonces -coloca las manos en su cintura

- Sólo tienes un poquito de pancita, nada más -come de sus galletas 

- Cómo que pancita? -va a un cuadro grande del hospital y se ve allí- Dónde?

- Tus senos no dejan que la veas -ríe- Ponte de costado

- Es por que aún no desayuno -dice al verla- Ya me inflame del hambre

- Se puede? -ríe

- Claro que si tonto, por algo te lo estoy diciendo -rueda los ojos- Te pasas deberás -se sienta a su lado- Invitame tus galletitas no?

Y si todo fuera diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora